Five

9K 945 468
                                    

Dos días después.

—¡Líder! estamos a diez minutos para llegar a la villa de la familia Zen'in—.

Uno de los escoltas encargado de conducir y resguardar la seguridad de el auto que trasladaba al líder alfa, informó sobre el recorrido que restaba para llegar al correspondiente destino.

Sukuna, quien se encontraba en los asientos traseros observando a través de los vidrios polarizados las calles transitadas, asintió sin dar respuesta.

Habían transcurrido dos días desde aquella noche donde obtuvo la oportunidad de probar la hermosa piel de porcelana del minino gruñón, el mismo chico de cabellos azabaches que lo cautivó por completo con esa deslumbrante belleza, similar a una preciosa noche de luna llena y repleta de estrellas.

Así mismo, el alfa tigre recordó que en la mañana de ese día se encargó de despertar a un soñoliento gatito dormilón, en una forma algo melosa y cariñosa.

Eran las nueve de la mañana cuando Sukuna giró en la cama cambiando de posición para acercarse a la fina espalda contraria, extendiendo los brazos hacia la delgada cintura de Megumi y envolver a esta entre ellos. De igual forma, Megumi removió un poco su cuerpo al sentir un fornido pecho contra su espalda, la calidez de los brazos ajenos confortando su piel mientras que las perezosas caricias en sus caderas indicaban que el alfa tigre estaba despertando.

Megumi no habló y mucho menos objetó cuando las piernas contrarias se enlazaron con las suyas por debajo de las mantas. A su vez, sintió como su cuerpo es presionado con firmeza contra el torso del alfa al mismo tiempo que éste escondió el rostro entre la unión de su cuello y hombro, aspirando con profundas inhalaciones el relajante y dulce aroma que expedía.

Megumi siendo un tanto inconsciente de su actuar, se acomodó en una mejor posición para hacer que su figura encajara perfectamente con el contrario y ofrecer a Sukuna más acceso a su cuello, mientras que dirigía sus manos hacia los venosos antebrazos que rodeaban la curvilínea de su cintura para acariciar a estos con lentitud.

En aquella espaciosa y cómoda cama mostraban a dos amantes acaramelados rozando suavemente sus pieles, las mantas que cubrían ambos cuerpos comenzaron a enredarse entre las piernas de ambos al mismo tiempo que las telas se arrugaron a causa de los pequeños movimientos y roces juguetones que estos tenían, las sábanas tapando a Sukuna hasta la cintura y arropando a Megumi hasta el pecho.

—¡Sukuna!—.

Megumi chilló con impresión al sentir su lóbulo ser succionado por los labios de Sukuna, mordiendo después ligeramente su oreja derecha. El alfa tigre abrazó fuertemente la esbelta cintura y acarició con gentileza el suave vientre del gatito, luego sonrió con picardía mientras proporcionaba leves cosquillas por el abdomen y caderas de éste.

—¡No! ¡ya basta gatote! hace cosquillas—.

Megumi reprochó divertido entre pequeñas risas y Sukuna de inmediato pensó que aquella angelical voz; sonaba extremadamente linda, tierna y dulce cuando mostraba indicios de alegría, haciendo que el alfa quiera oírla todo el tiempo sin descanso alguno.

—En la noche no recuerdo haberte oír decir eso cuando tenía mis dedos y lengua saboreando tu interior—.

Sukuna susurró con el característico tono ronco en su voz, cerca de la oreja que antes mordió atrevidamente. Esas descaradas palabras avergonzaron a Megumi por unos segundos, mientras sentía el rostro arder furiosamente cuando los recuerdos de lo sucedido en esa noche llegaron a su mente.

SAVAGE EYES (SukuFushi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora