Capítulo 17

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GALA

La terraza del departamento me da una gran despedida, el sol de Los Ángeles luce tan brillante, voy a extrañar este calor.

—Amor, ¿estas lista para regresar?

Noto sus pasos a mi espalda y luego sus brazos en mi cintura, su aroma a flores me inunda las fosas nasales, un aroma que nunca me voy a cansar.

—Sí —pongo mis manos en las suyas—. Y más para presumir a la mujer que tengo a mi lado.

— ¿Crees que tus amigos me acepten? —su voz está llena de dudas.

—Oye, Vanessa y Ebba te aceptaron, solo ellas son mis amigas y ya.

— ¿No hay más amigos?

—Había uno más, pero no sé nada de él —digo pensativa.

—Algo me dice que nos espera una gran aventura —deja un beso en mi hombro y se aleja.

Me doy la vuelta, Aura está acomodando las maletas, listas para irnos, para dejar este lugar que fue nuestro hogar por un corto tiempo.

— ¿Te gustaría... —se desabrocha un botón de su blusa y sin pensarlo me acerco para besarla y despedir el lugar como se debe.

***

Pasamos por todas las seguridades del aeropuerto, tomo la mano de mi compañera para ir por nuestras maletas.

— ¿Le avisaste a...

— ¡Gala!

El grito de las chicas me hice girar, las miro y ellas sonríen mostrando un cartel de bienvenida y me rio.

—Ve con ellas, yo espero las maletas —me doy la vuelta para verla.

—Pero...

—Pero nada, necesitas tiempo con tus amigas —me guiña el ojo y camino hacia mis nenas.

Nos abrazamos entre risas y unas cuantas lágrimas que se le escapa a Ebba.

—Wey, me dio alergia tu perfume —bufa y me rio.

—Entonces no sabes reconocer un buen perfume —le doy un pequeño golpe en el hombro y ella me mira con una sonrisa—. ¿Qué tanto ha pasado? —las miro detenidamente.

—Emmm —se rasca el brazo, señal de nervios—. Digamos que...

— ¡Gala! —siento que unos brazos me elevan y me abrazan.

Mi cabeza se encuentra con un pecho muy fuerte y la colonia tan exquisita me llega a mis fosas nasales.

—Me estas asfixias, idiota —murmuro sintiendo su pecho vibrar, me baja lentamente y levanto un poco la cabeza para mirar esos ojos azules tan alegres.

—No has cambiado en nada —muestra su sonrisa típica.

—Claro que no, igual que siempre —guiño el ojo y miro a las chicas—. Me hubieran dicho.

—Él quería darte una sorpresa —se encoge de hombros.

Arte, vi este llavero... —hace una pausa y me mira—. Hola, tú debes ser Gala, soy Samuel, mucho gusto —me extiende la mano y la acepto.

— ¿Samuel? —miro a Ebba con una ceja levantada y se sonroja.

—Es un amigo —dice sin importancia y Samuel bufa.

—Todavía no se da cuenta —me guiña el ojo y se acerca a Ebba, le entrega un llavero y ella lo toma sonrojada.

—Amor —me llama Aura y la miro que está detrás de mí con nuestras maletas, tomo mi maleta y hago que se acerque.

Amores InfernalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora