El día había empezado bien aquella mañana despejada de toda nube.
Desayunó junto a sus padres que, aunque preocupados por los peligros que parecían seguir a su hija, la llenaban de mimos y apoyo al verla salir cada día con la fuerza suficiente para no decaer. No le habían comentado que se habían planteado mudarse lejos de París pues temían que Marinette corriera peligros peores en el futuro. Haber visto sus ojos hinchados y enrojecidos les causaba malestar. No querían ni irse de París ni alejarla de sus amigos pero no hallaban más solución que esa para resguardar lo más preciado para ellos, que era su adorada hija.
Las clases se habían cancelado por remodelaciones y eso les caía como anillo al dedo aquel martes.
Se encontró con Alya y Nino para visitar un mercado rodante que había parado en champ du Mars. Alya no desaprovechó la ocasión para invitar a todos sus compañeros rogando que por vez primera Adrien pudiese asistir y meterle por los ojos a Marinette.
Ambas caminaban hablando sobre lo emocionante que podía resultar ser y lo que podrían encontrar. La morena comentó que había invitado a todos pero Marinette solo pudo pensar en Lila cuando su amiga lo dijo. La chica no le agradaba pero intentó no ser evidente en su disgusto. No podía dejar de pensar que el último suceso con Volpina había sido a propósito pero tampoco entendía la razón del porqué.
Al llegar ya estaba Luka junto a Juleka y Rosita.
Alya no dijo que la presencia del mayor de los Eucliffe le molestaba pues no era tonta para no fijarse del interés que este mostraba por su amiga. No lo detestaba pero haber escuchado a Marinette tantas veces alucinando su futuro con el rubio le habían hecho a ella también desear que Adrien se fijara en la franco-orirntal. Ver esa emocion y entusiasmo al hablar de alguien, no lo veía al hablar de otros. Era su amiga y deseaba que Marinette viviera el cuento de hadas que se creaba para sí misma. No quería que aprendiera a querer a alguien para solo vivir.
Un suave beso en su mejilla de parte de su novio la sacó de sus pensamientos.
– No te alejes tanto. -comentó él bromeando.
Ella se abrazó a él y dispuso su atención a pasarlo bien. Si Adrien se perdía de su dulce amiga era porque no podía apreciar lo que ella era y tenía para ofrecer. Era su problema.
Pasearon entre los vendedores escuchando las canciones y el sonido de la guitarra, las castañuelas y la pandereta. Eran al menos 50 familias gitanas provenientes de España con planes de hacer conocer su cultura.
Vieron unírseles a Iván y Eleine en compañía de Álex y Kin. Los gitanos solo estarían ese día antes de seguir su recorrido y Marinette no quería desaprovecharlo.
Lila, Sabrina y Cloe también se les unieron pero la última no parecía disfrutarlo.
Por último llegaron Max y Nathaniel cuando ya empezaba a caer el sol. Estos últimos habían sido invitados por Marinette para vivir un recuerdo como compañeros de salón todos juntos.
Estaban cansados de recorrer la caravana, pero esperaban disfrutar todo lo posible de aquella visita cultural.
Luka giró su vista a la izquierda avistando algo que realmente le apeteció. Halo de la mano de Marinette con suavidad llamando también la atención de los demás.
– Sígueme. –pidió.
– ¿Dónde van? –preguntó Álex.
Marinette era llevada por Luka que la tomaba de la mano suave pero firme mente. Estaba sonrojada emocionada, no sabía a donde la llevaba pero estaba alegre de averiguarlo. La sentó en una mesa de picnic plegable y se acercó a la ventanilla de un camper para ordenar. Era un puesto de comida y habiéndolos visto acercarse, los demás también se animaron a comer. Cloe se negó a comer “comida barata” pero al ver a Marinette palmear una silla a su lado esta accedió sorprendida pero alegando no tener de otra. Unieron mesas y se sentaron todos juntos. Luka se acercó con un plato llano con lo que parecía ser arroz.
Marinette lo vio extrañada pues su apariencia no le era muy apetitosa.
– A esto le llaman Paella. Te gustará.
– Luka, yo... –silenció viendo a Luka elevar una cucharada.
– Por favor, Marinette.
Sin estar convencida abrió la boca para dejar al chico alimentarla.
El sabor de los mariscos era espectacular, algo único para su descubrimiento pero picaba demasiado. Masticó y tragó para luego tomar del jugo que también le había llevado su amigo.
– Pica. –Lagrimó.
Luka rió por lo roja que estaba la cara de su compañera permitiendo que Marinette le arrebatara la cucharilla para luego tenderle un bocado a él. El chico enrojeció viendo como la chica hacia el mismo gesto por alimentarlo. Ella sonreía esforzándose por no mostrar cuanto le picaba pero era evidente. Él accedió y río bocado a la cucharada que la franco-oriental le ofrecía. Dios sabía que estaba bastante picoso.
– La señora me advirtió, pero no pensé que fuera tanto. –señalo él.
Rieron todos viendo a Luka como a Marinette enrojecidos por la cálido sensación que dejaba el picante.
– No pienso comer de eso. Sabrina, búscame algo comestible.
– Cloe...
La nombrada se giró pero al ver a Marinette tendiéndole una de Paella esta la vió incrédula.
– ¡Dije que no, Dupain Cheng!
– Vamos, Cloe. Sé que no se ve muy bien y está picante pero, te garantizo que cuando vayas a un restaurante de comida española cinco estrellas, la Paella será en lo primero que pensarás.
Estaba por responder en negativa pero viendo a la “insoportable plebeya aquella” siendo obstinada mientras sostenía la cucharilla esperando a que ella la comiera, fue como si un pasador accionará y de pronto no quisiese negarse. Resopló para luego acercarse y tomar el bocado.
Aunque estaba más picante de lo que hubiera pensado el dulzor de las judías lo hacían pasable y en un instante una deliciosa bomba de sabor estallaba en su boca. Con fuego incluído.
A pesar de estar picante, Cloe fue, de los tres, la única que no bebió jugo después y mando a Sabrina a que fuera por una 'Paella para ella'.
Marinette miraba los alrededores mientras los demás ordenan algo para cenar.
La luz se perdía minuto a minuto avisándole a los visitantes que era hora de encender las luces. Pronto el decorado de tela que colindaban entre las casas rodantes se veían iluminadas por extenciones con múltiples bombillos que hacían parecer el escenario de una verdadera feria.
Impresionada miraba el bonito contraste de la telas traslúcidas iluminadas las luces de pequeños focos hasta que fijó su mirada en algún lugar.
Ahí estaba el chico que la hacía desvariar. El caminaba sin verla hasta que la casualidad se dió y sus miradas se encontraron sumergiendo a la chica en un gran prado de verde intenso. Por un momento su tiempo se detuvo y se vio a sí misma rodeada de extensos prados sin origen ni fin pero, agradaba de perderse en ellos.
Pronto el sueño acabo cuando a su lado se detuvo aquella chica de marcados rasgos orientales.
Ambos se acercaron volviéndose el centro de atención de en el grupo de chicos y finalmente trayendo a la realidad a Marinette.
– ¿Podemos unirnos? –pregunto Kagami.
La respuesta fue obvia.
Comieron entre juegos y anécdotas. Luka no se separó de Marinette pero esto a ella no le incomodó. Le dió de comer y ella a él pero siempre atentos al grupo.
Adrien no admitiría que le causaba celos la cercanía de Luka y su amiga pero a la vez sentía satisfacción por los dicho por la de orígenes asiáticos la noche anterior.
La noche había caído y aún quedaba mucho por ver, así que se levantaron Paraa seguir el recorriendo los puestos. Se detuvieron donde una señora de unos cincuenta y tantos años bailaba al ritmo de la guitarra, la pandereta y las palmas de quienes la acompañaban. Su vestuario como sus movimientos eran atrayentes pues Marinette, como sus amigos, nunca vieron antes ninguna gitana bailar.
Los chicos lo disfrutaban pero nadie miraba a esa señora con la fascinación con la que la miraba Marinette. La mujer dejo de bailar para acercarse a Marinette e invitarla a bailar. Miró a Luka pero éste sólo le sonrió. Apenada pero sin querer ser irrespetuosa se dejó llevar al centro de las personas ahí.
La mujer se paró frente a Marinette y simuló lentamente los pasos. Marinette sin remedio le siguió y, aunque aquello era muy diferente a lo poco que aprendió con el ballet cuando era pequeña, logró tomarle el sentido rápidamente. Algo torpe pero logró captarlo. Animada por sus amigos que aplaudían al compás de las demás personas se dejó llevar por el divertido baile.
El bullicio de los cantos en lo que entendió era español y las palmas en conjunto con el calor que sentía, el escenario y los cortos gritos o silbidos de los espectadores la transportaron a un mundo de disfrute donde olvidó los prejuicios y las críticas.
Era libre.
Sus caderas se soltaron y juntó sus párpados dejándose llevar por la música que solo deseaba hacerla bailar. Parecía ser eterna y aunque se sentía algo exhausta no se detuvo, mas cuando la música acabó, los aplausos la trajeron de regreso a la realidad.
La mujer abrazó a la chica y le regaló un prenda que colocó alrededor de las caderas de la chica.
Consistía de una especie de cinturón negro con solapas de encaje suave del cual colgaban múltiples monedas doradas.
