Amantes

Capítulo II: Una Vida Que Salvar

El corazón de Hinata latía con tanta fuerza que sentía como si en cualquier momento fuese a salirse de su pecho el cual subía y bajaba al compás de su acelerada respiración.

Itachi era conocido por ser miembro de Akatsuki, una organización conformada por los mejores y más sanguinarios asesinos de los cinco grandes países. Asesinaban indiscriminadamente a personas por lo que nadie estaba fuera de su jurisdicción.

Las lágrimas no tardaron en salir de sus ojos. El miedo que ese hombre desprendía la había dejado congelada.

¿Cómo es que esa persona a la que ella tanto quiso en su niñez, y con la que compartió bellos momentos que hasta el día de hoy atesoraba, se había transformado en alguien que pudiera asustarla al punto de no poder articular ni una sola palabra?

Creía que a pesar de haberse vuelto un peligroso criminal, si alguna vez se volvían a encontrar las cosas serían diferentes, pero allí estaba él, actuando como si no la conociera y fuese nada menos que otra de sus presas.

Sujetó con más fuerza el bate que logró tomar mientras la arrastraba hacia él, aunque sin atreverse a utilizarlo. Sabía que sería inútil. Itachi terminaría asesinándola antes de que ella se diera cuenta. En otros tiempos hubiera dudado de que algo así sucediera, pero ahora que lo tenía enfrente no tenía dudas de que él sería capaz de hacer eso y mucho más.

-Te recomiendo que no intentes hacer nada estúpido con ese bate.- Advirtió con expresión inmutable.- Ambos sabemos que soy yo quien tiene la ventaja aquí.

Ella hizo caso a la advertencia y soltó el bate. De todas formas no le iba a servir de nada, no al menos contra alguien tan bien entrenado él.

-Muy bien.- Agradecía que ella fuera una persona lo suficientemente inteligente como para comprender su situación y sin causar un alboroto innecesario tratando de actuar valiente.- Si cooperas todo esto habrá sido un simple susto. ¿De acuerdo?

-¡Ujum!- Respondió en medio de un leve asentimiento.

Lentamente Itachi fue retirándole la mano de la boca confiando en que ella obedientemente guardaría silencio, pero sin dejar de apuntarle con el arma para asegurarse de que no intentaría escapar de la habitación y alertar a sus padres.

La joven permanecía en silencio con él todavía sobre ella preguntándose porqué se encontraba allí si su objetivo no era el asesinarla. No se creería que fuese un error suyo, Akatsuki nunca cometía errores, o al menos eso era lo que había escuchado.

Los Akatsukis también conocidos como los shinigamis, (dioses de la muerte) eran los mayores responsables de cientos de muertes en todo el mundo. Ninguno de sus miembros aparecía ante una persona por simple casualidad, y si llegaba a darse el caso... el individuo era silenciado permanentemente.

Aunque se sabía muy poco acerca de la organización algo que todos sabían con certeza es que trabajaban por encargo. Nadie sabía realmente cómo era el método exacto para poder contactarlos, pero lo que sí era seguro es que si una persona solicitaba sus servicios para desaparecer a alguien, Akatsuki se encargaba de hacerlo con eficacia y en el tiempo estipulado.

Daba igual el cargo, sexo o edad que tuviera la presa. Ellos siempre cumplían con su trabajo hasta el final. Incluso si en el proceso perdían sus propias vidas.

Hinata tembló de miedo al recordar algunas de las historias que había escuchado sobre el Uchiha mayor. Antes solo le parecían invenciones de terror para propagar el miedo en los que las escuchaban y de ese modo arruinar la anterior reputación que este tenía, pero ahora que se encontraba en esa situación no podía evitar preguntarse si después de todo, todas esas historias eran ciertas y ahora mismo ella terminaría volviéndose la protagonista de una nueva.