-No tienen permitido pasar -dijo con autoridad Heidi, aunque ya se lo esperaban.
-No hemos venido para eso -le contestó en tono inocente Kenny. Heidi se permitió alzar una ceja escéptica.
-¿Entonces? ¿Qué hacen aquí?
-Heidi -le habló Butters-, ¿no te gustaría tener una vida diferente? No hablo solo de a qué te dedicas y eso... Me refiero a como te sientes -comentó tímidamente. Justo cuando iba a empezar con su tic, Kenny le tomó la mano.
-¿A qué te refieres?- preguntó, claramente desconfiada.
-Sabemos que no eres feliz, Heidi. Todo el mundo lo sabe -Kenny fue mucho más directo-. Y apuesto que menos ahora, que Kyle está aquí.
Butters pensó que Heidi lo golpearía cuando la vio apretar los dientes y los puños.
-¡No les incumbe! ¡Lárguense!
-¿Que no nos incumbe? -Kenny fingió recibir una gran ofensa, luego señaló a Cupido Cartman-. ¿¿Estás segura de eso?? Aquí mismo tienes a quien te puede librar de tu sufrimiento y ponerte en los brazos de la persona indicada.
-¡Teeheehee! ¡Es cierto!
Heidi los miró a los tres con desconfianza, aunque parecía estarlo pensando.
-¿Cómo sé que cumplirán?
-¿No hay alguien que recuerdes justo ahora y te haga tener todo tipo de inquietudes y tristeza?
Heidi de inmediato bajó la mirada. Butters no sabía si su expresión era de preocupación, tristeza o culpa. Cupido Cartman le lanzó una flecha.
-Creo que ya tienes la respuesta. ¡Teehee!
Heidi se apartó, ensimismada, pero luego de permitirles el paso avanzó unos pasos detrás, para enfrentar a los naipes que ya se abalanzaban sobre ellos.
-¡Déjenlos pasar! ¡Es una orden!
Los naipes, con cara de confusión, obedecieron.
Con eso resuelto, no tardaron en correr por el castillo, con Cupido Cartman como guía. Después de subir hasta el segundo piso, se encontraron en un pasillo largo de puertas cerradas.
-¿Cuál puerta será? -se preguntó Butters en voz alta, y como si alguna deidad lo hubiera escuchado y enviado una respuesta, escucharon un quejido unas puertas más allá.
Kenny de inmediato lo tomó de la mano y los dirigió en esa dirección.
-E-Espera... ¿No deberíamos sacar primero a Wendy y a Stan de prisión?
-No, caramelito. Después de ésto, la reina en persona lo hará -dijo con optimismo, pero Butters no tenía deseos de averiguar lo que pasaba ahí adentro.
-Ouh... Salchichas.
De la mano con Kenny, se armó de valor para avanzar a lo largo del pasillo, pero se encogió cuando de nuevo escuchó la voz de Kyle. Ya no había duda de que estaban frente a la habitación correcta. La puerta estaba entreabierta.
-¡Ah! Q-Quítate, Cartman...
Se asomaron y Butters se sintió realmente culpable cuando vio la escena: Cartman, con camisa marrón y pantalón abierto, se movía entre las piernas delgadas de Kyle, que no traía nada encima, excepto por una camisa blanca que ya había resbalado por sus brazos hasta sus muñecas.
-Deja... ¡Deja de moverte, maldición! -le gritó Cartman, frustrado, mientras Kyle lo empujaba por el pecho. Finalmente se separó, claramente molesto.
-Sabía que no era mujer -dijo Kenny, con asco. Ni Butters ni Cupido Cartman pudieron evitar mirarlo con incredulidad.
-¡Ustedes! ¡¿Qué carajo están haciendo aquí?!
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Marjorine en el País de las Maravillas.
FanfictionLos padres del pobre Butters desean castigarlo por escaparse de la reunión familiar que le hicieron luego de su terrible y aburrida primera comunión. Harto de los castigos injustos, los malos tratos de sus familiares y deseando escapar de su abuela...