Marinette agradeció y avergonzada se apresuró a llegar con sus amigos. Alya la abrazó una vez con ellos y fue felicitada por todos. Incluso Cloe le felicitó con un ‘Bien hecho’.En su habitación no paraba de dar vueltas a la expresión de felicidad en el rostro de Marinette mientras danzaba sin cohibirse por sus claros nervios.
No comprendía que era lo que estaba haciéndole Marinette pero cada vez le costaba más sacarse la de su mente.
Kagami se había dado cuenta de las miradas que Adrien desviaba para era a Marinette y, por si no fuera poco, también Luka.
Sabía que el chico se sentía atraído por ella, es decir, era obvio.
Marinette había confesado su amor por Adrien, por él mismo, y eso solo lo hacía sentir fatal. Luka era un amigo y deseaba lo mejor para él pero, en el último tiempo se sentía atraído por Marinette y que ella pudiese estar con alguien que no fuera él, le molestaba.
No sabía qué hacer.
El día estuvo libre de alumnas y eso era estupendo pero, nunca hacía falta quien gallera ante la depravación de Howk Moth y eso lo preocupaba. ¿Era probable que Howk Moth see tomara un día libre? ¿Por qué?
Quería ir hacia Marinette y hablar con ella durante toda la noche pero a la vez temía que si incluso no sé enamoraba de Luka, lo hiciera de Chat Noir. Plagg se lo había dicho al manos una vez; ‘Cuando tienes la máscara, hasta tu actitud cambia’. No podía ser Chat Noir todo el tiempo y Adrien casi no disponía del suyo.
– ¿Que piensas, chico?
– No lo sé, Plagg. –claramente el kwamy no había entendido y él dándose cuenta de ello decidió remediarlo. –. Ha pasado una semana. Solo una y pareciera que Marinette se hubiera instalado en mi mente y corazón.
Lo dicho le había causado gracia a la representación de la destrucción. Nunca lo comentó porque creí que solo imaginaba cosas pero, tal parecía que había interpretado bien. Ahora los demás kwamys no podrían seguir molestandolo diciendo que su despiste solo era igual a su apetito.
Pensaba que tanta admiración por la franco-oriental, tanta estima, tanta atención y aprecio se debía a un sentimiento igual de fuerte por la misma. Pensaba que Adrien estaba deslumbrado por por una primera impresión de la heroína y que ello no le permitía profundizar en lo que sentía por su compañera, hasta ahora.
– ¿Sabes, chico? Una vez un guardián de miraculous me dió un consejo qué, aunque no lo parezca, lo he puesto el práctica desde antes de ver muchas culturas nacer. “Pasiencia, pues solo esperando a la orilla del mar lograrás ver el tiempo pasar”.
– ¿Que quieres decir con eso, Plagg?
– Pues... Hoy en día se escucha como “Tiempo al tiempo” o “lo que ha de pasar pasará”. No te compliques, si no estás seguro, entonces espera hasta estarlo.
– Increíble, Plagg. No creí que pudieras guardar algo tan profundo.
– Soy antiguo, no sabio. Los kwamys aprendemos de ustedes, los humanos, más de lo que crees.
Adrien reflexionó sobre esas palabras comprendiendo que agobiarse era tonto. No quería ilusionar a Marinette para terminar afirmando que su amor por Lady Bug era real.
Estaba sorprendido por ese consejo del kwamy, y aún más, que le revelara que ellos aprendían más de los humanos que del mismo tiempo que llevaban viviendo. Pero si algo le sorprendía más, era saber que el pequeño genio del anillo seguía un consejo del cual no sabía razón para este.
– ¿Plagg?
– ¿Adrien?
–¿Que es lo que esperas?
La pregunta lo tomó de sorpresa. Una sonrisa curva surgió pensando en el interés del joven humano su vida. Era el usuario de su poder más curioso y eso lo atribuía a su joven edad. Portadores anteriores fueron juiciosos en no preguntar nada que no les concerniera, por respeto y miedo a incomodar al kwamy pero, este niño rompía todas esas barreras éticas que separaban la cautela de la impertinencia.
– Algún día, chico. Descansa.|||||||||||||||||||
Perdóneme por desaparecer.
No tengo mucho más que decir que: Gracias a usako-kinomoto porque tenía tiempo sin ánimo ni inspiración y tú comentario me dió algo a lo que aferrarme. Es tarde ya pero espero que hayas pasado un lindo San Valentín y este capítulo te lo dedico.
Espero lo disfruten.
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Ángel terciopelado.
ФанфикMarinette decide darse una oportunidad de cambiar y tomar las decisiones que por timidez nunca tomó. Dándose por vencida en que su compañero de Clases, Adrien Agrest, sienta lo que ella por él, se determina a dejar de mirarlo y dedicarse a sus sueño...