Wɪʀ Wᴇʀᴅᴇɴ Uɴs Wɪᴇᴅᴇʀsᴇʜᴇɴ |ᵃʳᵘᵃⁿⁱ

Capítulo 17

Septiembre de 1944

—Podemos parar y descansar si quieres —ofreció Armin a la chica a su lado. Habían estado caminando durante casi dos horas y media seguidas y Annie parecía muy cansada—. Sé que no dormiste mucho anoche —añadió.

—No, continuaremos. —Ella respondió rápidamente, no queriendo poner a Armin y sus amigos en más peligro del que ya estaban.

—¿Estás segura? —Armin arqueó sus espesas cejas y Annie frunció el ceño.

—Soy mucho más fuerte de lo que parezco —la chica rubia respondió—: Estoy feliz de continuar. Deberías dejar de preocuparte por mí. —Aunque ella no lo haría vocal, la chica encontró que las maneras cariñosas de Armin eran muy entrañables. Ella lo recordaba siendo así incluso en sus días de infancia, y sintió un ligero aleteo en su estómago, contenta de saber que el chico no había cambiado tanto con los años.

—¿Dices que eres mucho más fuerte de lo que pareces? —Eren intervino y Annie arqueó una ceja.

—Podría voltearte boca arriba con un simple movimiento —dijo la rubia inexpresiva.

—Sí, claro —se burló Eren con una sonrisa arrogante—. Me gustaría verte intentarlo. Eres pequeña.

Gran error, pensó Armin, la altura de Annie siempre ha sido muy engañosa.

La actitud de Eren obviamente había encendido algo dentro de la rubia, —Ven a mí —se detuvo en seco y el trío se volvió hacia ella, su rostro era inexpresivo, sin embargo una mirada peligrosa brilló en sus ojos.

—¿Qué? —su solicitud borró la sonrisa de satisfacción del rostro de Eren. No podía creer lo que había oído.

—Dije —la rubia hizo una pausa y un suspiro escapó de su boca como si estuviera casi aburrida—, ven a mí.

—Annie ... —comenzó Armin, pero estaba claro que ella no estaba escuchando— sus duros ojos azules estaban puestos en su amigo.

—Sólo anoche defendí todo lo que desprecias —su acento monótono y pesado solo sirvió para irritar aún más al hombre de cabello oscuro.

—No quiero lastimar a una chica —murmuró Eren casi en voz baja y sus cejas se fruncieron en un ceño fruncido.

—¿Estás olvidando que te apunté con un arma a ti y a Mikasa anoche? —El rostro de Annie permaneció completamente tranquilo—. De hecho —hizo una pausa de nuevo para tomar un respiro y sus gélidos ojos azules se cruzaron con un turquesa enojado—, todavía no estoy convencida de que Alemania perderá la guerra, aunque mi corazón ya no está dedicado a ella.

Sus palabras solo avivaron el fuego que se estaba gestando dentro del chico. En unos momentos, la sangre de Eren estaba en llamas y su rostro se había arrugado en una mueca poco atractiva.

—¡Eren-! —Mikasa gritó,

—N-no- —Armin se apresuró, pero era demasiado tarde. Había caído directamente en la trampa de Annie.

Todo había terminado antes de comenzar. Lo siguiente que supo Eren fue que estaba acostado de espaldas con las piernas en el aire y había un dolor incómodo y fuerte que subía por su columna por el impacto.

—¿Qué... qué fue eso? —el moreno logró tartamudear. El rápido movimiento de Annie lo había enviado a estrellarse contra la tierra en segundos y su cerebro apenas registraba lo que había sucedido. Armin solo hizo una mueca, sintiendo lástima por su amigo mientras el cuerpo de Mikasa parecía tensarse como si de repente se estuviera poniendo a la defensiva.