Ririka no tardó en retirarse de aquella sala. Para su suerte, los pasillos se encontraban vacíos al ser hora de clases.
Respiró hondo y volvió a colocarse la máscara con total normalidad, como si una loca no la hubiese acosado hace minutos atrás.
Aún así, todo tipo de pensamientos inundaban su mente; se había sentido tan bien...
"¡Basta! ¿Qué me pasa?" Pensó, despojándose rápidamente de sus pensamientos y volviendo a lo suyo.
Se coló rápidamente a uno de los baños para estudiantes, se divisó en el espejo, viendo cómo sus normalmente pálidas mejillas se encontraban totalmente enrojecidas. Aún su pecho buscaba regular su respiración.
Cuando de repente sintió una pequeña incomodidad en su entrepierna, percatándose de cómo sus bragas estaban completamente arruinadas.
"¿Qué?" Pensó, reprochándose así misma por ser tan... sensible.
•••
— Entonces, vas a "jugar" con ella a modo de venganza, ¿por algo que te hizo su hermana? — Cuestionó Ryota, observando a Mary algo confundido.
— ¡Exacto! ¿No es un gran plan? Al fin y al cabo es una tonta, no es capaz de matar ni a una mosca. — Habló la rubia, con arrogancia.
— Sólo... no te fíes tanto. — Ryota se quedó de brazos cruzados, conservando silencio.
— Está bien, perfecto. Nos vemos después. — Se despidió curvando un poco sus labios, cruzándole por al lado.
Saotome todavía conservaba un gran rencor, no descansaría en paz hasta conseguir un poco de venganza.
•••
Los días pasaron y para Ririka, la academia Hyakkaou volvía a su normalidad. Escritorio, papeles y trabajo, nada más.
Sus pensamientos la atormentaban con recuerdos sobre aquel día, por alguna razón le había gustado.
— Adiós Ririka — Se despedía Sayaka, la secretaria de su hermana con una gentil sonrisa.
— Adiós — Respondió, para luego escuchar la puerta cerrarse.
Suspiró, quitándose la máscara. Una vez más, se encontraba en una solitaria oficina; los rayos del sol descendían a través las ventanas, dentro de poco comenzaría a oscurecer.
"Mary Saotome" Pensó, prácticamente en voz alta.
Flashback
— "¡No me toques! — Gritó Ririka.
— Sh~ No ha de ser que nos escuchen. — La rubia tapó rápidamente su boca.
Su mano comenzó a jugar con la fina tela de sus bragas, sintiendo el ligero temblor del cuerpo de la albina. Apretó su trasero, haciendo que la misma se sobresaltase." —
***
— Ah~ Mary~ — Gimió la albina, por lo bajo.
Podía sentir la humedad de su entrepierna, mientras la rozaba con las frías yemas de sus dedos.
¿Estaba tocándose en plena sala del Consejo Estudiantil? Sí.
"¡Todo es culpa de esa imbecil!" Bufó Ririka, frustrada.
— Debo mantenerme alejada de esa rubia, no necesito más problemas... — Suspiró, abrumada.
•••
— Me preguntó qué estará haciendo... — Murmuró Saotome, recostada sobre una fría pared de la academia.