Veintitrés : Cincuenta y Nueve [MewGulf]

Capítulo 12

*Continuación

Gulf

Miro fijo a Mew. Estoy asustado de lo que puede pasar a continuación, pero estamos lo suficientemente enredados como para salir.
La idea era ir gradualmente, ir despacio, pero no funcionó. Tan solo ayer estuvimos hablando, ¿Cómo puedo ceder tan rápido? De igual manera mi cuerpo reaccionó de una forma que no puedo ocultar.

-¿Lo haremos? -mi voz es casi un susurro-

-Confia en mí... sólo relájate...

Aunque su voz trae calma, mi cuerpo se tensa de tan solo pensar lo que pasará.
Mi cuerpo no está listo para este tipo de relación.

-Debes relajarte porque si estás tenso, no podremos hacer nada...

Relajado... parece algo imposible de conseguir en este momento. Siento un cosquilleo en el arco de la espalda. Me acomodo en el colchón y lo miro. Él sigue a horcajadas sobre mí.

-¿Confías en mí? -Mew acaricia mi mejilla-

-Sí -digo con un hilo de voz-

-Si te incomoda algo, solo pídeme que pare y lo haré... ¿sí?

Asiento, rodeo su cuello con mis brazos y lo acerco a mi. Mew se acerca a mi boca y nos besamos... lenta y rítmicamente. Intento relajarme. Las manos de Mew comienzan a recorrer mi cuerpo suavemente. Ambas manos suben hasta mi pecho y tocan mis pectorales, masajea lentamente la zona. Jadeo. Su toque repercute en mi entrepierna.

-Tu piel es tan suave... -me dice y comienza a besar mi cuello. Luego baja hasta donde están sus manos-

Enredo mis manos en su cabello y dejo que bese cada centímetro de mí. Cuando llega al ombligo siento la necesidad de frenarlo... pero necesito liberarme. Sigue su camino hasta llegar a mi miembro y besa por sobre la ropa. Jadeo nuevamente.
Lentamente me quita la ropa. Cierro los ojos. Quedar tan vulnerable me avergüenza.

-No cierres los ojos... -termina de quitarme el boxer- no tienes de que avergonzarte...

Vuelve a subir y besar mi cuello. Sigo sin abrir los ojos pero intento con todas mis fuerzas no ponerme tenso. Cuando su mano agarra mi miembro todo mi cuerpo se estremece.
Su toque es tan provocativo, sus manos saben exactamente que hacer.
Muerdo mi labio inferior.
El trabajo que hace con mi cuerpo entre sus manos produce en mi una oleada de placer indescriptible. Me gusta.
Abro los ojos y lo miro. Mew me devuelve una mirada fija y segura.
Realmente lo desea. Realmente lo deseo.

Sin soltarme se quita la ropa y vuelve hacia mí. Regresa a dejar un camino de besos pero esta vez sube por la pierna hasta el hueso de la cadera, y se queda allí. Deja una marca sobre mi piel con un profundo beso. ¡Esto es una tortura!

Cuando estoy lo suficientemente duro Mew se aleja y es cuando observo su anatomía. Con solo tocarme su cuerpo también reaccionó, no puedo dejar que haga todo el trabajo. Me siento apoyándome en mis codos y estiro la mano hacia él. Lo toco. Me devuelve rápidamente la mirada, sus ojos tienen el mismo color de cuando nos besamos por primera vez, pero más intenso. Comienzo a mover mi mano sobre el miembro de Mew con la misma firmeza que lo hizo conmigo.

No perdemos el contacto visual en ningún momento mientras nos damos placer.
Cuando es suficiente, Mew se aleja, busca el lubricante en el cajón de la mesa de luz y regresa.