Epílogo

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[𝟻 𝙰Ñ𝙾𝚂 𝙳𝙴𝚂𝙿𝚄𝙴𝚂]

Y aquí salen los acusados, antiguos Padres Fundadores, del juicio contra los hechos ocurridos durante sus años en la presidencia— hablaba una mujer mientras se veían las imágenes de unos hombres salir esposados de un edificio— Nos informan del veredicto que ha dado la jueza Lawrence, y que millones de personas llevan esperando mucho tiempo. Así pues, los acusados han sido declarados culpables del genocidio de más de sesenta mil personas, entre ellos cuarenta y siete mil omegas, a lo largo de los nueve años que ha estado vigente La Purga en nues...

Gustabo apagó la tele sin darle mayor importancia a lo que estaba viendo, no porque no le interesara, sino porque era un veredicto que ya conocían todos. Ni los mejores abogados del mundo podían salvar a aquellos malnacidos.

Se levantó del sofá, contento, y caminó hacia la cocina, de la cual le llegaba un aroma muy apetecible. Vio a Conway de espaldas suya haciendo la comida, por lo que aprovechó y, tras acercarse a él, le abrazó por detrás.

—Por fin han acabado los juicios— comentó mientras apoyaba la cabeza en el hombro del mayor.

—¿Culpables?

—Mmh— afirmó— Que bien huele.

Conway sonrió satisfecho.

—Ya sabes que soy un gran cocinero.

—Sí, la comida tambien huele bien— susurró riendo.

Conway giró un poco la cabeza para verlo de reojo, sin quitar la sonrisa de la cara. Se apartó un poco del rubio para poder pasar su brazo por encima de los hombros del menor, y así estrecharlo en un cariñoso abrazo mientras seguía cocinando.

—No es momento— rió para, justo después, dejar un casto beso en sus labios— Están a punto de llegar.

El menor hizo un puchero dramático, pero burlón, antes de volver a apoyar su cabeza en el alfa.

—Quizás...—dudó un poco antes de continuar— Quizás podríamos seguir su ejemplo.

—¿Cual?— preguntó el mayor

—El de formar nuestra propia familia.

Ya habían pasado unos cuantos años desde que estaban juntos, y esa idea llevaba meses rondándole la cabeza al rubio. Sin embargo, no estaba seguro de que Conway quisiese lo mismo, pues nunca habían llegado a tener una conversación al respecto.

Observó atentamente cómo el alfa apartaba la comida ya lista del fuego. Se fijó en sus expresiones y, de cierta manera, le alivió seguir viendo aquella sonrisa en él, la cual se intensificó en cuanto se giró para estar cara a cara con el menor.

—Nada me haría más feliz.

Volvió a dejar un suave beso en los labios del menor, los cuales se extendían en una enorme sonrisa ante lo dicho por el alfa. Se quedaron unos segundos así, pensando en lo felices que eran, hasta que el timbre les sorprendió.

—Ya voy yo— dijo Conway alejándose del omega.

Gustabo se mantuvo aún con una sonrisa de oreja a oreja en la cocina. Decidió apoyarse en la encimera, cruzando los brazos mientras esperaba a que los invitados llegaran. No tardó en escuchar varias voces alegres en la entrada, junto con la de Conway el cual saludaba con el mismo ánimo.

—¡Tío Gus!

Vio aparecer a un niño pequeño entrando corriendo a la cocina, hasta acabar abrazándose a la pierna del rubio.

—¡Peque!— saludó agachándose y envolviéndole en sus brazos— ¿Cómo has estado?

—Bien— se separó algo revolucionado— Tío Gus, ¿me llevas luego de aventuras como la otra vez?— El rubio levantó una ceja— Pero no le digas nada a papá porque se enfadaría.

𝑲𝒊𝒍𝒍 𝑻𝒉𝒆𝒎  |Intenabo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora