EXTRA - Macaia Kane

35 6 0
                                    

Macaia Kane

—¡No! ¡Por favor! ¡Detente!—Sollocé

—¡Cállate!—Rugió mi padre.

—Detente...—Susurré mientras se quita la correa y me pega, sin razón alguna, él me pega, sollozo con cada correazo, queriendo no sentir este terrible dolor.

Mi madre llega y mira la escena con expresión aburrida.

Mami ayudame, solo tengo seis años.

—¡Papi!—Le solloce para que se detuviera pero el lacerante dolor de la correa de cuero en mis piernas llegó. Me mire la piel magullada y los lugares en donde me rompió.

Él me destruye, cada día, destruye quien soy, me deja siendo nada y yo no puedo hacer nada…

---

10 de Julio de 2008

—¡Eh! Macarena

—¡Mira, idiota, vuelve a decirme así y te parto el hocico!

—Ay, pero que agresiva—Me dice el idiota de Sivor.

No entiendo por qué se empeña tanto en molestarme.

—Déjala—Me defiende Gunter, a lo lejos unas niñas me señalan y se empiezan a reír, siento mis mejillas calientes y agacho la cara, soy consciente que Gunter va a y las manda a callar, Sivor se me acerca haciendo que lo miré.

—Nunca serás lo que ellos dicen, Macaia, eres una niña increíble—Siento mis ojos llenarse de lágrimas.

Es raro cuando no actúa como un tonto.

—Lamento que te molesten—Llega Gunter, me esfuerzo por sonreírle.

Estoy dañada, mis padres me están dañando.

Ese día vamos a clases, claro que Sivor se va a otro salón porque él es un año mayor.

Pospongo lo más que puedo llegar a casa y cuando lo hago sé que él me espera. Cada vez más bruto, cada vez más ido.

No entiendo que hice, yo solo tengo diez años, no sé qué hice para que mi papá me odie…

Ni siquiera era alcohólico, cuando llegaba ebrio era muchísimo peor, me encerraba en mi habitación para no recibir sus golpes.

—Llegaste, pichona—Me dice mamá, le respondo solo con un "Sí"

Ella me sirve la comida y cuando me voy a ir a mí habitación me detiene.

—Comeremos en la mesa, como una familia—Me reclama, yo suspiro antes de dejarme caer en una de las sillas de la mesa.

Me tenso cuando mi padre entra silbando y le sonríe a mi madre antes de darle un beso. Luego posa su mirada en mí y su sonrisa desaparece.

—Macaia, estás en casa—Dice.

Yo esperanzada asiento

—Si, papá—Le digo sonriendo. Él se sienta en la punta de la mesa y mamá coloca su plato frente a él, ella se sienta con nosotros y nos disponemos a comer.

—¿Como te fue en la escuela, Macaia?—Pregunta mamá, mi corazón da un vuelco de alegría porque ella nunca me pregunta esas cosas.

—Me fue muy bien, la maestra me dio dos estrellas por mi trabajo de matemáticas, y la profesora de licantropía dijo que mis ilustraciones estaban muy bien, y…

—¡Cállate!—Exclama de pronto mi padre, haciendo que me encoja y todo mi entusiasmo se convierta en miedo—. ¡Me mareas, niña estúpida! ¡A nadie le interesa como te fue!

Everest: La caída [EDITANTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora