Girl Groups K-pop y tú - Oneshot's

Sana y tú

Aunque no quisiera que llegara. Aquel día que tanto había tratado de evitar mencionar, por fin era marcado en el calendario.

— ¿Sana, estás lista? —Momo había entrado a despertarla, pero la menor no había logrado conciliar el sueño durante toda la noche.

— No quiero levantarme... —murmuró.

La japonesa mayor le dio una media sonrisa y se acercó a ella.

— Sabíamos que este día sería muy duro, pero es parte de la vida. —acarició su cabeza.

— No quiero... —sus lágrimas habían empezado a asomarse— No quiero porque dolerá.

Momo empezó a acariciar su cabeza.

— Ella hubiera deseado que estuvieras ahí. —susurró viendo aquella cama vacia.

Sana negó con la cabeza.

— Yo soy la culpable. Ella jamás debió salir por esa puerta, yo tenía que perseguirla.

— Ya se comprobó que jamás fue tu culpa, Sana. —acunó su rostro— Los comentarios maliciosos, la falta de apoyo de la empresa y los antifans, se habían encargado de llevarla a esa decisión. Tú ayudaste a que ella se sintiera amada, en paz, fuiste a quien ella entregó todo su amor.

— Pero yo...

— Vamos, ¿si? Las chicas están con sus maletas esperando en la sala. En cualquier momento llegarán los de la empresa para desalojarnos.

— ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué la maldita empresa nunca le ofreció la ayuda que necesitaba cuando los síntomas estaban claros?! ¡¿Por qué no la protegieron?!

Sana lloraba a cántaros mientras era abrazada por Momo. Para su compatriota también era difícil, asimilar la muerte de quién consideraba su hermana menor fue muy duro. Pero sabía que Sana estaba aún más destrozada, después de todo era la chica que amaba.
No tuvo la oportunidad de proteger a su compatriota menor, pero ahora lo haría con quién consideraba su hermana gemela.

De repente la puerta había sido abierta por Jihyo, ella al igual que las demás, se veía agotada y deprimida. Pero trató de evitar demostrarlo dando una pequeña sonrisa.

— Ya es hora... Los de JYPE están en la puerta.

Con mucha tristeza, Sana tomó la maleta que se encontraba un lado y se paró al igual que Momo.

— Este es el adiós a nuestra habitación, Jihyo... —susurró.

La nombrada asintió con nostalgia. Habían tantos recuerdos en aquel lugar. Pero sobretodo, los que compartió con la menor de las japonesas.

— Vámonos. —Park ya no podía soportar el dolor de ver aquella cama vacia.

Las japonesas mayores asintieron y salieron de aquella habitación. Al llegar a la sala vieron como cada una de sus compañeras salía del departamento con sus respectivas maletas, pero todas clavaban miradas de odio al personal de la empresa.

Ya todas estaban afuera solo faltaba ella. Le dio una última mirada al departamento y salió de él.

Una nueva etapa comenzaba. Pero primero, debía ir a visitarla.

[...]

Cuando llegó a aquel edificio, solo bastó mostrar un pase especial que le dio Jihyo.

En sí, todas querían despedir a su pequeña compañera. Pero se quedaron en el hotel descansando luego de varias semanas.
La repentina noticia de su disolución fue una tendencia masiva, por eso el aeropuerto de Japón estaba completamente lleno. Ya no querían saber nada de ello, necesitaban estar en paz para ver la dolorosa realidad.