Capítulo 6

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—Como el estratega ateniense.

—¡Exactamente!— sonrió Aris

—No sé mucho de él, aunque recuerdo haberlo visto en uno de los diálogos de Platón y en otros de Heródoto-

—Parece que realmente te gustan este tipo de cosas, ¿no?— lo interrumpió de inmediato —¡Ah-! ¡No quise interrumpir, sólo me pareció algo curioso!... Bueno... Vamos a cuidar de tus heridas. Siéntate aquí— dijo señalando la mesa.

Aris se sorprendió aún más con la reacción del chico, pero se arrepintió de haber hablado antes de que terminara porque el pelinegro volvió a tomar su postura reservada de nuevo. Le parecía tierno la manera en la que se emocionó, parece que es fanático de la historia griega.

Ezequiel estaba indeciso y al no dar una respuesta Aris lo tomó de la cadera y lo levantó para sentarlo en la mesa. El chico quedó estupefacto y gradualmente el calor comenzó a subir por sus mejillas. Aún no sabía cómo tratar con otros chicos de su edad y él lo había tomado de la cintura de esa forma. El castaño estaba indiferente, no pensó en su acción como algo malo o fuera de lo común y comenzó a inspeccionar la caja de primeros auxilios.

Aris comenzó a examinar con detenimiento las heridas en las manos de Ezequiel y para su alivio no había daños graves, retiró con cuidado los trozos de vidrio con unas pinzas, quería estar seguro de no dejar algún pedazo.

Por vergüenza Ezequiel no se había atrevido a mirar directamente al príncipe cuando miró de reojo no pudo evitar decir algo.

—¡O-oye! ¡T-tus manos!— tartamudeó —¿Cómo no me di cuenta antes?— susurró para él mismo —Antes de preocuparte por otros deberías preocuparte por ti mismo, mira cómo están tus manos— dijo molesto Ezequiel.

—O-oh... No me había dado cuenta— contestó sorprendido el príncipe.

—Ven aquí, deberíamos tratarte primero.

El mesero tomó las manos del otro chico y las atrajó a él, sus nudillos estaban sangrando todavía y la sangre escurría un poco por sus palmas. Probablemente por golpear al chico de antes, Ezequiel o pudo evitar preocuparse un poco por su agresor, si las manos de Aris habían quedado así entonces es casi seguro que no va a sanar durante un buen tiempo. Las heridas del príncipe eran más graves que las de él, le preocupaba que tuviera un esguince, todo por su culpa, en comparación sus heridas en las manos sólo eran rasguños diminutos.

—¡Está bien! No me duele.

Sin decir nada Ezequiel presionó ligeramente su mano, Aris se estremeció de dolor en silencio. Obviamente no estaba bien.

En silencio el mesero comenzó a inspeccionar las heridas, hace unos años estuvo en un curso de primeros auxilios de la universidad, sabía qué hacer. El problema es que no podía ver muy bien sin sus lentes, por lo que acercó sus manos a su rostro para ver mejor, no era consciente que ese gesto puso nervioso a Aris. Con cuidado vendó ambas manos. Aris estaba sorprendido de la buena técnica del mesero, pero estaba más sorprendido por su rostro, se veía tan diferente a otros días, muy diferente a esa máscara de príncipe caballeroso que siempre lleva enfrente de las chicas. Mientras observaba pudo ver un pedazo de tela sobresaliendo de las mangas largas de la playera de Ezequiel, justo en sus muñecas, aunque no le dio mucha importancia en el momento.

—Listo, con esto debe bastar— dijo el pelinegro al terminar de vendar las heridas.

Aris quería mirar más de cerca el rostro del chico y sin pensarlo mucho tomó su rostro entre sus manos y pudo observar claramente como su cara se tornaba carmín.

—Tranquilo, sólo quiero ver mejor tus heridas— sonrió al ver los nervios de Ezequiel empeorando.

No era mentira, quería asegurarse de que no tuviera la nariz rota, sería una pena que así lo fuera con lo bonita que le parecía... también no había notado lo bonita y suave que era la piel de Ezequiel. Al mismo tiempo que se acercaba, Ezequiel trataba de alejarse inclinando su cuerpo hacia atrás y miraba a otro lado, esa posición le incomodaba. Con mucho cuidado Aris trató sus heridas y limpió los restos de sangre.

Un pensamiento cruzó en la mente de Arístides en ese momento:

«Quiero besarlo»







Perdón por tardar un poco, no sabía si publicar hoy o mañana, pero decidí hacerlo... es 14 de febrero, ¿no? Estuve un poco ocupada en la universidad (en semanas como esta siempre me pregunto el porqué estoy ahí .-.), trataré de subir también la próxima semana pero no estoy muy segura de hacerlo por los exámenes, va a ser una semana complicada.

Gracias por leer, nos vemos en el siguiente capítulo ._./

Please... Save me... (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora