➮ 2 "Enojo"

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— Vamos, cálmate... A veces las cosas no son justas. — Dijo Ryota, en un intento de tranquilizar a Mary, lo cual era imposible.

— Estoy harta de esta academia, ¡todos están completamente locos! — Bufó Mary, de brazos cruzados.

Mary había perdido una apuesta de forma injusta, lo cual le había costado un precio bastante caro.

Ryota creía que era un enojo del momento, guiado por la impotencia de la rubia, pero tal vez esto no era así.

— Está bien, tienes muchas apuestas por delante todavía que puedes ganar, ya pasó. — El castaño se rascó la nuca, algo nervioso.

Mary se puso de pie y abandonó el aula en el cual estaban, retirándose sin más.

"Esto no se va a quedar así." Pensó, mientras caminaba por los largos pasillos de la academia.

•••

Envuelta en sus pensamientos, sintió como alguien impactaba contra ella. Ella se mantenía firme, mientras que la otra otra persona se había caído al suelo.

— Mira tu camino. — Soltó, agachando la mirada y viendo a la vicepresidenta.

Su máscara yacía a un lado, mostrando su rostro descubierto. Ririka llevó una de sus manos a su frente, lamentándose el acto.

Un rubor muy notorio se hizo presente en sus mejillas, al ver que la persona con la cual había chocado era Mary Saotome.

De repente, sintió como una fuerza extraña la tomaba por los hombros guiándola por los pasillos, hasta empujarla dentro de una sala vacía.

Aun sobre el suelo y algo adolorida por el impacto, Ririka levantó levemente la mirada para ver a Mary una vez más.

— Em~ — Murmuró Ririka desviando la mirada con una mueca de dolor.

Mary la miraba con un semblante serio, analizándola una vez más. Tenía una de sus manos sobre su barbilla, mientras que con la otra envolvía su propia cintura.

— Así que eres... ¿La copia de la presidenta? — Soltó una pequeña risa. — Patética. No eres más que una sombra. — Cuestionó.

Ririka continuaba en el suelo, sintiéndose completamente vulnerable. Comenzó a buscar su máscara torpemente.

— ¿Buscas esto? — Dijo Mary, mostrándole la máscara. Ririka trató de tomarla, pero no lo logró. — Hey~ No... No te la daré — Rió una vez más, negando con la cabeza.

Ririka no decía ni una sola palabra, pues estaba conteniendo sus lágrimas cabizbaja y de brazos cruzados.

Mientras tanto, Mary observaba el bonito rostro de la chica, perdiéndose en cada uno de sus detalles. "Sus ojos..." pensó.

— Chica tonta~ no me digas que vas a llorar — Soltó Mary con una gran sonrisa en su rostro.

— D-Déjame en paz... - Pronunció Ririka en un tono de voz bajo.

— Por fin, ¡hablaste! Creí que te habías quedado muda. — Bufó Mary. — Ahora, explícame... ¿Se supone que la presidenta tiene una gemela?

Ririka no contestó, pues se sentía intimidada. Un silencio se hizo presente, solo se podían escuchar sus suspiros en un segundo plano.

Una vez más,  Mary la tomó por los hombros, su cuerpo impactó contra una fría pared provocando que gimiese de dolor.

— Suéltame — Suplicó, sintiendo como el cuerpo de Mary se pegaba al suyo.

Se sentía débil, pues tenía a Mary tras sus espaldas y una pared en frente. No podía hacer mucho.

— Cuando te pregunto algo debes responderme, no me gusta ser ignorada. — Ironizó la rubia, de forma cínica.

Su corazón se paralizó, al sentir como una fría y delgada mano se deslizaba por debajo de su falda.

— ¡No me toques! — Gritó Ririka.

— Sh~ No ha de ser que nos escuchen. — La rubia tapó rápidamente su boca.

Su mano comenzó a jugar con la fina tela de sus bragas, sintiendo el ligero temblor del cuerpo de la albina. Apretó su trasero, haciendo que la misma se sobresaltase.

Ririka mordió su mano en un intento desesperado de escapar, lo cual hizo que la rubia la soltase.

— Perra. — Murmuró Mary, escuchando el timbre a sus espaldas. Tiró la máscara de Ririka en el suelo, dispuesta a retirarse de la sala.

Tras un portazo, Ririka se había quedado sola, pues la rubia la había abandonado sin más.

Su cuerpo comenzó a deslizarse contra la pared, terminando sentada sobre el suelo. Todavía tenía un leve impactado consigo misma.

Unas lágrimas brotaron de sus ojos inevitablemente. Se levantó, sacudió su falda y tomó su máscara, retirándose del salón sin más.

"Esto no se va a quedar así" Pensó la vicepresidenta, apretando sus puños.

𝑩𝒖𝒍𝒍𝒚 | MeaririDonde viven las historias. Descúbrelo ahora