Capítulo 2

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No lo volvió a ver por el resto del día. A pesar de que lo buscó al término de su jornada escolar, JongIn no apareció por ninguna parte del establecimiento, o al menos no por los lados que él apenas iba conociendo. Suponía que el primer encuentro duraría hasta el momento de la tarde por ese día, lo que no quería decir que los siguientes días fuese a darse por vencido en el hecho de acercarse un poco más al moreno.

En su mente se repetía el pequeño momento en que pudo divisar aquella mueca de dolor en JongIn y la forma en cómo su puño se presionaba en su pecho, como queriendo evitar que este se partiera o se saliera de su sitio. De la manera que fuese, era evidente que la sensación no le agradaba y lo peor de todo es que había hecho eso justamente después de que encontraran miradas por un rato.

¿A JongIn le dolía mirarlo? ¿Pero por qué? La única respuesta que se le ocurría es que el chico también sabía que había algo entre ellos, algo completamente fuera de lo común y que parecía historia de Disney, pero que de alguna manera existía.

ChanYeol suspiró justo en el momento que Kris le pasa un brazo por los hombros y lo hace avanzar unos pasos.

—¿Compramos comida y la llevamos a la habitación? El cambio de horario me tiene con una jaqueca de los mil demonios.

—Sí, a mí igual. Vamos a comprar algo.

Las trece horas de diferencia entre Nueva York y Corea del Sur les habían pasado la cuenta, aunque según lo que les habían dicho, tardarían incluso hasta una semana en adaptarse del todo al gran cambio. Era recién el cuarto día que llevaban en el país, y su ciclo de sueño seguía alterado así que rogaban por poder adaptarse pronto y dejar de sentirse cansados durante todo el día.

Eran las seis de la tarde cuando llegaron al piso que compartían y el cual era financiado con ayuda de los padres de ambos desde el otro lado del mundo. Eran suertudos en ese sentido, pues habían conseguido un sitio amplio, en un edificio bien ubicado y en un piso que tenía una magnífica vista de la ciudad. Además, tenían un cuarto para cada uno y a pesar de que debían compartir el baño, era mucho más de lo que podría jactarse un alumno regular compartiendo habitación en las viviendas de la universidad.

Kris fue el primero en tomar una ducha mientras ChanYeol preparaba la mesa para que pudiesen comer, y una vez que el segundo ingresó en el baño, el canadiense recalentó lo que había comprado y lo dejó al centro de la mesa, estando humeante para cuando su amigo se le unió.

—¿Qué es eso?

—Gachas de cerdo. Ni idea de qué tienen. — Ambos miraban su platillo con curiosidad. Por supuesto que llevando apenas cuatro días en el país aún no se ambientaban con la comida local, y la mayoría de ella les parecía extraña, aunque verdaderamente deliciosa a pesar de que estaban acostumbrados a otro tipo de alimentación (hamburguesas con papas, por ejemplo). — Por lo que le entendí a la mujer, dijo que podíamos agregar estos aliños según nuestro gusto.

—En serio tienes que practicar un poco más tu coreano, in fact... — ChanYeol añadió, cambiando el inglés que habían estado utilizando hasta el momento cuando estaban a solas, por el coreano que parecía estar costándole un poco más a su amigo. — Comenzaremos a hablar coreano todo el tiempo, a ambos nos sirve.

Kris arrugó la nariz, no muy contento con la idea, pero sabía que el otro tenía razón. Si no practicaba un poco más el idioma las clases comenzarían a hacérsele difíciles.

—Entonces, estas son gachas de cerdo. — Kris volvió a decir, utilizando el nuevo idioma acordado. Con la cuchara tomó un poco de aquella especie de sopa de arroz espeso que contenía trozos de cerdo, probándola con ojo crítico y saboreando lentamente mientras asentía. — Está buena. Buscaré qué es.

UNMEI [ChanKai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora