—Tu cabello es muy largo, cubre mucho tus ojos— lo miró intrigado Aris. —Tal vez si lo recoges de esta manera, sería más cómodo— recogió el cabello de su frente y lo sostuvo a un lado. —Quizá podrías cortar un poco las puntas.
Ezequiel se estremecía a cada roce, sentir los dedos de alguien más entre su cabello era una sensación que no experimentaba hace tiempo.
—L-lo tomaré en cuenta— dijo tratando de alejarse del chico.
—Desde que te vi he pensado que te pareces a alguien que conocí hace unos años.— dijo en voz alta el chico sin la intención de hacerlo y se acercó más para examinar el rostro del chico aún sosteniendo su cabello.
En cuanto alzó la mirada para ver al príncipe, Ezequiel quedó atrapado entre los ojos esmeraldas del chico, no esperaba alguna vez el admirar esos ojos tan de cerca, sería perfecto para él si tuviera una cámara para fotografiarlo. Estaba un poco celoso del color de sus ojos. No sólo pensaba que eran hermosos por el color, sino por la profundidad de su mirada, era como un pozo lleno de memorias mudas que parecían anhelar el pasado. En el fondo sintió lástima, eso claramente eran los ojos del arrepentimiento.
Sin darse cuenta, ambos ya se encontraban demasiado cerca uno del otro, tanto que podían sentir su respiración. Sus corazones se aceleraron. Ezequiel admiraba la escena sin ser consciente de la avalancha de recuerdos en la que se encontraba Aris. «¿Realmente podría ser él?» se preguntaba a él mismo.
Ambos se sorprendieron cuando el teléfono celular de Aris comenzó a sonar fuertemente, inmediatamente se separaron desconcertados. Las dudas volvieron a Aris «¿Qué tal si no lo era? Sólo estaría molestando a otro chico, pero... y... ¿sí lo era?» Rápidamente revisó su bolsillo para ver si era una llamada, no lo era, era un recordatorio que había puesto para el examen del siguiente día.
—¿Estás bien?— preguntó Ezequiel asustado por el repentino cambio de atmósfera.
—A-ah... Nada.
Aunque trataba de ocultarlo, Ezequiel ya había visto la pantalla del celular.
—Si tienes que irte, hazlo. Aún tengo que hacer el reporte con la policía y el dueño, esto va tomar toda la noche.
—¿S-seguro?
Aris se sorprendió por el cambio de actitud de Ezequiel, no se parecía en nada al chico asustado de hace unos minutos.
—Sí, ya soy un adulto... casi— rió. —Puedo manejarlo, no es la primera vez que tenemos incidentes así.
—Me siento mal por dejarte solo.
—No te preocupes mucho por un extraño. Estaré bien... Además, ya hiciste mucho por mí.
Después de pensarlo un poco y ver que Ezequiel se veía en mejor condición aceptó irse.
—Bien, pasaré mañana para ver si necesitas algo.
—N-no es necesario que vengas— contestó nervioso. —¡Es verdad! ¡Quería darte esto antes!— saltó de la mesa y fue a buscar algo en el almacén del restaurante. —Dejaste esto la última vez, tu cuaderno— extendió la mano para dárselo.
—Gracias, pensé que lo había dejado en la biblioteca— se veía notablemente aliviado.
—Parece que era algo bastante importante, me alegra habértela dado ahora.
—Gracias.
Aris miró por unos segundos la libreta cuando pareció recordar algo. Rápidamente se quitó la mochila de los hombros y extrajo una pluma de ella, escribió algo en una de las hojas del cuaderno y después arrancó la hoja.
—¿Qué haces?
—Te doy mi número de teléfono— dijo extendiendo la hoja de papel.
—N-no es necesario.
—¿Por qué? Quiero que me llames si necesitas ayuda, vendré de inmediato, tenlo por seguro.
El mesero no estaba seguro de recibir la hoja pero finalmente aceptó, él no iba a llamarlo pero Gaby podría hacerlo, a ella realmente le gustaba el príncipe.
—Bien. Ahora vete, tienes un examen que presentar mañana y ya es tarde.
Aris se quedó hasta que Ezequiel llamó a la policía y cuando ya estaban cerca del restaurante dejó que el pelinegro lo acompañará hasta la salida, en el trayecto encontraron los anteojos de Ezequiel con los cristales rotos y el puente de la nariz destrozado, parecía que uno de los chicos de antes los pisó antes de huir.
Al poco tiempo llegó la policía y tuvo que llamar al dueño. Hacer el reporte a la estación de policía y estar ser entrevistado fue muy tardado, todo terminó hasta las cuatro de la mañana. El restaurante permaneció cerrado ese día para reparar los daños, el jefe de Ezequiel le dio una semana libre para descansar e ir por unos anteojos nuevos.
El pelinegro llegó a su casa casi al amanecer, exhausto se dejó caer en la cama pensando en lo que pasó esa noche, para ambos chicos pareció como si hubieran pasado horas juntos, en realidad habían sido unos escasos minutos.
Cuando trataba de acomodarse para dormir sacó su celular del bolsillo junto a la pequeña hoja de papel que Aris le había dado, la tomó y registró el número entre sus contactos bajo el nombre "El príncipe". Ezequiel no estaba seguro si debía llamarlo, pero al menos hacerle saber que estaba bien sería lo ideal, sin pensarlo mucho por el sueño, le envió unos mensajes de texto.
¡¡Hola!! Soy Zequi, el chico del restaurante. Todo salió bien, vamos a estar cerrados un tiempo. Gracias por tu apoyo anoche
6:50 am✓
¡¡¡Suerte en tu examen de hoy!!! ( ' ▽ ' )/
6:51 am✓
Hola, lamento el retraso. Estos días fueron difíciles en la universidad, pero trataré de actualizar los próximos días en compensación. Nos leemos pronto ._./
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Please... Save me... (Yaoi/Gay)
Teen FictionEsta historia es Yaoi/Gay si no te gusta este género, no lo leas ¿Cómo se supone que debe ser la vida después de dos intentos de suicidio? Lo único que lo detiene de intentarlo de nuevo es la posibilidad de fallar una tercera vez. Ezequiel queda es...