Esa misma noche, Ririka se retiró a duras penas de aquella sala. Ya estando en su habitación, se preparó para tomar una ducha, habiendo llorado durante toda esta.
Todavía dolía, era obvio que Saotome lo había hecho con tal de lastimarla; ya estando en su habitación, se recostó sobre la cama, sintiéndose extraña.
Ella sabía que en el fondo le gustaba, le gustaba mucho, pero no era capaz de aceptarlo, es decir, ¿estaba loca? Solo sabía que necesitaba a Mary cerca suyo.
"Ojalá algún día deje de molestarme" Pensó, antes de abrazarse a el osito de peluche con el que siempre dormía.
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Mary volvió a mirarse al espejo, sabía que sentía algo por Ririka, pero no era capaz de aceptarlo.
Era la primera vez en su vida que parecía estar realmente arrepentida de haber hecho algo, solo quería abrazarla y demostrarle lo mucho que la quiere.
"¿Querer? No puedo ser tan hipócrita" Pensó; "Ella debe odiarme y con justas razones." Suspiró.
Salió de aquel baño y volvió a las apuestas. Sí, apuestas un poco ilegales que se realizaban en clubes nocturnos.
Mary no era muy fan de dormir, le parecía una "pérdida de tiempo".
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Kirari's POV:
Desperté una vez más, como las tantas veces en la madrugada, pero esta vez ya era de día, por alguna razón tenia un mal presentimiento, y mis instintos nunca fallan.
Enderecé un par de papeles golpeándolos contra la mesa, mientras que hablaba con Runa sobre su papel como jefa del Comité Electoral.
— Sabes... me enteré de un par de cosas. — Tanteó Runa, mientras chupaba un caramelo.
— Eh~ — La miré extrañada, no solíamos tener ese tipo de conversaciones.
— Verás, puede que Ririka esté metida en algunos problemas peeeero... yo no he dicho nada. — Dijo, para después retirarse rápidamente.
Continué con el mismo rostro inexpresivo de siempre, mientras que muchas preguntas daban vueltas en mi cabeza.
Yo no tenía una relación muy estrecha con Ririka, pero por alguna razón me resultaba intrigante, se podría decir que estoy ¿preocupada?
— Sayaka — Llamé la atención de mi secretaria.
— ¿Sí presidenta? — Atendió cabizbaja.
— ¿Podrías llamar a Ririka?
— Lo siento, Ririka se ausentó hoy. — Respondió rápidamente.
— Entiendo.
¿Qué estará pasando?
Está bien, al final del día probablemente hable con ella.
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— Sabes que si presidenta se entera de algo Saotome estará muerta. — Murmuró una voz desconocida, a través de los pasillos.
— Eso ya lo veremos. — Ríe alguien desconocido.