Extra: Problemas de pareja.

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Los potentes ronquidos resonaron en la habitación, y él se cubrió la cabeza con la almohada en medio de su desesperación. Calculó: ya debían ser las 2 de la mañana, y él no podía dormir. Los ojos le ardían.

Contuvo sus ganas de llorar, y volvió a pensar en la opción de irse a dormir a otro lado, cuando algo pesado le cayó sobre el hombro y algo mucho más masivo terminó por empujarlo hasta que cayó de la cama. Se golpeó la nariz y las manos le ardieron por el impacto. Y entonces sí dejó de dudar.

Enojado se levantó y miró al tipo egoísta que se había extendido ya por toda la cama. El golpe de su caída había resonado en el silencio y ese holgazán ni siquiera se había inmutado, babeando con gusto la almohada. Ni siquiera la cama king size era suficiente.

Con coraje se dio la vuelta y se fue directo a su habitación. Cerró con llave la puerta tras de sí y se acostó. Ya sabía lo que pasaría mañana: el rey iría a tocar la puerta con singular furia hasta abrirla con sus propias llaves y le recriminaría por no dormir con él, en la misma cama. Por eso debía dormirse cuánto antes. Cartman le llevaba ya 3 horas de ventaja.










-¿Qué me dices del sexo? -preguntó Kenny. Los habían visitado y el conflicto entre ellos era tan evidente que habían terminado hablando de ello.

-Sí, el sexo está bien, ¿no? -preguntó también Cartman. Kyle de inmediato se notó ofendido.

-¡No! ¡No, Cartman! ¡No está bien! ¡Te he dicho millones de veces que no me gustan tus prácticas raras!

-Ouh... -Butters se movió nerviosamente en su lugar. Tomaban el desayuno.

-No te hago gran cosa -le restó importancia el chico corpulento.

-¡¿No gran cosa?! ¡Eres brusco! ¡Eres un animal y un desconsiderado, Cartman!

-¿Pero, por qué? -preguntó algo intrigado Kenny.

Cartman no contestó. Sí, quizá era culpable de lo que Kyle lo acusaba, pero no les diría jamás a qué se debía. Pero él lo sabía. Tenía esa urgencia de tener siempre el control por culpa de cierto cupido calenturiento con el cuál había hecho un trato. Y siendo un trato, tenía que aceptar las condiciones impuestas como, por ejemplo, ser el uke en esa relación de naturaleza sexual que mantenían. Y siendo Cupido Cartman un amante salvaje, había comenzado a odiar ser el uke. Y aún más, había comenzado a sentirse realmente frustrado y a temer que si no tomaba las riendas con Kyle, terminaría siendo uke con él también. Debía ser miedo.

-Hacer cosas sin el consentimiento de tu pareja es malo -Butters aseveró con nerviosismo, reflejado en su expresión y su acción de frotar sus nudillos-. Y Kyle no está satisfecho. Creo que deberías dejar que él tome la iniciativa y guíe en sus relaciones. Y también deberías dejarlo dormir aparte. Le hará daño si no duerme bien -opinó tímidamente. Cartman lo miró de mala manera.

-¿Tú qué opinas, amigo? -preguntó Kenny.

Kyle lo pensó unos segundos.

-¡Bien! ¡Pero es tu última oportunidad, culo gordo!

Cartman contrajo las cejas cuando sintió que no se respetaba su autoridad, pero era verdad: si quería mantener a Kyle a su lado, debía complacerlo.










Kyle sintió el tirón fuerte en su cuello. El objeto duro y frío resultaba desagradable y le generaba escalofríos en todo el cuerpo, pero no tanto como las extrañas fantasías de Cartman.

Se escuchó otro tintineo cuando Cartman se enredó la cadena en la mano para atraerlo aún más hacia a él. Lo había obligado a vestir solo con una bata roja, mientras que él se había puesto encima todo un disfraz de telas finas, que había retirado para dejar al descubierto sus genitales.

Marjorine en el País de las Maravillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora