Capítulo XXVII

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HEROÍNA ROTA

Everest Frost

Domingo, 28 de octubre

Había pasado una semana de la sesión que había tenido con las brujas.

Siete días desde que hable con Gunter y me dejó el corazón acelerado por sus palabras.

Para mi todos estos días habían sido entre monótonos y llevaderos, podría decir que ya empecé a conocerlos y memorice sus nombres. Son muchos.

El chico jocoso de cabello miel y ojos grises verdosos se llama Steve

La morena de cabello rizado se llama Naydak

La chica pelinegro de ojos enigmáticos, se llama Purple, sus ojos son una cosa asombrosa.

Las hermanas rubias de ojos verdes intensos era Mermie y Mannie. 

Los pelirrojos de ojos cafés eran Mónica, y Mekir, ¡Y me enteré que son hermanos de Mille!

La pelinegro de ojos cafés era María, mejor conocida como Mary

El chico de cabello negro y ojos cafés era André

El chico de cabello castaño oscuro y ojos amarillentos era Sivor

La chica de cabello castaño y ojos mieles amarillentos era Macaia

La chica de cabello castaño y ojos algo mieles era Quincy.

Los pelinegros de ojos verdes amarillentos son Uris y Ura

Obvio los rubios de ojos azules no podían faltar, Gunter y Gracie. 

Y por supuesto mi hermano, North. Les dije, son demasiados. Diecisiete personas sin contar a Yves y a mí. 

Esta semana habían sucedido cosas buenas, ya mi herida estaba mejor, casi cicatrizada, me la he pasado con Yves y North, pero eso no le ha impedido hablar con los demás, han hecho un ejercicio algunas noches en las que todos nos sentamos en la sala y conversamos. Ellos quieren que recuerde, por lo que hablan de mí yo antigua. 

Ellos me han dicho que cuando sienta que es suficiente les diga, pues no quieren presionarme. Quiero recordarlos, todos me miran con tanto cariño que no sé cómo devolvérselos. 

A parte de eso, ellos han estado hablando con los reinos, se necesita tiempo para planear el golpe, espero esta vez no fallar. 

A las personas que más me había acercado era a Gracie, la chica era un amor, me encantaba.

Es por eso que ella se encuentra a mí lado mientras todos hablan animadamente. 

—¿En qué fallé la última vez?—Todos se callan abruptamente observándome. 

—¿De qué hablas, Eve?—Inquiere Gracie.

—La última batalla, porque la otra Everest… falló

—No falló Everest—La voz gruesa de Gunter me da escalofrío—. Fallamos todos

—Ese día llegó muy pronto, pensamos que estábamos listos, pero Andrew y Mary fueron un arma bajo la manga que tenía Tanisha—Dice André.

—¿Por qué un arma?

Gunter suspira. 

—Andrew y Mary eran tus amigos en el instituto, incluso tú… saliste en una cita con Andrew—Dice el rubio, hago una mueca de disgusto, él sonríe con melancolía—. Ese día fue horrible, me enoje mucho contigo—Él niega con la cabeza absorto en sus recuerdos, me gustaría recordarlo.

Everest: La caída [EDITANTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora