"Como un pequeño gato perdido, entrando a la boca del tigre salvaje y depredador sin siquiera saberlo, todo como consecuencia de querer jugar. Así sería, ambos jugarían en esa noche fría y la luna sería testigo de aquellos amantes explorando sus cue...
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—Tranquilo gatito, no pienso hacer nada que no quieras—.
—Creí que dijiste arrogantemente que me atraparías tarde o temprano, gatote salvaje—.
—Lo sé, pero considerando que todo el recorrido hacia aquí estuviste mordiendo tus labios, jugueteando con tus dedos y suspirando cada cinco minutos, supongo que debes estar nervioso o arrepentido de estar conmigo—.
Megumi observó con el ceño fruncido al alfa tigre sentado cómodamente en su cama, mientras que él estaba parado con el enorme ventanal de cristal detrás de sí, la pared de vidrio se extendía hasta los altos techos de la habitación, mostrando una vista espectacular de la gran ciudad central iluminada bajo los cielos oscuros.
Después de aquel extraño y tentador encuentro, los dos cambia formas se retiraron discretamente del evento que aún estaba llevándose a cabo. Es cierto que Megumi durante todo el camino hacia el penthouse, no paró de pensar en la posible metida de pata que cometió al querer estúpidamente seguir los coqueteos depravados del molesto tigre.
De igual forma, anteriormente dentro del auto, el omega gato comenzó a sentirse nervioso por el hecho de que prácticamente le había dado a Sukuna una invitación gratis para meterse entre sus piernas, y no tenía duda alguna de que el alfa tigre lo destrozaría.
Además, Megumi se maldijo a sí mismo cuando observó por el rabillo del ojo los fornidos brazos del hombre marcado, la musculatura cubierta por las telas finas no impedían apreciar el cuerpo muy bien trabajado del alfa. Consciente de eso, Megumi consideró en su mente los pro y contra de pasar una noche acalorada con el tigre.
Ahora ambos estaban en aquella habitación, donde no habían hecho nada más que mirarse el uno al otro, expectantes por saber quién de los dos se atrevería a tomar las riendas de la situación.
Megumi un poco fastidiado, tanto de las circunstancias en las que no deseaba estar, como de las burlescas palabras del odioso hombre. Se acercó a pasos lentos pero decidido al alfa tigre, para luego sentarse en su regazo y enroscar los brazos alrededor del cuello de Sukuna, éste último viendo la iniciativa del omega aprovechó la oportunidad para de igual manera envolver con sus brazos la delgada cintura del chico de ojos marinos.
—Yo nunca me arrepiento de nada, aunque no mentiré al decir que me pareces el hombre más molesto, arrogante, engreído, cínico, odioso, estúpido, maldito y desgraciado, que he conocido en toda mi vida—.
Las palabras que comenzaron la oración con un tono suave por parte de Megumi, se convirtieron en pequeños insultos terminando en una acusación.
—¡Diablos gatito!, sabía que te gustaba. Pero no pensé que estuvieras tan loco por mí, ¿deseas tanto a este tigre?—.
