"Como un pequeño gato perdido, entrando a la boca del tigre salvaje y depredador sin siquiera saberlo, todo como consecuencia de querer jugar. Así sería, ambos jugarían en esa noche fría y la luna sería testigo de aquellos amantes explorando sus cue...
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La noche oscura ausente de estrellas, era iluminada por farolas de luces decorando por doquier, desde las inmensas torres y edificios de concreto pudiendo ser más altos que un increíble árbol de roble, hasta las calles ruidosas repletas de tránsito. Incluso el extenso puente que cruzaba un río de aguas tranquilas, seguramente resplandecía con un brillo cegador a miles de kilómetros, debido a las llamativas luces fluorescentes de diferentes colores que adornaban a este.
"Excesivo" pensó Sukuna, notando al instante la gran diferencia que separaban ambos mundos. A su vez, observó como el largo recorrido por el puente llegaba a su fin abriendo paso a una frontera custodiada por guardias militares, comprobando las identificaciones de los visitantes.
El auto encargado de su movilización, se adentró a las calles urbanas siguiendo su respectiva ruta hasta llegar al ansiado destino. Una villa de muchos metros cuadrados imponiendo elegancia a simple vista, se mostró junto a un hermoso paisaje de jardinería bien cuidado y minuciosamente recortado.
Además, podían verse estacionados una variedad de autos con modelos distintos gritando dinero al igual que todo a su alrededor, combinando adecuadamente con las esculturas griegas funcionando como fuentes en varias partes del jardín.
El hombre de ojos escarlatas, bajó del auto acompañado de sus cuatro escoltas y fue guiado hasta la mansión por unos tipos que supuso, eran subordinados del Grupo Zen'in.
El lugar por dentro al igual que afuera no tenía ninguna diferencia, simplemente era más de lo mismo. El gran salón poseía un juego de piezas de alta clase, elegancia y un toque de modernismo; la única diferencia resaltaba en las personas que apestaban a dinero, parloteando entre ellas, esperando el momento de la cena para dar inicio a la reunión.
Personalmente, Sukuna se encontraba un poco fuera de sí, no consideraba habitual esta clase de reuniones falsas cuando estaba acostumbrado a simples comités de asambleas, donde los líderes alfas no estaban con rodeos y colocaban sus asuntos sobre la mesa. Si era necesario sacar a relucir los colmillos lo hacían, al fin y al cabo; cada clan, manada o tribu, tenían sus propios ideales firmes y nadie tenía porqué entrometerse.
En fin, a Sukuna le importaba nada la "pazyunión", en ese momento llevaba consigo un objetivo claro. Un precioso omega gato que ansiaba por conocer y jugar un poco con él, para no aburrirse durante su estadía en aquellas putrefactas paredes de concreto.
Así mismo, una vez que Sukuna colocó un pie dentro de ese ostentoso lugar inmediatamente fue el centro de meticulosas miradas, a los oídos de Sukuna llegaron susurros con su nombre, mencionando toda clase de rumor sobre él. Una sonrisa de suficiencia dibujó su rostro cuando un grupo de mujeres reunidas al otro lado del salón, compartían comentarios atrevidos sobre su apariencia y atuendo.