Lan Wanji un cachorro de apenas seis años escapó de su hogar luego de que la persona que más amaba se fue dejándolo sólo con su estricto tío que tenia sometido a su hermano y a su padre, que parecía no quererlo.
Creyo que su vida iba a terminar cua...
La primera en llegar al Hanshi fue Chen XianLi, por costumbre la novia debía esperar a su esposo preparada para la noche de bodas.
El cuarto estaba decorado con telas rojas y todo tipo de decoración de los mismos tonos que lo hacían ver realmente hermoso. La cama tenía telas con bordados dorados de nubes y gorriones colgando de la parte superior de la estructura. El colchón estaba cubierto con sábanas en color carmesí y una manta que hacía juego con las almohadas. Todo estaba perfectamente puesto para que donde sea que se viera hubiera alguna decoración. Pero lo que realmente llamó su atención fue el vestido casi transparente, con bordados dorados y algunas piedras brillantes sobre ellos, colgando de la pantalla de bambú donde debía cambiarse. Sabía que debían ponerse aquel traje pero sus miedos de que si estaba bien o si no se vería ridícula con el rondaban en su mente. Pero además de eso, estaba el pensamiento de que esa noche se entregaría a su esposo. Se había preparado mentalmente todo el camino a la secta pero ahora, a unas hora de que ocurra, los nervios la dejaban ahí, inmóvil en la gran habitación. Si le decía a Xichen que no estaba lista seguro la entendería y la esperaría como le había dicho antes pero tenía el presentimiento de que se arrepentiría luego porque ahora era el momento especial donde debía hacerse. Esta sería una forma de demostrarle lo mucho que lo ama y de lo agradecida que esta de tenerlo en vida. Él lo merecía, después de todos los buenos momentos que pasaron juntos en sus viajes y visitas a su secta. Era el esposo que nunca imagino tener y debía atesorarlo de la misma forma que él lo hacía.
Con eso en mente se fue hasta el tocador que había en la habitación y, con ayuda de sus doncellas, se retiró todos los adornos que tenía su cabello para que lo peinaran y lo recogieran en una sencilla media cola sujetada con aquel hermoso broche que Xichen le regaló en su cumpleaños y guardo hasta este momento.
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