Día 20 - Agarre de manos

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Tarde pero seguro, disfruten


Horacio había estado trabajando toda la semana en el norte, el constante ataque a los camiones blindados, que llevaban el dinero del banco hacia sus sucursales en la isla, hacían que los sheriffs se mantuvieran ocupados, debiendo recibir ayuda de los federales, al estar faltos de personal.

Un nuevo día se presentaba con otro traslado, esta vez, los blindados eran dos. En uno de ellos se trasladarían Horacio y Collins, mientras que el otro, seria protegido por Ford y O'Conner, ambos seguidos por dos patrullas, en donde iban algunos sheriffs y federales.

- Todo listo – escuchó que decía Collins. Este había revisado el interior de la caja donde estaba el dinero, asegurándose que nada estuviera fuera de lugar.

- ¿Los otros ya están preparados? – preguntó el federal, observando al frente, donde el primer camión estaba instalado.

- Déjame confirmar – el rubio tomó su radio – Aquí Collins, ¿están en sus posiciones?, ¿procedemos al traslado?

- 10-4 – se oyó la voz del otro lado.

Horacio tenía la radio, pero ésta estaba apagada, no le gustaba mucho utilizarla, sobre todo porque era un distractor, sin embargo, consideraba que era un aparato sumamente importante para aquellos momentos, donde un posible tiroteo era prácticamente inminente, por lo que subiendo su mano al hombro la activó.

- Andando – Collins dio la vuelta para subirse del lado del copiloto.

Comenzaron su ruta, atentos a cualquier cosa fuera de lo común. Generalmente, el camino era tranquilo, las rutas estaban algo desiertas, al menos hasta llegar a la ciudad, por lo que sería fácil avistar cualquier vehículo sospechoso, por ello, se pusieron alerta cuando una moto pasó a su lado a alta velocidad.

- Atentos a la motocicleta – escuchó decir al hombre a su lado.

- 10-4 – emitieron del otro lado de la radio – acaba de pasar, siguió hacia el sur, estamos en 10-42.

- Recibido.

El trayecto se mantuvo tranquilo, parecía que no sería el día en que lo asaltarían, Horacio daba gracias por eso, si no tenían inconvenientes podría hacer su 10-10 temprano.

Procedieron a bajar de los vehículos, se encontraban en una de las tantas dependencias bancarias del sur, dejarían allí el dinero que trasladaron, luego, otros camiones se encargarían de movilizarlo hacia los cajeros de la ciudad.

Ingresaron lentamente todos los cofres, mientras, el resto aseguraba la zona, nunca había que bajar la guardia, el crimen nunca descansa. Una vez todo el dinero estaba dentro del banco, procedieron a subir a los camiones ahora vacíos.

- Procedemos a hacer 10-8 – esta vez habló el de cresta, volviendo al camión.

- 10-4 – respondieron todos.

Siempre el trayecto de vuelta era más calmado que el de ida, no corrían riesgo de ser emboscados por cualquier banda que quisiera un poco de dinero fácil, por lo que era común que los oficiales entablaran alguna conversación.

Tanto el federal como el sheriff procedieron a silenciar sus radios, pudiendo así escuchar si algo sucedía, pero manteniendo una conversación privada para el resto.

- Ostia tío – dijo el rubio a su lado – cada día estoy más cansado – se quejó.

- Y que lo digas – el de cresta se mantenía conduciendo tranquilamente – ya no tengo tiempo ni de ir al baño – ambos rieron.

Volkacio ValentineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora