Capítulo 8

254 23 0
                                    

Advertencia: capítulo con contenido +18

SAMUEL

— ¡Samuel! —grita cuando entra a la habitación.

—Sabes, me podía estar dando placer —lo regaño y él bufa.

—Creo que eso ya no funciona en ti —se burla—. ¿Listo para la fiesta? Aunque solo sea familiar.

—Claro, no hay problema —le sonrío.

Mis padres no eran muy unidos, cuando vieron que había internados no dudaron en mandarme en uno y para la universidad me mandaron muy lejos de casa, cuando conocí a Adler, que es un chico muy arrogante que a la primera te cae mal, pero después miras lo que es en verdad, te das cuenta de que eso solo es el exterior, él es un gran chico y que me dio un hogar cuando ninguno de los dos tenía.

Los dos bajamos al comedor lleno de comida y postres, ahí están mis padres adoptivos, me abrazan y me felicitan.

—Vamos a comer —anuncia Wanda y cada quien nos sentamos, el timbre suena—. Yo abro —dice pero Adler la interrumpe.

—No, mamá, yo lo hago —se levanta, todos nos quedamos en silencio hasta que escuchamos que la puerta se abre.

— ¿Chicas? —pregunta confundido haciendo que los señores me miran confundidos.

—Un poco de diversión —digo divertido y ellos ríen.

Unas chicas aparecen en nuestro campo de visión, Ebba y Vanessa junto con Adler que mira de reojo a Vanessa y ella sonríe como si nada.

— ¡Chicas! —grita Wanda emocionada y abraza a las chicas, ellas le regresan el abrazo.

Me pongo de pie junto a Ritter, dejo que el último salude a las chicas y Ebba me mira divertida.

—Feliz cumpleaños, Samuel —dice alegre y me entrega una bolsa pequeña.

—Gracias, arte —tomo la bolsa.

Miro a Vanessa, esa chica la he visto... Claro, es la que chocó con Adler y él casi la atropella.

—Samuel, ella es Vanessa —nos presenta Ebba y tomo la mano de Vanessa para darle un beso.

—Feliz cumpleaños —dice media burlona, igual que Adler.

—Chicos, vengan a comer que luego se va a enfriar la comida —dice Wanda y le hacemos caso.

Dejo los regalos en la mesa donde están los otros y nos sentamos, Ebba se sienta a mi lado y Vanessa a un lado de ella quedando enfrente de Adler, que por cierto, no la ha dejado de ver y ella se da cuenta por qué no deja esa sonrisa burlona.

—Dicen que si miras demasiado a una chica, te quedarás ciego, cariño —dice Wanda y nos reímos menos Adler.

—Tenía la vista perdida —susurra.

—Qué casualidad —le responde su mamá.

ADLER

Mataré a Samuel, ¿por qué no me dijo nada?

— ¿Qué tal el novio, Vanessa? —pregunta mi mamá después de recoger los platos vacíos de comida, levanto rápidamente la cabeza que siento que mi cuello se salió del lugar y Samuel me mira divertido.

— ¿Eso se come? —pregunta divertida y Samuel fue el primero en reírse.

—Hay diferentes maneras de comerse al novio —dice en doble sentido.

Amores InfernalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora