Capítulo 30

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Francia detuvo el auto frente a la casa de los hermanos ex soviéticos, donde estaba activa una segunda fiesta de fin de semana. Argentina soltó un pequeño suspiro con un pequeño sonrojo en sus mejillas.
 
 
-Tío… ¿Por cuanto más vas a tener que seguir llevándome de un lado a otro?
 
 
-… Cielo, no pienso dejarte solo con el riesgo de que te hagan algo.
 
 
-… Pero… la carta que me mando Elían fue hace unos días y hasta ahora no me paso nada.
 
 
-No te paso nada porqué me he encargado de llevarte por mi cuenta. Seguro que si te ibas solo por ahí te tomaban desprevenido.
 
 
-Entiendo… es que, me da vergüenza que me traigas.
 
 
-¿Por qué?
 
 
-Por qué me da vergüenza que todos miren para acá… y además, todos me conocen por vos, y también me da vergüenza que me vean como me traes acá como si fuera un nene.
 
 
-¿Acaso yo te doy vergüenza?
 
 
-¿Qué? No… es que… bueno, me da vergüenza, eso es todo. Si fuera mama o cualquiera de los tíos, también me daba vergüenza.
 
 
-No digas estupideces, esto es por tu bien.
 
 
-Bueno, esta bien… ¿Por cuanto más voy a seguir así?
 
 
-Por un tiempo más, ten paciencia ¿si?
 
 
-Si, tío, esta bien…
 
 
-Muy bien, cielo. Llámame cuando quieras irte ¿si?
 
 
-Si, tío…
 
 
-Bueno, adiós.
 
 
-Chau…
 
 
Ambos se acercaron para poder besarse en las mejillas y el más joven procedió a bajarse del auto con intenciones de entrar a la mansión, el mayor se fue sin antes bajarse para poder abrirle la reja al más joven y de ahí en adelante si que se fue seguro.
 
 
-¡Argentina! -dijo Ucrania felizmente desde la puerta de su casa.
 
 
La ucraniana se acerco a abrazar al argentino del brazo, feliz de verlo.
 
 
-Hola Ucrania, que tal.
 
 
-Que bueno que pudiste venir -dijo felizmente -¿Vamos a dentro? los demás nos deben estar esperando.
 
 
-Bueno, dale.
 
 
Ucrania y Argentina se adentraron dentro de la mansión y fueron donde sus amigos los estaban esperando, los cuales se mostraron felices de que Argentina finalmente pudiera estar junto a ellos. El se sentó al lado de Holanda y Finlandia y se pusieron a conversar sobre lo que habia pasado últimamente.
 
 
Los seis jóvenes estaban entretenidos hablando entre ellos, riéndose de las anécdotas contadas y de lo que habia pasado con el abuelo de Argentina, ya que ellos alcanzaron a ver la publicación.
 
 
-Argentina.
 
 
-¿Eh?
 
 
Argentina alzo la vista para poder ver la gran figura del ruso haciéndose presente ante ellos.
 
 
-¿Puedo hablar contigo?
 
 
-…
 
 
Argentina no estaba seguro de eso, ya que ahora mismo sentía algo de incomodidad ante la idea de que estaba desobedeciendo a su tío, quién le dijo que se alejara de el en un tono muy suplicante. Eso que habia pasado ayer mismo le hizo considerar si debía seguir o no trabajando con el.
 
 
-… ¿Sobre que queres hablar?
 
 
-De un asunto privado entre tú y yo que no debe salir de la oficina -dijo intentando calmar el pequeño enojo que intentabas ocultar.
 
 
-Hermano… ¿puedes dejar a Argentina tranquilo? recién acaba de llegar y no pudimos verlo por mucho tiempo por estar trabajando contigo -dijo Ucrania.
 
 
-No me importa si pueden verlo o no. Yo fui quien le ofreció este trabajo y si el lo acepto fue decisión suya, no mía, no quiero que me vengan a recriminar nada que no sea mi problema, cada uno debería hacerse responsable de los deberes que uno tiene... Argentina, camina.
 
 
-Bueno… ya vuelvo.
 
