𝑲𝒊𝒍𝒍 𝑻𝒉𝒆𝒎 |Intenabo|

10H

A lo largo de este capítulo aparecerá este símbolo [¤¤¤] para que podáis reproducir la canción acorde con la escena.

[𝟷𝙷 𝙿𝙰𝚁𝙰 𝙴𝙻 𝙸𝙼𝙿𝙰𝙲𝚃𝙾]

Horacio se mantenía apoyado contra la pared, notando cómo los últimos rastros de aquella droga que le habían metido se iban esfumando poco a poco.

—¿Cómo te llamas?— le preguntaba Volkov al niño, pero no respondía, parecía tener la mirada ida— ¿Chico?— a tener el mismo resultado, se levantó y habló esta vez hacia Michelle— Parece que le han dado algún tipo de sedante.

—Un poco de adrenalina le despertará— dijo Armando mientras sacaba una jeringuilla de uno de sus bolsillos— No le hará daño— aseguró acercándose a él e inyectándole el contenido de la aguja.

—¿Has atracado una farmacia antes de venir?— soltó Volkov.

—Nunca sabes cuándo vas a necesitar algo como esto.

Poco a poco el niño fue volviendo en sí, frunciendo el ceño ante el pequeño mareo que sentía.

—¿Q-Que?— murmuró sin comprender nada.

—Tranquilo chico, estás a salvo— respondió Armando de forma calmada.

—¿Cómo te llamas?— volvió a preguntar Volkov.

—Chris.

—Está bien, Chris, necesito que me digas qué es lo último que recuerdas.

Horacio le observó bien mientras hablaba. "Chris".

—Pues...la Purga había terminado, conseguí encontrar a mi hermana y...— frunció aún más el ceño, tratando de recordar— Creo que...la perdí de vista cuando todo esto empezó y...— suspiró, frustrado— No me acuerdo de más.

El de cresta empezó a darle vueltas a aquella información.

—Tu hermana— murmuró para sí mismo— Chris...¿Christopher?— al ver que el menor se giraba para mirarle, se dio cuenta— ¿Tu hermana es Kylie?

—¡Sí!— respondió esperanzado— ¿La conoces?

—Te estaba buscando, pero no sé dónde está ahora.

—Tampoco podemos hacer mucho— habló de pronto Michelle— Queda menos de una hora, tenemos que salir de aquí lo antes posible.

—No me iré sin Gustabo.

La mujer le miró fijamente. Le entendía a la perfección, ella tampoco quería irse sin Conway, pero tal vez estaba siendo demasiado positivo.

—Llevan mucho tiempo dentro, quizás...— no quiso terminar la frase.

Entonces Horacio se alejó de la pared, haciendo involuntariamente una mueca de dolor al notar su pierna arder por la herida.

—Pues entraré a por ellos.

—Horacio, no— dijo Volkov agarrándole el brazo.

—¡Gustabo nos ha salvado la vida!— gritó de repente— ¡¿En serio les vais a dejar ahí tirados?!

Se hizo un pequeño silencio en el que todos parecían reprocharse.

—No— respondió Volkov soltándole— Tiene razón.

—Yo voy a entrar— volvió a hablar el de cresta— Quien quiera venir que venga. Nos vemos en el aeropuerto.

Tras decir aquello salió del callejón y comenzó a encaminarse, cojeando, hacia la entrada de aquel lugar, pero, justo en ese momento, vio dos sombras emerger de la oscuridad.