Capítulo VII: Agente Doble

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Hinata permaneció callada, inmóvil, con ojos asustados. El corazón se le salía por la boca y el aliento la abandonaba. El miedo se había transformado en pánico. Ahora sí estaba acabada. No habría excusa alguna que la salvara de pasar el resto de su vida en prisión. La cadena perpetua era la condena con la que debían cargar aquellos que se involucraban con alguno de estos asesinos y les dejaba ir.

-¿Piensas quedarte callada?- Preguntó el chico sin permutar su dura expresión.- ¿Tienes tan siquiera una idea de la magnitud del problema en el que estás metida?- De nuevo no hubo respuesta por parte de la ojiperla.- ¡Contéstame Hyuga Hinata!- Exigió con firmeza, alzando la voz.

-¡Ya lo sabes todo! ¿no?- Respondió intentando que su voz no sonara quebrada por el miedo. Shisui arqueó una ceja con indudable sorpresa.

-¿Entonces lo admites?

-¡Si!- Se apresuró en contestar, harta de seguir intentando tapar el sol con un dedo. Si iba a ir a prisión lo haría con la frente en alto. No se arrepentía de nada.- Itachi-san estaba apunto de morir y yo lo impedí.

-Aun cuando tu deber como ciudadano responsable era llamar inmediatamente a las autoridades y reportarlo.- Le recriminó con decepción en sus palabras.

-Lo siento.- Se disculpó desviando la mirada.- Pero si lo hacía, lo dejarían morir.

-¿Y qué?- Dijo con indiferencia.- Para alguien cuya lista de asesinatos es incontable, la muerte no es más que un regalo. Una muestra de la humanidad que tenemos y de la que él carece.

-¡Es injusto!- Disputó.

-¿Injusto?- Repitió frunciendo el ceño.- ¿Dices que es injusto darle la pena muerte a un criminal que ha causado incontables muertes alrededor del mundo? ¿Te parece injusto hacer justicia por la muerte de mis tíos y el sufrimiento que ha tenido que soportar Sasuke-kun?- Preguntó con enojo en sus palabras sin obtener una respuesta por parte de la joven. Aunque ella era consciente de que Shisui de cierta forma tenía razón, creía firmemente que a pesar de haberse forjado en acero y sangre Itachi seguía siendo una buena persona.- ¡Muéstrame!- Demandó de pronto con su fría mirada, extendiéndole la mano.

Hinata no opuso resistencia, ni tampoco se molestó en fingir no saber de lo que él estaba hablando. Le extendió obedientemente su mano izquierda. Él le sujetó la muñeca y seguidamente subió la manga del suéter que usaba debajo de su uniforme médico revelando la curita en su brazo que dejaba en evidencia la zona de donde se extrajo la sangre del trozo de gasa que él pidió analizar.

**Flash Back**

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Durante el transcurso de la primera clase Hinata no podía concentrarse. Movía el lápiz entre sus dedos golpeando repetidas veces el cuaderno. 

 

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