➮ 7 "Consecuencias"

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— ¿Qué te parece... Doble Memoria? — Dijo Ririka mientras Itsuki Sumeragi se le acercaba por detrás.

— ¿De qué trata? — Cuestionó Mary, a regañadientes.

— Consiste en memorizar parejas de cartas. Estas deben coincidir tanto en el palo como en el número, si un jugador consigue descubrir una pareja de cartas, tiene otra oportunidad para descubrir nuevas parejas, y así hasta que uno de los jugadores llegue a descubrir los 54 pares. — Explicó Itsuki, de forma rápida.

— Acepto. — Dijo Mary, prácticamente sin pensar, estaba convencida de que Ririka no podría hacer mucho.

Ririka rápidamente extendió 6 millones de yenes sobre la mesa, dejando a todos asombrados una vez más.

Ririka rápidamente extendió 6 millones de yenes sobre la mesa, dejando a todos asombrados una vez más

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Mary se vió obligada a apostar la misma cantidad, sentía cómo sus piernas temblaban ligeramente.

Ririka al ver que la apuesta se igualaba, apuntó 2 millones de yenes más. Mary mordió sus labios, preguntándose qué demonios se estaba tramando su contrincante.

— Está bien. Pueden empezar — Dijo Itsuki.

Mary tenía la mano, alzó una carta, para luego tomar otra, fallando en su propósito. Bufó por lo bajo.

Ririka rápidamente se movió tomando una carta nueva, para luego levantar otra que Mary ya había revelado.

Un par.

Continuó revelando cartas, sumando un total de ocho pares.

Mary volvió a hacer su jugada, esta vez, con éxito. Levantó la vista para ver a aquella chica enmascarada, irritada al no poder ver su rostro.

Un par.

Prosiguió a seguir levantando cartas, muy atenta. Consiguió una suma de seis pares.

Turno de Ririka, levantando las esquinas, sorpresivamente, había conseguido;

Un par.

Continuó, levantando varios pares, dejando a todos boquiabiertos con su habilidad. Sumó un total de doce pares.

Mary podía sentir como su corazón se aceleraba, si ella perdía, se convertiría en una mascota, la mascota de Ririka Momobami.

Levantó un par de cartas, consiguiendo un par, no tenía problemas con los juegos de memoria, pero Ririka era claramente mejor.

Un par.

Continuó levantando pares, sumando un total de once pares consecutivos. Tensó su mandíbula, al ver que no la había igualado.

Ririka ya había ganado, prácticamente. Levantó un par más, detrás de esa máscara, ella sonreía de punta a punta por lo que se vendría después.

Un par.

Consiguió sólo cinco pares, como si tuviese todo fríamente calculado.

Turno de Saotome. Sonrió de lado al ver la minoría que había conseguido la vicepresidenta.

Levantó un par de cartas.

Un par.

Continuó, consiguiendo ocho pares más. Al equivocarse en el último, se dió cuenta de que había sido derrotada.

Apretó sus puños con rabia.

Turno de Ririka, levantó dos cartas.

Un par.

Solo quedaba un solo par, lo levantó y sumó cuatro pares, habiendo resuelto todos los pares sobre la mesa.

— Ganadora; Ririka Momobami. — Anunció Itsuki, todos murmuraron.

Mary tenía los ojos abiertos como platos, aún así, su rostro era indescifrable.

— ¿Qué esperas?, camina. — Ordenó Ririka, Mary simplemente obedeció.

Se retiraron de aquella sala entre burlas y risas que iban dirigidas hacia Saotome, que más podía pedir, ahora era una simple mascota.

Mary podía sentir como algunas lágrimas se deslizaban por su rostro.

— ¿Estás llorando? Vaya Saotome, no te imaginaba tan patética. — Negó Ririka, en tono de desaprobación.

— Tú... solo, ¡cállate! — Dijo Mary.

Dentro de otra sala, las dos ya se encontraban solas.

— Toma. — Dijo Ririka, tirándole su nuevo collar a Mary.

Mary continuaba cabizbaja, sin más, se colocó el collar, apoyándose contra una pared.

— Sabes, me hiciste mucho daño, realmente no quiero tener nada en contra de ti. ¿Qué piensas sobre saldar cuentas? — Comentó Ririka, quitándose la máscara.

Mary notó cómo parecía ser otra persona, había tomado una actitud completamente diferente, como si ya no le tuviese miedo

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Mary notó cómo parecía ser otra persona, había tomado una actitud completamente diferente, como si ya no le tuviese miedo.

— Yo... — Susurró Mary, sin poder pronunciar una sola palabra, al sentir como una mano helada se deslizaba por debajo de su falda.

𝑩𝒖𝒍𝒍𝒚 | MeaririDonde viven las historias. Descúbrelo ahora