𝑲𝒊𝒍𝒍 𝑻𝒉𝒆𝒎 |Intenabo|

4H

—¿Os habéis quedado sin balas, amores?— se burló una mujer.

—Están en la mochila— murmuró Volkov hacia Horacio, sabiendo que estaban jodidos, pues las mochilas estaban a unos metros de ellos.

Entonces, escucharon el motor de un vehículo acercarse. Se volvieron a asomar para ver un enorme coche militar que conducía hacia el grupo que permanecía en medio de la carretera. Estos echaron a correr al ver las intenciones del conductor, pero la velocidad a la que iba aquel coche no les dio ninguna opción.

—Wow— habló Horacio al ver la sangría que estaba provocando aquella persona, hasta que no quedó ni uno en pie.

Ambos se incorporaron y salieron de sus escondites en cuanto el coche se detuvo. La puerta del conductor se abrió, y Conway apareció en su campo de vista, bajando del vehículo.

—Nos vendría bien quedarnos ese todoterreno— dijo Volkov en cuanto estuvo al lado del pelinegro.

Unos pasos se escucharon y, al girarse, vieron a un hombre que echaba a correr desesperado. Horacio en seguida levantó su arma para matarle, pero fue detenido por Conway.

—Espera.

Esta vez fue él quien le apuntó, pero no para acabar con él. Disparó, hiriéndole en una pierna, y viendo cómo aquel hombre caía al suelo entre quejidos. Se acercó a paso firme, seguido por el resto, hasta quedar a su lado.

—No me matéis, por favor— habló el chico mientras lloraba.

Horacio lo reconoció como un beta.

—Sois todos muy valientes hasta que os quedáis solos, ¿eh?— dijo Conway, agachándose y agarrando su mano, encontrando aquel tatuaje— ¡Pero que suerte! La única persona que aún no he matado y resulta ser el que nos llevará con mi omega— continuó entre serio y vacilón.

—¿Q-que?— respondio nervioso— ¡Yo no sé nada!

Conway suspiró poniéndose de pie y agarrándole a su vez del cuello, levantándole consigo hasta dejarle suspendido en el aire, asfixiándole.

Volkov y Horacio observaban la escena unos pasos más atrás. "A Gustabo le habría gustado ver esto", pensó el de cresta.

—Escúchame bien, capullo— comenzó a hablar Conway mientras el beta pataleaba— Vas a llevarme con ese omega, te guste o no, así que más te vale portarte bien si no quieres que te desmiembre aquí mismo hasta que empieces a hablar.

—Está bien— susurró de forma apenas entendible debido a la presión en su cuello.

Entonces Conway le soltó, dejando que el chico cayera al suelo dando bocanadas de aire y tosiendo.

—Empieza a cantar, muñeca.

—Los llevamos...— paró un segundo para respirar profundamente, aún recuperándose— Los llevamos a un lugar que dirige nuestro jefe, en una zona escondida del centro de la ciudad.

—¿Para qué?

—No lo sé, nunca he entrado. Solo sé que ahí dentro hay gente de todo tipo, no solo omegas.

Conway suspuso que estaba mintiendo con aquello de que no sabía lo que hacían con los secuestrados, pero ya tenía la información que quería.

—Bien— dijo agarrándole de la chaqueta para levantarle y llevarle con él— Vamos.

Al llegar al coche, el alfa abrió la puerta trasera y metió al chico, esperando a que Horacio entrara por el otro lado antes de cerrar e ir al asiento del conductor.