 
Argentina dejo el vaso de cerveza sobre la mesa y se puso de pie para poder ir rumbo a la oficina del ruso con este mismo siguiéndole.
 
 

 
 
El ruso y el latino entraron a la oficina del primero, quien cerro la puerta de un fuerte portazo, demostrando así el tipo de humor que tenia, y si lo habia llamado, era obvio que tenia algo que ver con el. Argentina trago saliva y abrió la silla que estaba delante del escritorio y el ruso se sentó en su silla, sin borrar su expresión de molestia.
 
 
-Argentina… -pronuncio, aun con el ceño fruncido.
 
 
-¿Si?
 
 
-Quiero que me expliques, ¿Por qué el viernes te fuiste antes sin ni siquiera terminar el trabajo?
 
 
-Oh…
 
 
En ese mismo momento, Argentina entendió porqué Rusia se mostraba enojado y mucho.
 
 
-Rusia… perdóname. Es que mi abuelo habia ido de visita a la casa de mi tío y realizo una publicación en ves de enviarme un mensaje, es que no se lleva muy bien con la tecnología…
 
 
-¿Y por eso te fuiste?
 
 
-Si… es que habia publicado en Facebook que habia robado galletitas en una panadería y eso se estaba haciendo viral y tenia que ir a borrarla cuanto antes porque el no sabia como hacerlo.
 
 
-… Si era algo "tan" importante, ¿Por qué diablos no me avisaste?
 
 
-¿Eh?
 
 
-¿Por qué diablos no me avisaste que tenias que irte en ves de llevarte las hojas?
 
 
-Oh… bueno… pensaba terminarlas en mi casa.
 
 
-¿¡Tú eres imbécil!? -dijo irritado- ¡Trabajar conmigo no es como ir a la escuela y completar tres cosas! ¡Esas hojas tenia que entregarlas el viernes, y por tu irresponsabilidad, mi superior se enojo conmigo y tuve que disculparme e imprimirlas en ruso una por una, completarlas por mi cuenta y al final termine entregándolas tarde!
 
 
-Oh……
 
 
Argentina bajo la mirada, intentando ocultar el sonrojo… ahora si que se sentía un idiota.
 
 
-Perdón, Rusia… no sabia… me siento muy avergonzado, perdóname, no lo vuelvo a hacer…
 
 
-Eso espero, porqué si vuelve a pasar, estas despedido. Solo vas a poder irte por un asunto importante y no por una tontería como una publicación de Facebook, y me vas a avisar antes de irte, ¿Entendiste?
 
 
-Si, Rusia… perdón…
 
 
-Uff…
 
 
Rusia se masajeo un poco la frente buscando relajarse… cuando finalmente se relajo, volvió a poner sus manos sobre la mesa para centrarse en el mas joven.
 
 
-Esta bien, Argentina… ¿Quieres tu paga?
 
 
-¿Eh? Oh, si, por favor.
 
 
-Muy bien. Espérame aquí.
 
 
El ruso puso las manos encima del escritorio para poder ponerse de pie y retirarse un momento de la oficina, dejando al joven de piel celeste solo. Argentina, al no tener nada que hacer, solo se limito a mantenerse callado y observar la oficina del ruso con curiosidad y detenimiento para poder admirar la abundancia de esta.
 
 
En un momento, sus ojos se fijaron en una esfera de nieve que tenia encima de una especie de marco de chimenea que tenia detrás del escritorio, y noto que dicha esfera de nieve era muy similar a la que le habia roto a su tío hace unos días. Casi al instante pudo reconocer la similitud de ambas esferas de nieve y de inmediato tuvo las ganas de levantarse e ir a verla, por lo que se levanto y camino hasta detrás del escritorio, deteniéndose justo en frente de la ubicación de dicha bola.
 
 
Se inclino un poco para poder verla mejor, percatándose de que estas eran exactamente iguales, con la misma torre Eiffel dentro y con los corazones rosados, hasta parecía que habían llegado en un paquete de dos. Le habia llegado el deseo de tomarla y así poder admirarla, pero tenia algo de miedo de llegar a romperla también, ya que era bastante torpe.
 

Tío (Francia x Argentina) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora