31| Recuerdos del pasado

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          HERMIONE GRANGER DECIDIÓ SENTARSE EN LA HIERBA, ignorando la comezón que le provocaría las hojas, mientras veía a sus hijos caminar por el campo riendo y disfrutando del día soleado

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HERMIONE GRANGER DECIDIÓ SENTARSE EN LA HIERBA, ignorando la comezón que le provocaría las hojas, mientras veía a sus hijos caminar por el campo riendo y disfrutando del día soleado. Habían salido a hacer un picnic y pasar una tarde juntos antes de que se marcharan para Hogwarts y así continuar con su educación. Era increíble cómo el tiempo pasaba tan rápido. Sus ojos marrones se enfocaron en la adolescente de cabellos rubios quien reía amplia y ruidosamente echando su cabeza hacia atrás.

En tan poco tiempo las cosas cambiaron mucho, más de lo que tenía pensado en el verano pasado. Conoció a la hija que pensó no conocer jamás, y no solo porque no quisiera, sino que cuando la había dado en adopción no podría tener ningún tipo de contacto con su hija hasta que esta cumpliera la mayoría de edad en el mundo muggle.

Muchos la llamarán egoísta y otros dirán que era una mala persona, pero no lo era. Al menos en el aspecto de ser una mala persona porque, a pesar de lo que el mundo diría en su contra, ella hizo lo que encontró más beneficioso. Cuando quedó embarazada tenía muchos problemas en un matrimonio disfuncional que se remendó con el tiempo.

Se sentía abrumada y quería darle una mejor opción a su hija. Si Ron se hubiera llegado a enterar hubiese sido un caos total y Agatha, probablemente, no hubiese conocido a su padre biológico. Realmente si le daban la opción de enmendar sus errores, no lo haría, por más egoísta que sonara. De ellos aprendió a madurar y a asumir las consecuencias que tienen los actos porque cada acción tiene su efecto, sea para bien o para mal. Son ellos los que nos ayudan a crecer como personas.

— Herms —la llamó Ron, sacándola de su burbuja. Se volteó para mirarlo, apartando unos mechones de cabello que obstruían su campo de visión. Los pasó por detrás de su oreja, atenta a lo que su marido fuese a decirle—. He estado pensando en algo.

— ¿Tú? ¿Pensando? No lo creo —bromeó un poco al sentir que el ambiente se estaba tornando un poco serio.

Ron dejó salir una pequeña risa de sus labios, aunque sonó más como un pequeño suspiro entrecortado.

— No estoy bromeando. Es serio —aseguró—. Creo que deberíamos adoptar a Agatha —le dejó saber y desvió su vista hacia el lugar donde los jóvenes.

Agatha se encontraba acostada en la hierba, sintiendo los rayos del sol acariciar su piel. Su ceño se fruncía tratando de buscarle formas a las nubes, algo que se le dificultaba, quizá porque carecía de ese tipo de imaginación. Rose, quien se encontraba a su lado, estaba roja al no poder encontrar ninguna forma, no era racional. Sin embargo, Hugo había encontrado decenas de formas desde animales hasta objetos.

— Te lo juro, Rosie. Hay una cara en esa nube —insistió Hugo, señalando el hidrometeoro.

— Pues yo no veo nada. Estás imaginando cosas.

— Se llama pareidolia, Rose. Es un fenómeno psicológico, ¿sabes? —habló Agatha, dándose por vencida.

— Esto no es justo —protestó la pelirroja.

La hija de Draco Malfoy y Hermione Granger. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora