Un repentino accidente de avión, pondrá en suspenso la vida de dos chicos que apenas se conocían de vista. Ambos tienen pareja y esa situación les hará replantearse muchas cosas, dándoles la oportunidad de conocerse y conocer nuevos sentimientos.
Ze...
Se vivieron minutos de mucha tensión, miedo e histeria pero finalmente el piloto y el copiloto consiguieron estabilizar el avión y conducirlo hasta las proximidades de una isla muy pequeña, la cual apenas se apreciaba en el mapa.
El aparato sufrió una gran sacudida tras chocar contra el agua y la arena, deslizándose a continuación unos metros hasta lograr detenerse.
Varios pasajeros sufrieron magulladuras y contusiones pero afortunadamente nadie había muerto.
«Señores pasajeros, les habla el piloto...muchas gracias por su cooperación, ahora saldremos del avión y caminarenos hasta la orilla de la isla, por favor cojan todo lo que puedan pues no sabemos si las mareas puedan llevárselo al fondo en cualquier momento, gracias»
Saint abrió sus ojos y a continuación miró a Zee, el cual respiraba agitadamente pero estaba ileso al igual que él, entonces rápidamente se soltaron el cinturón de seguridad, se levantaron y se abrazaron muy emocionados.
—¡Estamos vivos!, ¡estamos vivos!
—¡Oh si!, ¡si!,¡ si!, ¡Es genial!
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Tras esos segundos de alegría, los dos chicos se separaron e imitaron a los demás pasajeros, cogiendo sus mochilas de los compartimentos sobre sus cabezas y saliendo por la puerta de emergencia, la cual habían abierto previamente las azafatas.
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Los asistentes de vuelo junto con algunos pasajeros entraron entonces en la zona del equipaje y comenzaron a sacar todo lo que había y lo lanzaron fuera del avión para rescatarlo pues no sabían cuanto tiempo podrían tener antes de que las corrientes arrastrasen el avión.
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Saint, Zee y los demás cogieron lo que pudieron y acto seguido caminaron hasta la orilla de la isla, donde agotados, se dejaron caer en la limpia y ansiada arena.
...—Oh joder, he pasado un miedo horrible, casi me lo hago encima—habló el moreno riendo de los nervios.
El castaño lo miró y acto seguido rió también mientras volvía su vista al cielo.
—Oh Dios, yo igual...jamás volveré a viajar en avión.
Ambos volvieron a mirarse y se sonrieron.
—En serio, me alegra mucho que estés bien, Saint—habló de nuevo Zee dejando de sonreír.
El castaño entonces dejó de sonreír también mientras lo miraba fijamente.
—Yo ta-también me alegro de que tú e-estés bien.
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(....)
Mientras en Bangkok, Perth, Willy Pruk y las demás personas que esperaban a los pasajeros del vuelo procedente de Italia, estaban locos de preocupación pues no tenían ninguna noticia más que el avión había sufrido un percance.
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El padre de Zee era un empresario muy importante y a pesar de sus influencias, este no consiguió que nadie le contase lo que realmente estaba ocurriendo.
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No fue hasta pasadas varias horas cuando el responsable de la compañía aérea salió e hizo un comunicado el cual salió en las noticias del país.
Este les dijo que el piloto había dado aviso de una avería en uno de los motores mientras sobrevolaba el Golfo Pérsico.
El Señor Harrison, les habló que luego de eso, habían recibido otra comunicación donde el copiloto les decía que habían perdido otro motor y que intentarían un aterrizaje forzoso.
No tenían constancia de si el aparato había caído al mar y se había hundido pereciendo todos, lo cual era una gran posibilidad o si habrían conseguido salvarse.
Lo cierto es que estaban en negociaciones con el Italia pues el avión era suyo y había un protocolo gubernamental que seguir.
La noche se les vino encima, por lo que a pesar de los ruegos y protestas de los familiares, nada consiguieron.
Jimmy, Tommy y la madre de Saint llegaron a la terminal de Bangkok muy preocupados también, así como Sammy y sus abuelos lo hicieron a la de Italia.
Realmente se vivieron momento de muchos nervios, tanto que incluso la policía tuvo que intervenir para que los operarios de la compañía y de ambas terminales, no resultasen heridos por los indignados familiares.
