Amantes

Capítulo X: El Secreto Entre Nosotros

Naruto estaba paralizado con la imagen que tenía enfrente. Contemplaba atónito los cadáveres y la roja sangre que se encontraba esparcida por todas partes destacando sobre el blanco de la nieve. Chouji no tuvo estómago para continuar mirando por lo que salió corriendo del callejón.

El rubio tragó saliva y se armó de valor para caminar hacia su amiga que continuaba en el suelo sollozando e intentando cubrirse el cuerpo. Se acercó teniendo cuidado de no pisar el charco de sangre del sujeto tendido bocabajo junto a él, con el que tropezó al llegar. Ni mucho menos la cabeza que se encontraba a pocos milímetros de la muchacha.

-Hi-hinata-chan...- Tartamudeó. Estaba temblando como gelatina, incluso se le dificultaba el habla. No sabía si eran ideas suyas pero el olor de la sangre era tan penetrante y asqueroso que le estaba revolviendo el estómago.- ¿Estás b-bien? ¿T-te encuentras herida?- Preguntó agachándose frente a ella sin voltear a mirar a los lados para no ponerse más nervioso de lo que estaba. Hinata negó con la cabeza evitando el contacto visual.- ¿De veras? Que alivio.- Dijo afianzandolo con una pequeña sonrisa.

La joven permanecía callada, cabizbaja, abrazándose a sí misma con más fuerza y los ojos cristalizados, se sentía avergonzada del estado deplorable en él se encontraba. Naruto se percató de lo destrozado de su ropa. La sudadera estaba rasgada lo que dejaba visible el brasier que también había sido arruinado y el leggins estaba tan roto que cubría muy poco de sus piernas. La imagen lo entristeció. Se quitó la chaqueta beige con peluche en el cuello que cargaba quedándose con un suéter invernal naranja, y posteriormente se la colocó sobre los hombros.

-Ven... Salgamos de aquí.- Le ofreció su mano y ella tímidamente la tomó y comenzó a levantarse.- ¿Puedes caminar?

-S-si. Gracias Naruto-kun.- Respondió ya de pie.

Ambos se dispusieron a salir de aquel horrible lugar. Naruto abrazaba a Hinata brindándole su apoyo por si las piernas le fallaban.

(NO MUY LEJOS DEL LUGAR DE LOS HECHOS)

Shikamaru iba corriendo con Hanabi a toda prisa. Quería llegar a la estación lo más pronto posible temiendo que Naruto con su bocota se metiera en serios problemas y empeorara la situación que de por si, no era para nada buena.

Corría lo más rápido que sus piernas se lo permitían sujetando de la mano a Hanabi la cual de a momentos no podía evitar tropezarse en su torpe intento por seguirle el paso. Estaba agotada y por más que se forzaba era inútil, no lograba seguirle el paso a Shikamaru. Ya sin fuerzas en las piernas y sin aliento en medio de las carrerillas terminó por tropezar y cayó al suelo.

-Rápido niña...- Dijo deteniéndose, respirando con fuerza.- No hay tiempo que perder. ¡Levántate!- Tiró de ella tratando de ponerla de pie. La pequeña hizo el gesto de levantarse pero el dolor punzante en su rodilla se lo impidió haciéndola sentarse nuevamente en el suelo.- ¿Qué ocurre?- Preguntó impaciente.

-Me... lastime la rodilla.- Dijo entre sollozos, quejándose del dolor.

-Déjame ver.- Se agachó frente a ella y se percató de la abertura en su leggins donde se podía apreciar la sangre saliendo de la herida. No era algo grave pero se veía bastante dolorosa por lo que dudaba que pudiera continuar corriendo.

-Lo siento...- Se disculpó sintiendo que en vez de ayudar estaba siendo un estorbo.- Soy una tonta, lo único que hago es meter a nee-san en problemas.- Las lágrimas corrían por sus mejillas, provocando que, al verla, Shikamaru se sintiera mal e incómodo. Suspiró.

-Sube... te llevaré en mi espalda.- Dijo virándose para que ella pudiera subirse.

Hanabi lo miró sorprendida. No por que el chico fuese una mala persona sino porque ese tipo de amabilidad era algo impropio de él. Por el momento no pudo darse el lujo de dudar. Su hermana era lo más importante ahora y cada segundo perdido significaba ponerla más en peligro. Subió sobre la espalda del joven Nara y volvieron a ponerse en marcha.