Día 9 - Mensajes

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La noche había dado paso al día, poco a poco Horacio fue abriendo los ojos, sentía como los rayos del sol se adentraban en la habitación, miró a su alrededor, se había quedado dormido con la sensación de la suave mano del comisario sobre la suya. Seguramente este se había retirado una vez que cayó dormido.

No habían hablado, sus vistas se mantuvieron fijas en la bóveda celeste, mientras se sumían en sus pensamientos.

La noche anterior, al ver al comisario a su lado, habían despertado varias emociones que creía ya muertas, o al menos encerradas bajo llave, estas salieron a flote, resurgiendo con más fuerza, como se fueran llamadas por una fuerza de atracción inexplicable, pero debía ponerlas en orden antes de efectuar una charla con el comisario, por eso no quiso que Volkov hablara, dudaba de su capacidad para responderle.

Una vez se incorporó con algo de dificultad, posó su vista sobre la mesita que se encontraba a un lado de la cama, había un objeto que no estaba anteriormente, un móvil, con aspecto nuevo se encontraba allí. Daba gracias a que la mesa estuviese en su lado derecho, pudiendo estirar su brazo para tomar aquel objeto.

Acomodó el teléfono móvil sobre su otro brazo, para poder manipularlo, ya que su brazo izquierdo era completamente inútil con semejante cascarón, además aún le dolía un poco, por lo que lo mantendría quieto.

No era su celular, después de todo, aquel había sido desechado cuando era trasladado por los mafiosos.

Presionó su dedo sobre la pantalla, logrando que esta se encendiera, mostraba un fondo por defecto, parecía un celular recién comprado, sin embargo, en la casilla de mensajes se podía ver que había uno sin leer.

Posó su dedo nuevamente en la pantalla, esta vez para entrar a la casilla, el mensaje era de un número desconocido, pero que le resultaba bastante familiar, sin pensarlo dos veces, lo abrió.

"Avísame cuando despierte. V" Era lo único que decía, Horacio supo de inmediato quién había sido su emisor. Rápidamente respondió con un "Ya estoy despierto".

La puerta de la habitación fue abierta unos minutos más tarde, mostrando allí a tres personas.

Willy, Collins y Miller se mantenían de pie en frente de Horacio.

- Hostia hombre, si que te dieron una paliza - Collins fue el primero en hablar, dando por hecho lo obvio. Horacio sonrió, este hombre era ocurrente.

- Me alegro que este bien H - dijo Willy, se notaba que había estado preocupado.

- Lo mismo digo - expresó Miller, secundando lo dicho por el oficial de la LSPD.

- Dicen que hierva mala nunca muere - fue la respuesta del agente colocando una sonrisa de lado. Los tres oficiales lo quedaron mirando, nunca perdería su sentido del humor.

- Bueno - dijo Miller - en vista de que ya estás despierto, y mucho mejor que ayer, venimos a hacerte las preguntas de protocolo.

El semblante de Horacio se oscureció, dando paso al agente del FBI.

- Ellos pensaron que era de otra banda – comenzó, antes de que pudieran hacer alguna pregunta.

- ¿Cómo? - dijo Collins.

- Al parecer, el primer disparo fue efectuado por algún miembro de una banda rival que quiere hacerse del mercado de armas, cuando entré a la sala, pensaron que estaba con ellos - prosiguió- en ningún momento supieron que era un federal. Aproveché para confundirlos y hacer que se enfrentaran entre ellos, será más fácil capturarlos así.

- Macho eres un genio - aplaudió el sheriff de más bajo rango en la sala.

Miller tomaba nota de lo dicho por el agente, al igual que Willy, quien no separaba su vista de la libreta.

Se mantuvo hablando con los oficiales un rato más, relatando las mentiras que había dicho, cuando estos consideraron que era suficiente información, se retiraron en silencio dejando a Horacio nuevamente solo.

Justo cuando la puerta fue cerrada sintió como el móvil, que se encontraba sobre su regazo, emitió un sonido. Rápidamente lo tomó con su mano menos mala, haciendo que se encendiera y entró al chat para divisar el nuevo mensaje.

"¿Cómo se encuentra?" Fue lo que leyó.

"Mejor" escribió, pero no lo envió, parecía una respuesta un tanto cortante. Pensó unos segundos algo más, hasta que se le ocurrió contar su día o al menos, lo poco que habia pasado dentro de esas cuatro paredes. "Acaban de irse Collins, Miller y Willy, querían saber que había sucedido, supongo que Willy lo pondrá al tanto" apretó en enviar.

Un nuevo mensaje llegó en cuestión de segundos, "Disculpe mi ausencia en esa reunión. Creí conveniente darle algo de espacio".

El de cresta suspiró ante aquel mensaje, agradeció que el comisario pensará en él, y en como posiblemente se sentía. Quizás el ruso había cambiado más de lo que pensaba, anteriormente hubiese antepuesto su trabajo a los sentimientos de los demás, sin importarle si con ello lastimaba a alguien.

Horacio mantuvo el celular en su mano, jugueteando con él, sin saber que responder, quería decirle que debían hablar, pero estaba aterrado de lo que podía pasar después. Su relación se mantenía en un limbo, en el que Horacio se sentía seguro y no sabía si estaba dispuesto a abandonar esa tranquilidad.

Después de pensarlo un rato, por fin envió las palabras y espero expectante la respuesta del ruso, se sentía nervioso. Pasaron unos minutos hasta que la respuesta llegó "Lo haremos, pero no es el momento, por ahora debe descansar", esas fueron las palabras que necesitó para que toda la ansiedad disminuyera.

Volkov tenía razón, ya habría tiempo para hablar, era momento de afrontar los hechos, él no pensaba huir, no más. 

Volkacio ValentineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora