35| La primera fase

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AGATHA CHRISTINA SE DESPERTÓ CON UNA LIGERA CAPA DE SUDOR cubriendo su frente

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AGATHA CHRISTINA SE DESPERTÓ CON UNA LIGERA CAPA DE SUDOR cubriendo su frente. Su corazón latía rápidamente como si hubiese corrido un maratón, martilleando con fuerzas en el interior de su caja torácica. Tenía la respiración agitada y su pecho le dolía como el infierno, sintiéndolo apretado y contraído. Era como si alguien se hubiese parado sobre su esternón, y lo habían hecho, pero en su sueño.

A penas podía recordar lo que había ocurrido mientras dormía, aquel mundo de sueños lleno de pesadillas y malas experiencias. Solo recordaba el dolor en el pecho, una voz femenina diciéndole que era una abominación y que nadie la quería, una cabellera rubia rizada y el calor del fuego. Recordaba la vestimenta negra de esa persona y las botas de tacón que presionó en su pecho. No podía acordarse de ningún rostro. Todo lo demás era un borrón en su memoria.

Miró el reloj y se percató de que todavía quedaban muchas horas para el amanecer. Apenas estaba llegando a las tres de la madrugada. Se levantó de la cama y caminó hacia el espejo que había. Observó a sus compañeras de cuarto que estaban profundamente dormidas y fijó la vista en su reflejo. Podía verse dado a la luz tenue de la pared. Desabotonó un botón de la camisa, dejando a la vista su pecho en el que se hacía visible la marca de las botas que la pisotearon en el sueño. Casi convirtiéndose en un moretón violáceo.

No había sido un sueño. Había sido una ilusión, al igual que la pesadilla el día de los TIMOs. Eso solo significaba una cosa: el Oastori estaba ganando fuerzas. Sintió un ardor en su antebrazo derecho y levantó la manga de su camisa para ver de dónde provenía.

Unas líneas comenzaron a aparecer en el antebrazo, formando una especie de dibujo. Era una luna azul marina, de la cual salían aves que empezaban del mismo color de la luna y terminaban blancas en el borde del antebrazo, como si tuviese continuación.

Escuchó un ruido que la hizo sobresaltar y se giró en menos de dos segundos. Skylar y Alex estaban igual que la última vez que las miró. De hecho, todo estaba igual, no había nada fuera de lugar o eso pensaba hasta que vio un sobre en su cama, uno que no estaba antes.

Su corazón daba mil latidos por minutos y su respiración se encontraba agitada, pesada, casi sintiendo que el aire no llegaba a sus pulmones. Tomó el sobre en sus manos temblorosas, a causa del dolor y el susto. Lo abrió y sacó la carta para disponerse a leerla.

"Las cosas serán distintas desde ahora. Ella gana las fuerzas que tú pierdes y tú ganas el dolor que ella pierde. Un buen uso del retruécano, ¿no es así? Espero que estés preparada, porque ese hematoma de tu pecho: es solo el comienzo.

M.L.

PD: Dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable. Eso es poco comparado a lo que sentirás, justo como el que tú me hiciste sentir a mí."

Tragó gordo cuando terminó de leer la carta. Se sentía asustada porque estaba completamente segura de que M.L ya no se refería al dolor físico de ella. Quería lograr que su estabilidad mental y/o emocional se rompiera en mil pedazos y para lograr eso tendría que meterse con lo más que quería; su familia y sus amigos.

La hija de Draco Malfoy y Hermione Granger. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora