Capítulo XXXI

55 7 0
                                    

DESCANSA


Fleyn como siempre es el primero en atacar, lanza fuego al azar pero apuntando a sus presas, pero yo lo esquivo, y André lo detiene, el siguiente en atacar es Mille quien alza enredaderas y las dirige hacia mi, ni siquiera llegan a tocarme y yo no me muevo, porque Yves las corta de un tajo con aire
—Eres mío—Le dice Yves antes de atacarlo con aire, Mille lo esquiva, me centro en Edan quien me sonríe de costado.
—¿Debo sentirme halagado de que la elegida sea solo para mi?—Inquiere.
—Depende de como lo quieras ver—Digo antes de alzar un pilar de tierra que impacta con su mandíbula, aprovecho y le lanzó cuchillas de hielo que él explota con rayos. Escupe sangre antes de mirarme.
—Eso fue un buen comienzo—Dice, antes de que en el cielo se escuchen estruendosos truenos.
Sabía que sería el más problemático. No lo dejo siquiera pensarlo, una oleada de aire lo impulsa y lo hace impactar con el piso.
Su mano me apunta y un relámpago trata de alcanzarme pero lo esquivo.
Dos tornados que se crean desde el cielo llegan al piso y me persiguen, corro alejándome de ellos.
Mi respiración está agitada cuando me veo acorralada.
Piso fuerte el suelo sintiendo la conexión, sintiendo el poder correr por mi cuerpo, cierro los ojos sintiendo como mis pies dejan de tocar el suelo elevada por el aire que me rodea.
Los ojos de Edan se abren y siento la mirada de todos en mí, muevo mis brazos disolviendo los tornados.
Es cuando veo a Yves tratando de levantarse del suelo, y a André escupir sangre.
Estamos perdiendo, ellos vinieron con todo y ellos tuvieron una fuerte sesión de entrenamiento.
Alzo las manos y enredaderas los sujetan.
—¿Que pasa elegida, tienes miedo?—Habla Fleyn, ladeo la cabeza estudiándolo. ¿Sinceramente? Sí, tengo miedo, por todos los que están en esta casa, porque aunque sea poderosa, no soy invencible.
—¿Miedo?—Sonrío, enterrando una cuchilla de hielo en su pierna, él jadea—. Yo no soy la que debería tener miedo; ahora quiero que me digan realmente por qué están aquí.
—Ya te dijimos venimos a...—Una cortada en el hombro con aire calla a Edan.
—¡Tonterías! Quiero la verdad, o todos morirán.
—Pues adelante, matanos, demuestra que eres tan mierda como dices que somos nosotros—Interviene Mille.
—No me vengas con tu psicología barata, Mille—Le digo—. Está bien, no me digan, pero váyanse de aquí—Ordeno, mis pies tocan el suelo acercándome a ellos, cuando estoy frente a Edan presiono su herida de llenándome la mano de sangre y obteniendo un gemido de dolor de su parte
»Retirense, Edan. Sé que solo vienen a medir nuestras habilidades y ya lo han hecho, váyanse.
—No creo...—Presiono nuevamente su herida haciéndolo callar
—Lo diré una vez más… Váyanse.—Digo, miro los ojos verdosos de Edan quien me da una larga mirada y por un momento solo por un momento su mirada se desplaza tras de mí, y creo saber a quién está observando.
—Está bien, nos iremos...—Dice
—Pero Edan…—Interviene Mille, escucho la risa de Fleyn, es un chico bastante extraño
—Andrew. —Dice Edan y con eso ellos desaparecen dejándome allí con la mano llena de su sangre.
Oro sangriento amigos.
—Se han ido, ya no puedo sentir su aura—Informa Mónica.
—Ni el poder de Andrew—Dice Mary
—Pero si tenemos esto—Alzo mi mano llena de sangre—. Nos hemos ganado un premio hoy—Digo enfocándome en mi mano y en sus partículas de agua, observo como se recoge la sangre de mi mano y forma una bolita de sangre que levita en la misma. Mónica se apresura a traer un frasquito donde deposito la sangre y cuando termino, siento que ya no estamos en peligro. Le sonrío a Mónica antes de sentir mi cuerpo sucumbir ante la debilidad, mis rodillas se doblan pero nunca impacto al suelo, unos brazos me sostienen, y sintiendo el hormigueo, sonríe.
—Estarás bien, pecosa—Susurra—. Descansa.

Y le hago caso, dejo que la visión se me nuble y me dejo ir.

****

Miércoles, 04 de diciembre

Mis ojos se abren y se entrecierran al ver la luz del sol colarse por la ventana. Miro la hora del reloj en la mesita de noche. 10:55 AM.
Siento el vendaje en mi hombro y trato de levantarme pero una voz hace que me sobresalte.
—Despertaste
—¡Por todos los cielos y mares, North!—Él ríe
—Lo siento no quería asustarte, vine hace poco, quería verte, estás mucho mejor que ayer, ya se han cicatrizado los cortecitos que tenías en la cara y los moratones ya son casi imperceptibles—Por inercia tocó mi cara, él me sonríe cálidamente, acercándose sentadose a mí lado.
»No hay forma que de alguna manera te veas fea, estás hermosa siempre, eres la más bonita de los dos—Dice y me hace reír
—Somos prácticamente iguales, Northie
—Hay diferencias, si las hay
—Por supuesto, eres hombre y yo mujer—Giro los ojos
—Me alegra mucho que estés bien, ayer demostraste tanta valentía que… no imagino poder tenerla yo.
—En algún punto de nuestras vidas nos toca tomar decisiones con valentía—Susurro, él asiente.
—Lucías sin miedo, tan invencible e inalcanzable…
—North, estaba aterrada—Digo, él me mira al instante sorprendido
—Pero…
—Tener miedo es sinónimo de estar vivos, ahora no tener nada de miedo… eso sí estaría muy mal y raro—Le explico—. Pero, yo estaba asustada, no quería morir, no quería que ustedes murieran de solo pensarlo...—Mis ojos se cristalizan, mi hermano me mira con ternura.
—Oh, Eve—Murmura abrazándome y me aleja mirándome a los ojos—. Esto se siente… esas palabras… son las que diría la antigua tú—Eso me hace suspirar—. Quiere decir que sigues siendo tú, Everest, es tu esencia, está aquí—Señala mi corazón, siento las lágrimas correr y lo abrazo
—Gracias, gracias—Lo escucho reír y luego oigo un toqueteo en la puerta que nos hace alejarnos, mi sonrisa es instantánea cuando observo al rubial, que lleva el cabello suelto y una barba algo crecida que lo hace ver mayor de lo que en realidad es.
—Voy a bajar, los chicos siguen ayudando a los de seguridad, salieron muchos heridos, logramos salvar muchos—Murmura North
—Oh, me encantaría ayudar, ya se canalizar mis poderes curativos
—Acabas de despertar—Murmura Gunter
—Ya estoy mejor—Replico, él va a contradecirme pero se detiene al mirarme y suspira con resignación, sonrío como toda una triunfadora y él pone los ojos en blanco, North nos mira de hito en hito y ríe.
—Ustedes son peculiares—Dice North.
—Gracie y tú son más extraños que nosotros—Digo
—Es cierto, recuerdo cuando…
—Si, si, si, me voy—Mi hermano huye de la escena y eso nos tiene a Gunter y a mí riendo.
Gunter termina de entrar a mi habitación cerrando la puerta detrás de él. Camina hasta mí, sentándose a mi lado. Su mirada queda en mi vendaje, antes de subirla a mis ojos.
—No quiero que vuelvas a hacer eso—Mi ceño se frunce
—Yo tomo mis propias decisiones, Gunter, no puedes decirme que hacer—Él suspira
—Sé que no, pero…
—Lo hice porque quise y fue mi decisión, ¿Y sabes qué, Gunter?—Lo apunto en el pecho acercándome a su rostro—. Lo haría mil veces más si fuese necesario—Mi respiración es acelerada, sus ojos se vuelven intensos, nos quedamos así por unos minutos. Su mano acuna mi mejilla dejando una caricia, sintiendo el leve hormigueo, sus ojos azules se vuelven aún más intensos.
—Yo solo no quiero que nada malo te pase, pecosa, pero aún siempre intente protegerte sales herida y… detesto fallar, detesto nunca lograr protegerte...—Mis ojos se cristalizan, porque la forma en la que lo dice, y todo lo que he pasado…—. Pero lo entiendo, entiendo por qué lo hiciste porque yo tambien haría lo mismo.
—No podrás protegerme—Susurro—. Esto es lo que soy, lo que tengo que hacer, pelea a mí lado, pero no podrás protegerme… Pero si puedes protegerte a ti, y eso es todo lo que yo pido y necesito, puedo cuidarme sola.
Una lágrima rueda por mi mejilla y él de encarga de limpiarla.
Su frente se apoya en la mía antes de suspirar y alejarse completamente haciendo que extrañe su caricia, él parece notar mi recelo porque sonríe y toma una de mis manos parece jugar con los dedos cosa que me hace sonreír.
—Mónica y Mary están haciendo el hechizo localizador—Él parece muy concentrado jugando con mis dedos que ni siquiera me mira—. Eres astuta ¿Eh? Y un poco arrogante—Eso me hace reír, él me observa algo maravillado
—No puedo lucir débil ante mis enemigos, pero estaba muriendo de miedo—Susurro lo último, él me observa, y sonríe
—Estabas en modo furiosa, dabas miedo—Ríe—. "Todos morirán" mujer sentía que despedazarias a esos hombres—Suelto una carcajada
—Oye, tenía que asustarlos
—Lo sé, lo sé—Ríe—. Aunque si me lo preguntas a mí...—Me estremezco por el tono ronco y profundo de su voz—. Eres sexy cuando eres arrogante, luces poderosa, eres poderosa—Sus ojos se oscurecen y noto que se ha acercado unos cuantos centímetros, trago viendo sus ojos, sintiendo la electricidad correr por todo mi cuerpo y mi respiración acelerarse un poco. Él sonríe de nuevo y se aleja completamente rompiendo el momento.
Frunzo el ceño pegándole con mi brazo sano muy fuerte en el hombro, él empieza a reír y a sobarse el golpe.
—Eres un idiota, Gunter Snow
—Lo sé, pecosa, lo sé—Sigue riendo

Everest: La caída [EDITANTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora