XXX. Este capítulo contiene acto sexual.
―Quizá estemos finalmente de acuerdo en algo, Candice ―murmuró Terrence tomándola de la cintura y apretándola contra su cuerpo.
―¿Ah, sí…? ―preguntó, perdida en esos cautivadores ojos zafiros.
―Como tú no piensas compartir tu cuerpo si hay otras mujeres, entonces, yo no compartiré el mío si tienes la idea de experimentar con otros hombres. Ella sonrió de medio lado. ―Tal vez no solo sea eso ― siguió Terrence mientras él bajaba las manos hasta los muslos para instalarla a impulsarse hacia arriba; ella le rodeó la cintura con las piernas, y se aferró a su cuello con los dedos entrelazados tras la nuca.
―Puede que no esté preparada para hacer algo más que lo que ocurrió en mi habitación antes de la cena de esta noche ―dijo Candice, mientras era llevada por una vía, que no había recorrido antes del palacio, en medio de la completa oscuridad que los abrigó de repente. Podía oler el aroma de las flores, pero el sonido de la gigantesca fuente de agua quedaba muy lejano. Sintió curiosidad.
―Después de escuchar cómo gemías mi nombre hace unas horas, estoy seguro de que podemos trabajar en esos detalles que comentas y ayudarte a estar más que preparada ―replicó―. ¿Qué tal si por esta noche dejas que yo me encargue de todo? ―preguntó, mientras abría la puerta principal de su espacio. Las velas estaban encendidas, y colocadas estratégicamente alrededor. Terrence dejó con suavidad a Candice en el suelo, y no dijo ni una sola palabra mientras notaba cómo ella miraba con curiosidad todo a su alrededor. Al cabo de un instante, lo miró con los ojos abiertos de par en par, y Terrence no sabía hasta ese instante que había estado conteniendo la respiración; esperando su respuesta sobre el sitio más privado del Rey, por qué allí era Terrence simplemente, sin responsabilidad, ni ministros detrás de él todo el día. Un espacio que jamás había visitado ninguna otra mujer.
―Este lugar es precioso, Terrence ―dijo mirándolo a los ojos.
―Gracias ―asintió aliviado. No entendía por qué le importaba mucho la opinión de Candice. Esa mujer lo descontrolaba por completo.
―No existía esta parte cuando vivían mis padres ―murmuró Candice, meditandolo.
―Lo construí hace tiempo ―dijo Terrence con las manos tras la espalda ―. Vengo aquí cuando estoy agobiado. Me gusta la privacidad que me ofrece y no tengo a un grupo de personas preguntándome cosas cada tanto ―confesó. El gesto la conmovió. No necesitaba que le dijese que ella era la primera persona a quien le daba acceso a ese lugar, en especial si consideraba que su esposo era bastante reservado, y parecía un poco ansioso por escuchar su opinión. Candice creía que pocos podían aseverar que conocían a ese hombre al revés y al derecho. Ella no osaría contarse entre ese pequeño número, aunque no por eso perdería ocasión de intentarlo. Tal vez, Terrence fuese su enemigo, pero a medida que pasaban los días, el odio que había sentido y las emociones con respecto a su esposo parecía diluirse. La opinión que tenía de él iba desapareciendo, en especial si tomaba en cuenta todo lo que había visto y escuchado durante sus viajes alrededor del país.
―¿Por qué me has traído aquí…? ¿Por qué yo…? ―le preguntó con cautela.
―Porque eres mi esposa.
―¿Habría venido la princesa Susana? ―preguntó enarcando una ceja. Él sonrió.
―Candice, ¿necesitas un cumplido? ―Ella negó y se encogió de hombros―. No puedo explicarte por qué eres tú, y no otra persona. Barajar hipótesis cada dos por tres es extenuante. Estás aquí, tú, al final eso es todo lo que debe importarnos.
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LA ÚLTIMA ROSA DEL PORTAL
FanfictionLa princesa Candice White Andley, prometió vengarse de Richard GrandChester, por la muerte de sus padres y hermanas. Sin embargo el Rey Richard GrandChester a muerto, y ahora en su lugar está su hijo Terrence. Todos creen que la princesa Candic...