Capítulo XI: Interrogatorio

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**MOMENTOS ANTES: EN ALGUNA PARTE DE KONOHA**

En el interior de un estacionamiento baldío tenuemente iluminado por las titilantes luces blancas, un grupo de hombres de trajes negros e impecables se encontraban reunidos observando con rostros inexpresivos como uno de los suyos recibía su merecido luego de cometer un error que por poco perjudica el importante encargo que se les fue encomendado.

El sujeto se encontraba arrodillado en el suelo, temblando de horror y de miedo, sus sollozos rompían el silencio de la estancia. Su rostro estaba magullado e hinchado por los golpes recibidos, tenía tantas contusiones y sangre que parecía desollado; y todavía hacía esfuerzos para mantenerse arrodillado y no desplomarse, y más le valía no hacerlo.

Frente a él se encontraba su jefe y también el responsable de su deplorable estado observándolo con una expresión que mostraba cada gramo de enojo acumulado que sentía.

-¡Abre la boca!- Le dijo con desprecio.

-M-madara-sama... P-por favor...- Suplicaba.

-Me estás haciendo perder el tiempo. ¡Abre la boca!- Insistió indiferente.

El hombre no tuvo más remedio que obedecer, abrió lentamente los labios entre lágrimas y cuando su boca estuvo del todo abierta Madara le introdujo en su interior el revólver rossi 851 que estaba sosteniendo. Los demás eran testigos de la escena con un silencio sepulcral.

De repente, el silencio fue roto por el sonido del teléfono de Madara. Quiso ignorarlo pero al ser tan insistente lo sacó del interior del bolsillo de su pantalón, vio con desgana de quien se trataba y contestó.

-Izuna, te he dicho que no me llames cuando estoy ocupado.- Le dijo irritado por la interrupción.- El infeliz frente a él se encorvaba con los ojos cerrados, entre sollozos lastimeros, escurriendo de su boca una babilla sanguinolenta, temblando por el inmenso miedo que le recorría el cuerpo.- ¿Qué cosa podría ser tan urgente como para perjudicarme si no me presento?.- Preguntó introduciendo más el arma en la boca del sujeto para acallar sus molestos quejidos.

Cuando Izuna le dijo que no tenía tiempo para explicarle lo que estaba sucediendo y le exigió que fuera a la dirección que le enviaría para posteriormente colgarle, su expresión se volvió todavía más severa. Sostuvo el teléfono fuertemente, enojado y sin previo aviso disparó el arma esparciendo los sesos del hombre en el suelo.

-¡Saquen esta basura de mi vista!- Exigió enfurecido entregándole el arma a uno de sus hombres el cual la guardó en el interior de su blazer.

Inmediatamente dos hombres levantaron el cadáver y lo llevaron hacia uno de los autos y lo metieron en la maletera.

-Si alguno de ustedes imbéciles, vuelve a arruinar otro de mis planes, me encargare de que tenga un final peor que el de esa escoria. ¿He sido claro?- Les advirtió enfurecido.

-¡Si, señor!- Respondieron todos al unísono un tanto nerviosos. Madara se viró y se dispuso a marcharse junto con Obito.

-¿Sucedió algo importante Madara-sama?- Preguntó Obito inquietado por la expresión de cólera de su señor.

-Por el bien de Izuna, espero que así sea.- Respondió impasible.

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**LUGAR DE LOS HECHOS: HORA ACTUAL**

La voz sobre lo sucedido rápidamente se corrió provocando que más personas se acercaran al lugar. La policía hacía su mejor esfuerzo para mantener a todos a la raya, lidiando además con la prensa cuyo interés se acrecentó al ver los cuerpos siendo transportados en las bolsas negras a la camioneta de la unidad forense.

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