Capítulo treinta y tres

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Zee acudió a sus clases aunque no pudo concentrarse en ninguna pues tan solo pensaba en ver a Saint.

Al llegar el descanso, este buscó a Jimmy y Tommy pensando que el castaño estaría con ellos pero no fue así.

Estos le dijeron que no había acudido a clases, según lo que Perth les había dicho, este no salía de su habitación y se pasaba el tiempo llorando.

El moreno le insistió al mellizo y finalmente le consiguió sonsacar la dirección de la habitación de este, alegando que lo ayudaría pues el había pasado por la misma situación tras volver de la isla.

Este decidió no esperar al final de las clases, así que puso rumbo hasta allí pues necesitaba verlo y hablar con él.

Tras llegar a la puerta de este, llamó y tras esperar un poco, la puerta se abrió.

Zee y Saint se miraron tras un breve silencio.

-Oh Dios mío, ¿Estás bien?-preguntó el moreno al verlo ojeroso y demacrado.

El castaño suspiró con pesar y secó sus lágrimas, las cuales habían empezado a brotar de sus húmedos ojos.

-No, no estoy bien-Dijo este cogiéndole del brazo y tirando de él para que entrase.

-Yo quería hablarte, bueno...ya sé que me dijiste que estabas con tu novio y eso pero...

-¿Yo ya te gustaba antes de lo de la isla?-habló Saint mirándolo fijamente tras cerrar la puerta.

Este miró al suelo.

-Emm, yo...emm...

-Zee dime, ¿ya te gustaba de antes?

Este asintió con la cabeza.

-Si, me gustas desde el primer día de curso.

Saint sonrió y acto seguido se abalanzó sobre el asombrado moreno, haciéndolo tumbarse en el sofá.

Saint sonrió y acto seguido se abalanzó sobre el asombrado moreno, haciéndolo tumbarse en el sofá

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-¿Por qué no me lo dijiste?, ¿Por qué nunca me hablaste?.

Este negó.

-Me moría de la vergüenza, además bueno tu tenías novio y yo bueno, ya sabes.

El castaño suspiró y acto seguido sonrió de nuevo.

-Oh Dios, eres tan increíble.

Zee estaba confuso.

-¿Q-Qué te o-ocurre?, ¿Tienes fiebre?-preguntó tocándole la frente.

-No, no tengo fiebre, tan solo estaba hecho un lío pero en cuanto te he visto en mi puerta eso cambió.

-N-No, no te e-entiendo-balbuceó el moreno al notar como este se inclinaba hacia su cuerpo.

Saint comenzó a besándole en la mejilla, luego en la frente y por último le besó en los labios.

17. La Isla - Zaintsee TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora