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Wang T/n se encontraba esperando en una cafetería a su novia. Estaba emocionada puesto que hace un par de semanas ella no le respondía los mensajes o llamadas.
Tenían 6 meses de relación, pero ya sentía que con esa muchacha lo quería absolutamente todo.
Salió de sus pensamientos al escuchar la campanilla de la cafetería. Al levantar la mirada se encontró a su amada buscándola.
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Levantó la mano en señal de que se acercara y así fue.
La mujer se sentó frente suyo y se retiró las gafas negras.
— Te extrañé tanto, Miyoung... —T/n tomó sus manos.
La nombrada sonrió y se acercó a depositar un corto beso en sus labios.
— Y yo a ti, T/n.
— ¿Por qué no me respondías?. Estuve preocupada... —suspiró.
Miyoung le dio una media sonrisa y decidió sentarse a su lado. Tomó su rostro y dejó pequeños besos en sus labios generando una sonrisa en Wang.
— Perdón. El trabajo se me había acumulado y mi teléfono se me había malogrado.
— Entonces deja que te compre uno nuevo y-
La recién llegada rió y negó.
— No te preocupes. Ya lo mandé a arreglar y funciona correctamente.
T/n asintió.
— No sabía que hacer. No conozco a ninguno de tus amigos o tu trabajo o tu departamento. No sabía dónde buscarte...
Su contraria agachó la mirada.
— Lo sé. Pero te prometo que muy pronto lo harás. Sólo dame un tiempo...
T/n asintió con una sonrisa forzada.
Desde hace tiempo que tenía el entusiasmo de conocer a los familiares o amistades que tenía su novia, pero siempre que trataba, ella se excusaba.
Ambas ordenaron lo que degustarían de aquella cafetería y siguieron conversando y siendo cariñosas.
Luego de eso, pasaron el resto del día en el departamento de Wang. A pesar de ser unos años menor que Miyoung, T/n hacia lo posible para que su novia se sintiera cómoda a su lado además de tratarla con mucho amor, aunque casi siempre se la pasaban en su departamento a pedido de la mayor.
Pero esos cortos momentos significaban mucho para T/n.
[...]
Nuevamente habían pasado dos semanas desde aquel encuentro. Su novia no respondía nada de T/n, casi siempre tenía su teléfono apagado.
— Si Yiren, en la noche iré a casa a saludar... —hablaba por teléfono.
Se encontraba en el centro comercial buscando un regalo para su hermano mayor. Era su cumpleaños y por obvias razones debía estar presente.
