Capítulo seis.

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Capítulo seis.

16 de mayo, 2018.

Durante toda la noche Pam no abrió sus ojos, sus padres y amigos estaban muy preocupados porque esto ya no se estaba tornando normal, sin embargo, nada le pasaba a la pelirroja, pues presencié en su momento como ella abrió sus ojos y se incorporó en su cama. No había nadie, sus padres estaban fuera de la habitación y los chicos habían tenido que regresar a su casa, lo extraño de todo ello fue que cuando se percató de que nadie la había visto volvió a acostarse y cerrar sus ojos; para cundo sus padres entraron nuevamente a la habitación, estos pensaron que todo seguía igual como siempre.

Por supuesto todo cambió a la mañana siguiente, supongo que no podía mantenerse fingiendo dormir todo el rato, por lo que cuando las primeras luces del sol aparecieron ella despertó. Sus padres derramaron lágrimas supongo que de alivio y se abalanzaron sobre ella y luego llegó la policía...

Ahora me encuentro con la parejita que no lo es, si, con Lin y Lex. Ambos caminan con precisión, en dirección a la casa de su amigo desaparecido, y es que este par ha decidido encontrar por todos los medios alguna pista para dar con el paradero del chico, y que mejor que empezar en su casa. Algo que me parece curioso es que en el transcurso del viaje ninguno se dirigió la palabra, salvo el saludo habitual cuando se encontraron, pero de ahí todo fue un silencio sepulcral. Las ojeras resaltaban en sus rostros, al igual que el cansancio, pero quien parecía verdaderamente mal era Lex, es que el chico era el vivo reflejo de la preocupación en persona, mientras que Lin únicamente se limitaba a verlo y me pareció que también estaba preocupada no por la situación sino más bien por la salud del chico.

Ambos han llegado finalmente al apartamento de Zach, Lex baja su mochila y busca algunas cosas hasta que saca lo que parecen ser ¿guantes? Veo como Lin le observa con curiosidad.

—Póntelos, también esto en tus zapatos —le tiende los guantes y algo más que no puedo identificar.

—Dos preguntas —responde Lin mientras los toma—. Número uno, ¿de dónde has sacado esto? Y número dos, ¿para que los necesitamos? ¡no somos criminales Lex!

El chico sonríe.

—No, pero te aseguro que a este apartamento han entrado muchas personas.

Lin lo mira fijamente.

—¿A qué te refieres?

—La policía por supuesto, pero quiero creer que el secuestrador también.

—Lex ni siquiera sabemos si ha sido secuestro —le reprocha la pelinegra.

—Pero lo podemos deducir dado a lo que le pasó ayer a Pam. Como sea —termina de ponerse los guantes—, entremos.

Quiero imaginar que estos chicos han estado aquí muchas veces pues no le fue nada difícil a Lex colocar la contraseña en la cerradura y abrir la puerta como Juan por su casa. Veo como entran y aquí viene el problema para ti y para mí, desde donde estoy no puedo ver más allá del pasillo de la entrada, por lo que me muevo en busca de alguna ventana o algo y solo veo una puerta corrediza de la terraza, por supuesto esto no me sería un problema si las cortinas no estuvieran cerradas por dentro.

No me gusta esta situación.

¡Lo peor es que ni siquiera puedo darme el lujo de entrar por la puerta porque ya está cerrada!

Bueno, me iré a la terraza. No podré ver, pero al menos podré escuchar.

—¿Lin? —escucho murmurar a Lex acercándose justo a la puerta de la terraza.

Ay Dios, ¿me ha visto? ¿sabrá mis intenciones?

—¿Qué pasa? —responde la chica.

—¿Desde cuándo Zach... tiene cortinas? —Y diciendo esto mueve las cortinas hacia un lado y yo solo cierro los ojos en espera de los golpes o algo, sin embargo, no siento nada.

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