- ¿Estamos todos?- gritó Valerio mientras constataba que todos sus amigos estuviesen sentados en sus respectivos asientos.
- ¡Que sí, hombre! Siéntate, así nos vamos.- se reía Guzmán, que tenía a Nadia rodeada con un brazo.
Eran las 6:30 am del viernes y todos estaban más muertos que vivos. Apenas el bus comenzó a andar, todos cayeron dormidos.
Era el único día libre que Las Encinas les permitía a los alumnos que estaban totalmente al día, y que no adeudaban absolutamente nada. Por lo que Lu decidió que todos se unieran a ella el fin de semana en su casa de campo. Sorprendentemente, no le importó que Samuel fuera. Siempre y cuando su amiga estuviera feliz y tan cuidada como una reina, ella hacía caso omiso a la presencia de Samuel. Al contrario, Lu no estaba nada cómoda con Rebeka sumándose a su grupo de amigos. Pero estaba más que tranquila que ante cualquier altercado, Carla la apoyaría. Era muy consciente de cómo se sentía su amiga con respecto a la cercanía de Samuel y Rebeka, así que tendría una aliada después de todo.- Preciosa,- le susurró Samuel a Carla- ya hemos llegado.
Ella se desperezó mientras abría los ojos de a poco.
- ¿Han bajado todos?- le dijo a Samuel, que la observaba como una sonrisa de par en par.
- No... Ander y Omar siguen dormidos atrás.
Carla se asomó por la ventanilla para encontrarse con un lago transparente que se encontraba frente a la gran casa de campo de Lu. El césped estaba cortado al ras y, al brillo de aquel sol de mañana, su color verde vibrante dejaba a todos con la boca abierta. No muy alejado de la casa, había un gigantesco muelle con varios botes y motos de agua; bien cerca del lago se encontraba un viejo árbol con una soga amarrada para lanzarse desde la desmedidamente gran casa del árbol que el padre de Valerio y Lu les construyó de pequeños.
- Es bellísimo- logró decir Carla después de pasar un minuto contemplando aquel lugar donde se quedarían por los siguientes tres días.
- Si que lo es- añadió Samuel tomando las maletas de ambos y dándole espacio a Carla para que bajara del vehículo.
- ¡Joder, Val!- escucharon que Guzmán le gritaba a Valerio cuando tomó la cuerda del árbol y se lanzó hacia el lago.- ¡Que me has empapado!
Nadia no pudo evitar lanzar una carcajada al ver a Guzmán mojado de pies a cabeza con el seño fruncido. Él la miró como si fuera un ciego que está viendo la luz por primera vez. Nunca la había oído reír así, y esto hizo que se le uniera para luego tomarla de los brazos y lanzarse al agua con ella.
En cuestión de segundos, el grupo completo de amigos se encontraba chapoteando y riendo dentro de aquel lago con ropa puesta a las 11 de la mañana: por primera vez en mucho tiempo, solo fueron adolescentes viviendo su adolescencia.
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- Nadia, ¿sabes donde está el Samu?- le preguntó Rebeka a la musulmana sabiendo de ante mano la respuesta.
- Rebe,- le reprendió Nadia con una voz dulce- ya tienes conocimiento de la situación. ¿Por qué te torturas así? No me gusta verte sufrir.
- Si, tía. La verdad es que hasta que no supere mi rollo con Samu no podré avanzar.- le admitió Rebeka.
- Mi amiga y su novio- enfatizó Lu para hacerle saber que cuando Carla no estaba cerca, ella se encargaría de marcarle el territorio- están disfrutando del lago.
- Pero si me olvidaba de el dúo dinamita,- se mofó Rebeka- comparten hasta las braguetas, ¿a que sí?
Lu comenzó a caminarle a su alrededor, como una hiena inspeccionando a su presa antes de lanzarse a comerla.
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Samuel y Carla: Charlie
Fiksi PenggemarSamuel y Carla acaban de confirmar su relación en Las Encinas, y están llevando todo con mucha naturalidad y ternura. Sorprendente, Nadia, Guzmán y Lu, no están tan reacios como ellos creerían que estarían ante la nueva relación y tratan de brindarl...