Extrañar.

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ㅡ¡Iré a comprar, enseguida regreso!ㅡ Avisó, tomando un abrigo del perchero.

ㅡ¡De acuerdo, trae chocolate para Lili que dijo que quería pero no tuve tiempo de ir hoy!

Asintió y salió.

ㅡ¿En qué momento comenzó a lloviznar?ㅡ Preguntó, como si el cielo fuese a responderle.

Su campera no tenía capucha y era delgada, no lo cubría mucho, pero la llovizna tampoco era tan fuerte.

Estaba nublado y la brisa fría chocaba con su rostro, un clima lindo para simplemente dormir. Y aunque sus madres lo habían sacado de su zona de confort, era agradable.

Caminó mucho, para su pesar la lluvia sí se había largado. Era raro, porque en meses no lo hacía, en meses el cielo dejó de llorar. Pero hoy, hoy parecía querer descargarse. Nada más que justo en el momento que él ni paraguas llevaba.

ㅡSunghee, hola.

ㅡ¡Jungmo! Es bueno verte por el barrio, hace tiempo no venías por aquí ¿estás de visita en lo de tus madres?

ㅡ Así es, y de hecho me mandaron por chocolate. Yo quiero un pastel ¿Te quedan? De esos pequeñitosㅡ Inquirió, levantando la vista.

ㅡ¡Por supuesto! Hay de casi todas las variedades, ¿cuál quieres?

ㅡ Chocolate y almendras, por favor.

La chica asintió y se perdió por las paredes del negocio extenso. Al volver tenía en manos uno de esos mini-pasteles.

ㅡTe lo pondré en una cajaㅡ Avisó mientras realizaba maniobras por todos lados, buscando lo dichoㅡ ¿Cómo está Minhee? Hace mucho que tampoco lo veoㅡ Preguntó con total inocencia, siendo ajena a todos los acontecimientos que han ocurrido.

ㅡ O-oh... Minhee.

Rascó su cabeza, escuchar su nombre de otros labios lo hacía sentir triste, escuchar su nombre en voz alta lo hacía sentir cerca de alguien que ya no estaba. Del cual ya no sabía nada.

ㅡ No lo séㅡ Habló, sintiendo pesar por elloㅡ Su madre y él se fueron, creo que hasta hoy no... No se sabe nada de ellos.

ㅡ Oh, sí, creí que se mantenían contacto p-pero, bueno. Aquí está lo que pedisteㅡ Notablemente avergonzada, entregó su pedido.

Pagó y se marchó.

Era increíble como el pensar por momentos en él le daba un ápice de felicidad con una calidez que era tan... Triste. Era eso; tristeza y felicidad.

Quizá su mención lo hizo girar entorno a su pasado, porque los pensamientos fueron inevitables.

Un día simple se fueron, sin comentarlo, era como si hubiesen desaparecido de la faz de la tierra. No sabía cómo sentirse, si triste o tranquilo. Pero fue más tristeza que otra cosa, extrañaba su presencia. Aún si no hablaran más o no se relacionaran como los mejores amigos que eran, con el solo hecho de verlo Jungmo se sentía bien.

Pero ni siquiera eso.

¿Qué había sido de su vida? ¿Estaría feliz?

Un nudo se formó en su garganta. Pese a absolutamente todo, lo extrañaba tanto.

Es decir, uno no deja de querer del día a la noche. Con él no era diferente.

El rencor no era opción, nunca fue una persona rencorosa y lo agradecía. No odiaba a Minhee, nunca lo hizo. A pesar de tantos problemas entre ellos, él solo deseaba que sea feliz, no lo culpaba por no sentir lo mismo.

Odiar y amar eran palabras distintas. Y él seguía amándolo.

ㅡ¿Un pastel? ¡Ay, es un pastel!ㅡ Gritó su madre emocionada.

ㅡ¡Vamos a comer! ¡Lisa amor, baja ya!

Luego de tantos meses, se había resignado a no superar, ya que, no lo consideraba necesario. ¿Por qué? Fácil, si era un primer amor, el recuerdo siempre estaría allí, y si no lo era... Se daría cuenta. Pero claro que lo era.

Superarlo no estaba en sus planes, seguir con su vida normal sí.

Minhee, te extraño.

¿Qué harás cuando terminen de desempacar?

ㅡSaldré un rato, Jun.

¿A recordar tus viejos tiempos?

ㅡ¡Solo pasaron siete meses! ¿Y me tratas como un viejo?

Se escucharon risas.

ㅡYa te extraño Mini, ¡iré en cuanto pueda, hermano! Cuídate, debo colgar ya. ¡Adiós, te quiero!

ㅡAdiós Jun, presta atención a tus clases.

Habían vuelto, su madre logró resolver el asunto con sus familiares. Y pese a ser un lío, se vio de imprevisto quedarse allí por unos meses más.

Fue muy difícil que aceptaran su pase para otra Universidad, lo tacharon de irresponsable y otras cosas, pero al final de explicarle el tema delicado, accedieron muy pesadamente.

Ocurrieron tantas cosas que, aunque su madre no supiera, salir de allí fue como renovarse por completo. Había sido bueno el recapacitar, el respirar y ordenar sus ideas.

Terminó más rápido de lo que pensó. Su habitación era la misma, todo estaba como lo dejaron.

Ya extrañaba vivir ahí, extrañaba su entorno, su vida, a sus amigos, a...

Jungmo.

Extrañaba a Jungmo.

No era lo mismo, ver las imágenes en su teléfono no era suficiente, necesitaba tacto, abrazarlo y sentirlo.

Estaba seguro de haberlo perdido, pero ya lo ocurrido en un pasado no importaba, en ese momento ya no, él lo necesitaba tanto.

El ver atrás solamente le servía de lección, no podía cambiar nada. Por eso aprendió de cada uno de sus errores.

Fue rápido el momento en el cual se duchó y salió de su casa, donde fue guiado por sus piernas (y corazón) hasta ser posicionado frente a su puerta.

Si había una gota de amor aún, si el tiempo no jugó en contra, si la vida aún lo quería, Minhee lo iba recuperar.

Pero esperaba ser escuchado a pesar de no merecerlo.

Esperaba una oportunidad, diminuta al menos.

he ✧ minimo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora