6

150 12 1
                                    

El restaurante estaba plagado de soldados de la fuerza aérea, no había un punto que no fuera verde a excepción de la joven de 19 años que se encontraba estudiando sin prestar atención de lo que sucedía a su alrededor. Tal vez era el hecho de que estudiar dos carreras era demasiado estresante y asfixiante o por el hecho de estar ideando a sus personajes e historias de sus futuras novelas que ella no se percató del joven soldado que la miraba desde lejos con una mirada azulada que las camareras deseaban recibir. El soldado tomo una rosa roja del mostrador y con su mejor sonrisa se encamino hacia la mesa de la chica, sus compañeros que se encontraban desayunando alzaron los pulgares deseándole suerte mientras este reía.

—Hola bonita, una rosa para la más hermosa — tal vez si él no la hubiera visto nunca, solo tal vez la historia sería diferente. Nada lo preparo para ella. Carlize levanto la mirada sin expresión alguna y en ese instante el aire se le atoro.

—No me gustan las flores y mucho menos las rosas —dicho eso volvió a concentrarse en sus apuntes.

Él no podía con la mirada que ella le dio, tal vez si era fría pero sus ojos a pesar de no ser verdes ni azules cautivaban, esa mirada teñida de color negro te mostraba una oscuridad mágica, como la de una galaxia. Se le seco la boca e intento tocar su mano.

—No me toques— dijo ella apartando su mano. Una de las cosas que ella más odiaba era que violaran su espacio personal— vete.

—Pero...

—Es por eso que no vengo cuando hay mucha gente — Carlize perdió la paciencia y de la manera más rápida posible guardo sus cosas provocando que la rosa cayera al piso — Sally te pago el café luego — se dirigió a la camarera de piel morena.

Carlize salió a prisa del restaurant. Sally se mantuvo observando la expresión desconcertada que adornaba el rostro del soldado por todo lo que había sucedido, riendo se acercó a él.

—Mala jugada soldado— le palmeo el hombro y se dispuso a recoger la mesa que hasta hace unos minutos estaba ocupada.

Como si un balde de agua fría le hubiese caído encima, él reacciono y salió corriendo del restaurante, al llegar a la acera volteo por los lados hasta dar con la chica de vestido azul.

—¡Espera! — Carlize volteo para verlo y él corrió quedando a unos cuantos pasos de distancia — me llamo Nathaniel

—¿Por qué me dices tu nombre? —ella le miro curiosa.

Nathaniel enderezo su semblante y con seguridad le dijo: — porque algo me dice que nos estaremos viendo seguido.

Carlize cambio su semblante serio por uno más relajado.

—Eso parece — se dio la vuelta y siguió su camino sin percatarse de la sonrisa del chico, una sonrisa que prometía muchas cosas.

Carlize suspiro con una sonrisa temblorosa ante tal recuerdo mientras con una mano acariciaba las rosas rojas de su habitación. Tomo una rosa y la beso mientras pensaba en voz alta, algo único en ella.

—No me arrepiento de nada, Nate, pero tal vez ...si hubiera sabido... que te irías pronto...no te hubiese tratado tan mal cuando nos conocimos — su voz era temblorosa y las lágrimas traicioneras rodaron por sus mejillas.

Los toques de la puerta provocaron que se limpiara las lágrimas.

—Adelante.

Amelie se asomó por la puerta para luego pasar.

—Todos están esperando en el comedor.

—¿todos?

—Nosotros y amigos cercanos de la familia — dijo Amelie tratando de tranquilizar a su hermana — no son muchos.

Intended- Saga hermanos Wembley #1 Carlize- (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora