¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A MEDIDA EN QUE EL PARTIDO se acercaba, los jugadores comenzaban a ponerse ansiosos. La adrenalina se acumulaba en sus cuerpos y estaban listos para volar con todo lo que tuvieran. Los leones estaban más confiados que las serpientes, estando casi seguros de que ganarían como todos los años. Los Slytherin, por su parte, no mostraban rastro de su verdadera actitud hacia el Quidditch. Llevaban años perdiendo los partidos consecutivamente, por lo que ya no les quedaba mucho entusiasmo por el juego.
Agatha lo notó luego de analizar la conducta de sus compañeros durante unos minutos.
—Dylan —llamó Agatha a su capitán de equipo. El moreno se acercó a ella, esperando a que hablara—. ¿No se supone que les des unas palabras de aliento al equipo? —Dylan la miró con el ceño fruncido—. Como capitán del equipo tienes que decirles algo para que se sientan motivados y den lo mejor de ellos en el juego, ¿no?
La realización se asomó en su rostro y asintió con la cabeza.
—Oh sí, claro, hice eso en los primeros juegos, pero después se le quitaron los ánimos. —Agatha arqueó una ceja—. No ganábamos ni uno con Potter como buscador —añadió en su explicación.
La chica le acomodó sus protectores.
—Pero ahora me tienen a mí, y si hay algo que me gusta hacer es hacerle la vida de cuadritos a Potter. Atraparé esa snitch aunque tenga que tragármela.
Dylan sonrió.
—Más te vale hacerlo. Por cierto, ¿me harías un favor? —La rubia asintió—. ¿Podrías dar el discurso? Es que no tengo mucha inspiración que digamos —encogió sus hombros.
Agatha rodó los ojos.
—Todo tengo que hacerlo yo, ¿no?
Lo escuchó reír, mientras caminaba hasta una banca que había en el centro de los vestidores. Se trepó en ella y llamó la atención de los demás miembros del equipo.
—Deberías de ir conmigo a la próxima salida para Hogsmeade —habló un chico tratando de adoptar una pose seductora, cosa que no logró porque tropezó con sus propios pies y su rostro chocó con los casilleros. Agatha hizo una mueca de horror.
—Préstenme atención, por favor. —Esperó a que todos hicieran silencio—. Como saben hoy partido muy importante. ¿Por qué? Porque este será el día en el que le patearemos el trasero a Potter. —Todos los del equipo asintieron—. Pero eso no se consigue solo. Hay que trabajar en equipo para lograrlo. Cazadores, marquen tantos puntos como puedan. Golpeadores, traten de mantener las Bludgers lo más alejadas que puedan. Dylan, trata de evitar que los gatitos marquen puntos.
—¿Qué harás tú? —Preguntó Jackson en un tono de burla—. Mejor dicho, ¿qué puede hacer una niñita que no tiene ni la mitad de la fuerza que yo tengo?
Agatha se bajó de la banca y caminó hasta él. Lo empujó de manera que chocó fuertemente, con los casilleros que había. Lo agarró por el cuello tan fuerte que se estaba ahogando.
