Capítulo nueve.

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Capítulo nueve.

4 días antes.

—¡Hey! ¡Tú!

El llamado de una voz hacia mi persona me sobresalta. No creo que me haya visto, es imposible, ¡si yo me camuflo en la oscuridad!

—¡Tú! ¡Ven acá!

—¿Yo? —Me señalo con mis manos. Bueno para mi son manos para otros tal vez no.

—Sí, tú. ¡Ven!

Salgo de mi escondite, acercándome con sigilo y precaución hacia la persona que me llama. No es que le tenga miedo, ¿sabes? Porque puedo salir de acá cuando quiera, sin embargo, tengo curiosidad y aunque sí, sí, lo sé, tal vez estés diciendo:

—¡No! ¡No te acerques! ¡Vete!

Yo deseo satisfacer mi curiosidad, y sí, lo sé, sé que la curiosidad mató al gato, pero ¿sabes qué más? El gato, murió sabiendo.

Pero tampoco es como si fuera a morir.

He llegado, estoy frente a la persona, justo a sus pies cubiertos por unos botines de cuero y unos jeans negros. La túnica que lleva puesta se extiende hasta un poco más debajo de sus rodillas y su rostro está oculto por la capucha sobre su cabeza. El «túnicas» como yo le llamo, extiende una mano para querer tocarme, pero yo me alejo un tanto arisco.

Escucho como ríe suavemente.

—Tú, me has estado siguiendo últimamente, ¿no?

¡Qué! ¡Pero cómo lo supo!

—Soy alguien que disfruta observar mucho a su alrededor, ¿sabes? Sobre todo, cuando hago lo que me has visto hacer hace unas horas.

¿Sabes que vi hace unas horas?

El secuestro en vivo y en directo de Mason, el chico infiel.

La noche era fría y a pesar de ser verano, estos últimos días ha habido tormentas como si del invierno se tratase. ¡Ah! Supongo que son los estragos del calentamiento global, pero continuando con la historia, hoy fue una de esas noches donde el frío y los vientos indicaban que una tormenta se acercaría pronto a la ciudad.

Todo estaba normal y tranquilo, nadie sabía lo que estaba a punto de suceder ni siquiera yo y mucho menos, él.

Supongo que «el túnicas» de alguna manera había descubierto la rutina de Mason Berycloth pues parecía conocerse bien los caminos por los cuales transitaba usualmente el joven. Esta noche, deambulaba como siempre lo hacía después de salir del bar donde trabaja Ded o «Plumitas» como yo la llamo, y mientras pensaba si ir hacia donde vive el pequeño Archie para saber un poco sobre como se encontraba, me encontré caminando en dirección a la Universidad de Felmor, y fue ahí cuando todo esto empezó.

Realmente era noche, lo suficiente como para que pocas personas transitaran ya por las desoladas calles y este chico, parecía pasarse por alto las advertencias de: «nunca camines solo de noche, ni, aunque seas hombre» pues bien, lo vi salir de la universidad y emprender camino en una dirección que poco a poco se fue haciéndome conocida. El chico iba hacia el bar «born to die», entró y luego de unas horas salió un poco ebrio, bueno, a decir verdad, muy ebrio.

Para ese entonces la medianoche se cernía por toda la ciudad y las calles eran un completo silencio. El chico iba de un lado hacia otro parecía que no podía detenerse e iba murmurando cosas que por más que quise entenderle no pude distinguir que era lo que decía, únicamente descifré palabras como «Heather» y «mejor amiga». Al pasar por unas calles que desconozco por completo noté que él no era el único en la calle.

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