La castaña se mira al espejo sin ninguna expresión en su rostros mientras analizaba su cuerpo.
¿Qué podía decir o hacer?
Era una adolescente más de montón, insegura, grosera y enojada.
Sobre todo rota, tratando de mostrar una faceta inquebrantable frente a todos, retando a su padre o la nueva familia de él; rogando indirectamente por atención.
Cuando la castaña sale de la habitación para empezar a bajar las escaleras, rueda sus ojos al observar a la mujer de su padre al principio de esta, como si la esperase. Pero solo la analizaba sin decir nada, pero no era necesario, su rostro hablaba por ella.
Y el sentimiento era recíproco.
Era notable el odio mutuo, y ambas sabían con certeza que eso jamás cambiaría.
Sin embargo, Atarah era consciente que ignorarla era lo mejor que podía hacer, pero al parecer la adulta no lo sabía, y escuchar las toscas palabras saliendo de la boca de la mujer hicieron que la sangre de la castaña se calentase.
—Tú padre y mi hija están en la empresa, alguien debe aprender el negocio familiar ¿No?—La castaña suspira, tratando de mantener la calma, podía soportarlo; se repite una y otra vez—Ella es muy buena haciendo planos, creo que será igual a tu padre, quién diría que la persona que no es su hija lo sea más que la verdadera.
—¿A quién le importa tú hija?—Cuestiona con ironía antes de salir de la puerta molesta, pudo jurar que el portazo se escuchó por todo el vecindario.
Odiaba a esa mujer.
Cuando la neoyorquina entra a su auto, golpea el volante con furia antes de apoyar su frente contra este y cerrar sus ojos para pensar lo mucho que su vida había cambiado en meses.
Aún imaginaba regresar a New York, salir con sus "Amigos", recorrer los parques o comer en cualquier establecimiento callejero; después de todo, eso era mejor que estar en casa con su madre adicta, o al menos... lo era hace unos meses antes de perderla.
Al igual que ella, solo quería salir de ahí y desaparecer.
Algunas lágrimas amenazan por caer de su rostro, y niega tratando de limpiarse la primera gota salada que recorre su mejilla, y tal vez por obra del destino, la castaña ve hacia el asiento del copiloto.
Sin pensarlo la toma y lee, "Cobra Kai" , mira hacia arriba antes de suspirar pesadamente, tal vez volver a intentarlo le haría bien.
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—Lo siento—Escucha cuando una mano se posa sobre la de ella.
La castaña mira a su lado y frunce el ceño, apartando la mano del pomo de la puerta. Una desaliñada la miraba también, pero por mucho; Atarah sabía que la chica trataba de ocultar su vergüenza.
—¿También te inscribirás?—Cuestiona la chica de ojos verdes hacia la rubia, quien se encoge de hombros y retoma su postura rápidamente con algo de confianza.
—Quiero saber si este Dojo es tan bueno como lo describen—Pregona con una sonrisa, contagiando a la otra adolescente—Soy Tory, con Y—Se presenta, ladeando su cabeza de arriba abajo.
—Atarah, con h—Recalca tal como lo había hecho –la ahora conocida–, Tory —Bueno...—Abre la puerta sin más—Después de ti, Tory con Y—Le dice, y Tory ríe antes de entrar al Dojo, seguido de la Duke.
—...¿Quién se anima a vencer al campeón?—Escuchan cuando entran al establecimiento, al parecer las prácticas habían empezado.
Pero no fue una sorpresa para la neoyorquina, ella siempre llegaba tarde a todo.
—Una de nosotras lo hará—Responde la castaña con seguridad, elevando el tono de su voz para que todos la escucharan, y así fue; los presentes no tardaron en voltearse hacia ella.
Tory sonríe con burla hacia la castaña, la chica le agradaba.
—¿Así que lo harán, huh?—Vocifera Jhonny hacia ella— ¿Cuál de ustedes será?
—Yo me animo—Interrumpe la de ojos verdes con arrogancia, ganándose una carcajada por parte del rubio con Gi complemente negro.
—¿Y luego tu amiga te rescatará?—Se escucha entre las personas, pero no tarda en ser silencio por el sensei.
—Vi su presentación en el festival, fue un lindo espectáculo... ¿Pero sabrán pelear?—Increpa Tory hacia la Atarah con burla para tratar de tranquilizar, pero la de ojos verdes no lo necesitaba, confiaba en ella y en todo lo que había aprendido de la calle o su madre.
—Eso parece un desafío—Pregona Jhonny dudoso.
—Me gustan los desafíos—Admite la neoyorquina, mirando sobre el hombro del rubio para buscar al "ganador" del que tanto hablaban en ese lugar—¿Cual de todos estos tonto es su campeón?
Jhonny asiente mientras se voltea para darle la espalda a las chicas.
—¡Señor Diaz!—Llama—Muestreles a las señoritas de lo que se trata Cobra Kai.
—Buena suerte—Murmura Tory cuando las personas empiezan hacer un círculo al rededor del tatami.
—¿Tú eres el campeón?—Cuestiona con burla e intriga cuando visualiza a un pelinegro con aspecto poco fornido y rasgos latinos.
—¿Tú estás segura que quieres hacer esto?—Pregunta con preocupación, cansando a la adolescente, quien levanta su pierna derecha para patear el pecho del chico y desestabilizarlo—Muy bien, aquí vamos—murmura.
Los golpes por parte de ambos adolescentes van y vienen, Miguel lanzaba sin querer lastimar a la chica, ¿y Atarah? Ella solo buscaba descargar toda su furia.
—¿No lo viste venir?—Le dice Miguel cuando la castaña cae al suelo, enojando a la chica, ¿Quién era? ¿Pietro?
Para sorpresa de todos, la delgada y pálida chica se levanta con agilidad y tacklea al latino sin dudarlo, Miguel suelta un jadeo adolorido cuando su cuerpo choca contra la colchoneta.
—¿Eso lo viste venir?—Cuestiona, mirando desde arriba al pelinegro que solo frunce el ceño antes de enredar su piernas con las de la chica para tumbarla en el tatami.
—Tal vez—Responde, levantándose del suelo para extenderle la mano a la chica con una sonrisa—Soy Miguel—Se presenta educadamente.
—Atarah—Indica, tomando la mano del chico para jalonearlo hacia el suelo y hacer una voltereta al rededor de Miguel para quedar sobre el mientras le ponía el brazo derecho detrás de su espalda—Y esa de ahí es Tory...—Señala, con el latino aún en el suelo—con una Y.
Jhonny y Kreese se miran a la par curiosos, si la rubia que había entrado con ella era igual o mejor, se habían ganado la lotería.
