El sombrerero loco.

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Caminó encogido entre los árboles, temeroso de cualquier ruido o movimiento que identificaba. Su cuerpo entero se encontraba tembloroso mientras con cautela hacía su recorrido a lo largo del sendero.

Le pareció que una luz se hacía visible al frente. Por un momento pensó que quizá había llegado con el sombrerero, hasta que notó que se movía. Entonces pensó que se trataba de un velador, o algún vigilante, pero se había vuelto a equivocar: era un faro de luz con la vela encendida, claro que sí, pero no había persona alguna ahí. Se trataba tan solo del faro andante, que saltando extrañamente silencioso quedó frente a él.

Butters, en silencio, lo observó a la distancia, frotando sus nudillos. Sintió como si el faro solitario lo observara. Vio que así era cuando éste le hizo una reverencia. No respondió al saludo y continuó frotando sus nudillos. Entonces el faro continuó con su camino.

-Oh, Jesus... -murmuró cuando el faro lo hubo pasado. Se sintió un poco más tembloroso que antes-. Pobre Tweek... Seguramente él se siente así todo el tiempo... -comentó al aire, con empatía, cuando recordó al chico tembloroso que siempre estaba al borde de un ataque de ansiedad.

Entonces le pareció que más adelante había un área amplia un poco más iluminada. Quedaba justamente al frente, más allá, sobre el sendero.

Deseó que no fuera otro objeto viviente, algo esperanzado de ya no caminar completamente solo en medio del camino oscuro. Su estómago gruñó.

-Uh... Tengo hambre...

Había tenido que caminar otros 5 minutos, aproximadamente, cuando por fin, pudo escuchar voces. Eran cantos. Ahí adelante había personas cantando.

Contradicho por su temor de saber cómo sería ese Sombrerero Loco y su esperanza de conseguir algo de comida, se asomó entre los arbustos una vez que llegó al área iluminada. La escena era completamente extraña...

Opuesto a lo que había querido, ahí había muchos más objetos con vida propia que bailoteaban sobre la mesa. Eran tazas, platos y teteras que echaban humo al son de la canción de dos nuevos personajes... Otro conejo, de orejas cafés en esa ocasión, y el que debía ser el sombrerero. Ambos vestían ropas elegantes.

Notó que entre ellos, recostada sobre la mesa, había una niña con orejas que parecían ser de ratón. Debía estar profundamente dormida.

-¡Feliz feliz no cumpleaños a ti!

-¿A mí? -preguntó la liebre.

-¡A tú!

Y entonces le pareció conocido aquel tipo de sombrero.

-¿Kenny? -dijo sin pensar.

-¿Sí? -aquél volteó sonriente. No tenía nada que le cubriera la cara, como solía ser.

Su primera reacción fue esconderse aún más detrás del arbusto.

-Ven aquí, no seas tímida -le dijo acercándose confiadamente. Butters comenzó a salir lentamente de su escondite-. ¿Por qué no tomas una taza de té con nosotros?

Su acento era diferente, su voz un poco más gruesa, pero sintiéndose algo torpe, optó por tomar su mano tan pronto como se la ofreció.

Butters se sentó algo apenado en la silla que le ofrecieron y miró con timidez a Kenny, que no le quitaba los ojos ni la sonrisa pícara de encima.

Pero entonces se percató de algo más.

-¿Clyde?

-¡El mismo! Que niña tan inteligente.

-Eres...

-La Liebre de Marzo. Un gusto -le besó la mano. Butters se sonrojó y Kenny se inclinó hacia él-. ¿Quieres tacos?

Marjorine en el País de las Maravillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora