Capítulo Treinta y dos

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Zee salió de su habitación luego se pasarse dos días aclarando sus ideas.

Estaba decidido a coger sus ahorros y a hacer sus maletas, por si al contarle a su padre que era gay, este no lo aceptaba, entonces se iría se casa.

Willy estaba en el salón leyendo el periódico mientras se tomaba su desayunado.

-Hola hijo, que alegría que hayas decidido salir de tu encierr...

-Papá, hay algo que quiero decirte, ¿Puedes escucharme un minuto?-le interrumpió este rápidamente.

El empresario dejó de leer y lo miró fijamente.

-Claro hijo, yo siempre tengo tiempo para ti, además yo también quisiera decirte algo.

Zee asintió, entonces se sentó frente a este y suspiró profundamente.

-Papá, soy gay- Soltó sin rodeos y sintiendo un gran alivio-...me gustan los hombres y he estado saliendo con chicas para hacer cree que no lo era porque tenía miedo de reacción.

El empresario soltó el periódico, acto seguido se levantó y comenzó a caminar por el salón con las manos a la espalda.

El más joven se levantó también y se preparó para la gran explosión de furia de su progenitor.

-Papá, no te pido que lo entiendas, ya tengo dieciocho años y ese tiempo en la isla, me ha servido para darme cuenta que la vida sin dos días y no merece la pena vivir amargado en la mentira, tan solo por contentar a los demás-Continuó hablando-...tengo ahorros suficientes para alquilarme algo y buscaré trabajo por las tardes para pagarme la Universidad.

Willy se detuvo y volvió a mirarle.

-¿Has terminado de hablar?-preguntó seriamente.

-Si, lo he hecho.

El empresario entonces dio unos pasos, hasta quedar frente a frente con su heredero.

El empresario entonces dio unos pasos, hasta quedar frente a frente con su heredero

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-No voy a permitir que te vayas a ningún lugar, hijo.

-Papá, ¿Me has escuchado?, te estoy diciendo que soy gay, que no me gustan las mujeres y que no te daré nietos.

El empresario asintió sorprendiendo a este.

-Te he escuchado perfectamente y no te irás a ninguna parte, esta es tu casa.

Zee frunció el ceño muy confuso pues no entendía muy bien la reacción que estaba teniendo su padre, ya que este no solo no estaba poniendo el grito en el cielo, sino que además parecía no importarle.

-Oye, ¿Acaso esto es una de esas cámaras ocultas?-preguntó finalmente-...el Willy Pruk que yo conozco ya me hubiese agarrado y me habría llevado de cabeza a un manicomio.

Willy rió desconcertado más a su hijo.

-Si, es verdad, hubiese hecho eso pero ya ves, aquí estoy, escuchandote y diciéndote que eres mi hijo y nada de eso hará cambiar lo mucho que te quiero.

El más joven se dio un pellizco en un brazo para comprobar que no estaba soñando.

-No lo entiendo, creí que te enfadarías mucho y que me negarías por fallarte de nuevo.

Ahora fue Willy quién frunció el ceño por no entender.

-¿Cómo que de nuevo?, ¿Cuándo me has fallado, hijo?

El más joven miró a su padre mientras varias lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

-Se qué siempre me has culpado de la muerte de mamá.

El empresario suspiró con pesar y rápidamente lo abrazó.

-Lo siento hijo, lo siento...sé qué he sido un padre horrible, perdóname.

Zee se abrazó a este con fuerza.

-Lo siento papá, lo siento.

-No hijo, no tengo nada que perdonarte...siempre te he querido y siempre,te querré y es culpa mía el que no me hayas podido contar tus cosas...lamento mucho que haya tenido que pasar todo esto del accidente para casi perderte y darme cuenta de que eres los más importante para mí.

-Gracias papá, yo también te quiero.

Ambos se abrazaron más fuerte mientras lloraban, hasta que el móvil del empresario sonó, entonces secó sus lágrimas y vio que era su secretaria para recordarle la reunión a primera hora.

Luego de colgar, este miró a su hijo y sonrió.

-Ahora debo irme pero cuando regrese hablaremos de todo esto con más calma, ¿De acuerdo?, hijo te ayudaré y te apoyaré en todo lo que pueda, tranquilo.

Zee asintió conforme.

-Te quiero, hijo.

-Y yo te quiero a ti, papá.

Tras irse este, el moreno subió a du habitación y luego de darse una ducha rápida en la que sonrió feliz por lo sucedido, se vistió y cogió su mochila.

-Bueno, una parte esta resulta, ahora debo afrontar todo lo demás.

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17. La Isla - Zaintsee TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora