Capítulo XXXV

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ADVERTENCIA: Este capítulo tiene escenas explícitas y sexuales, si no te gustan las escenas +18 puedes saltartelas, por favor no denucies la historia, y si te gustan...Pues a leer cariño:


EL COMIENZO DE LA BATALLA. (PARTE 1)

Everest Frost

Viernes, 13 de diciembre de 2018

Empezaba a odiar los aviones. Hoy más que todas las veces que he estado en uno. 

Malditos nervios.

Mi cinturón estaba ajustado, todo estaba bien, pero yo tenía los nervios a todo lo daban. A mi lado Gunter me miraba cautelosamente. Estruje mis manos con nerviosismo, esto no se trataba de estar a miles de kilómetros en el aire, esto se trataba de ver a mis padres adoptivos, esos que me llamaron monstruo.

Ni siquiera en las batallas en la que había estado había estado tan asustada como ahora, quería incendiar algo, quería matar a alguien. 

Mire a Gunter, sería una buena presa ¿No?

Le di un puñetazo en la pierna que hizo que diera un brinco asustado, apreté mis labios tratando de disimular mi sonrisa. 

En mi pecho mi corazón está acelerado, pero es el de él. 

—¿Qué te sucede? ¿Te volviste loca acaso?—Pregunta agitado. 

—Necesitaba liberar tensión 

—¿Y mi pobre pierna fue tu elección?

—Oye, eres el que está más cerca 

—Me estoy arrepintiendo 

—Imbécil—Digo empezando a estrujar mis manos de nuevo.

—Pecosa—Me llama, pero no lo miro—. Everest—Lo observo 

—¿Qué?

—No estás sola, me tienes, no dejaré que ellos te hagan daño.

—Es solo que… 

—No eres lo que ellos piensan, eres Everest, la chica más fuerte, valiente y considerada que conozco, si ellos no quieren ver eso pues…Ellos se lo pierden—Siento mis mejillas calentarse ante la intensidad de su mirada. 

Estúpido y divino Gunter.

—Gracias...—Susurro apartando mi mirada, él toma una de mis manos y entrelaza los dedos, siento el hormigueo hacerse presente, y mi corazón dar un vuelco, él coloca las manos unidas en su muslo, subo la mirada encontrándome con sus ojos azules empezando a brillar.

Su mirada envía tranquilidad y seguridad a mis nervios, por lo que con un suspiro me relajo. Él sonríe notando el poder que tiene sobre mi.

—Deja de sonreír así o el siguiente puñetazo que voy a darte no será en la pierna—Amenazo, él ríe.

En el transcurrir de los minutos me acerqué a él y recosté mi cabeza en su hombro, a él no pareció molestarle, de hecho parecía muy cómodo con mi cercanía. 

Me quedé dormida el resto del vuelo, cuando llegamos Gunter se encargó de despertarme. Bueno, oficialmente estabamos en Alaska. 

El ambiente frío me hizo sentir en casa, mi corazón se sentía aprisionado, me sentía ahogada, con tantos recuerdos y momentos dolorosos. 

Recuerdo la primera vez que estuve aquí…

—Niños, bienvenidos a nuestro nuevo hogar—Dijo mi padre con emoción, Tiana saltaba de emoción, Teo estaba inspeccionando el alrededor cómo si quisiera encontrar un gran hallazgo en un simple aeropuerto, Tamía miraba a su alrededor con expresión aburrida y North y yo sonreiamos por la emoción de Tiana.

Everest: La caída [EDITANTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora