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Solo había una persona que podía ayudarme, gracias a esa persona yo podría mejorar mí cuerpo, y dejaría de ser pisoteado por las demás personas.

Akihiro: así que aquí es donde vive.

Al tocar la puerta fui recibido por un mayordomo, el cual me llevo a la sala principal.

Kūkaku: así que.... decidiste venir.

Akihiro: solo quería pedirte un favor.

Kūkaku: claro cariño lo que tu quieras. pero si tu quieres algo me tienes que dar también algo a mí.

Akihiro: está bien. que quieres.

Kūkaku solo me vio y empezó a lamer sus labios. Ya adivine que quería de mí.

Akihiro: si usted quiere mí cuerpo, tendrá que ayudarme entiende.

Kūkaku: descuerdo. Ahí dime qué quieres.

Akihiro: quiero tres cosas. 1) quiero un entrenador profesional y un gimnasio propio. 2) quiero a mí disposición mucho dinero, lo voy a necesitar. Y 3) quiero que mí padre tenga un mejor puesto de trabajo, se que el trabaja en una de sus empresas. Así que denle un mejor puesto.

Kūkaku pensó en mí propuesta por unos minutos, hasta que por fin decidió hablar.

Kūkaku: no veo porque no darte lo que pides. Pero porque querés al entrenador.

Akihiro: quiero hacer mí cuerpo más fuerte, no quiero que nadie se meta con migo.

Kūkaku: entiendo. bien te daré todo lo que me pediste, pero tendrás que pasar toda tu vida en mí casa.. echo- dijo estirando su brazo.

Akihiro: echo.

Nos dime el apretón, y tenía que decir que ella se veía bastante contenta.

Kūkaku: perfecto, ahora vamos al baño y tengamos mucho sexo. No puedes negarte.

Akihiro: está bien.

Ambos subimos al baño y no bajamos hasta la mañana siguiente.

En la tarde la señora Kūkaku, ya había llamado al mejor entrenador que conocía. Era un hombre muy alto de piel oscura, no tenía cabello, casi se parecía al protagonista de un manga NTR.

Kūkaku: akihiro, el es Carlos, es el mejor entrenador que conozco, el nunca habla y nunca muestra emociones.

Akihiro: hola Carlos.

Carlos: hola- dijo con una sonrisa.

Kūkaku: espera puedes hablar.- dijo sorprendida.

Carlos: ya era hora de que alguien me saludará... bien chico estás listo para entrenar como loco.

Yo sabía que esto no sería fácil pero no volvería a rendirme nunca más.

Akihiro: hagamos esto.- dije muy motivado.

A la primera hora de entrenar, ya  no podía moverme.

Carlos: eso es todo lo que puedes. Tienes que hacerlo tres horas al día.

Akihiro: no puedo más.

Carlos: escucha muchacho, tienes que levantarte y seguir, para continuar con tu venganza.

Akihiro: espera. como sabes que quiero vengarme.

Carlos: es muy obvio, porque un chico joven estaría con una mujer mayor y millonaria, la mayor parte es por venganza.

Akihiro: de verdad me entiendes Carlos, dime de dónde eres.

Carlos: luego te cuento todo, pero ahora a entrenar.

Luego de las dos horas de entrenamiento, por fin pude descansar un poco.

Akihiro: creo que quiero vomitar.

Carlos: sé cómo te sientes, cuando era joven me pasó lo mismo.

Akihiro: dime Carlos, porque estás aquí.

Carlos: le debo mí vida a la señorita Kūkaku, gracias a ella tengo un trabajo y pude conocer a mí esposa.- dijo con una enorme sonrisa.

Este sujeto de verdad era amabilidad pura.

Carlos: Kūkaku, tu venganza no es contra la señorita ikaku, verdad.

Akihiro: no, no, no, mí venganza es contra alguien mas, además la señora Kūkaku es muy buena con migo... pero no sé porque quiere estar conmigo.

Carlos: creo que tienes que saberlo... A ella no le queda mucho de vida.

Akihiro: que.

Carlos: ella tiene una enfermera que la va matando poco a poco, creo que solo le queda dos años de vida.

Las palabras de Carlos eran muy dolorosas, no sé cómo explicarlo, pero se podía saber el enorme dolor del entrenador.

Carlos: akihiro...promete que no vas hacerle daño a la señora.

Akihiro: te lo prometo... amigo.

Carlos: muchas gracias. Bien ve a dormir mañana seguiremos con el ejercicio.

No sé cómo será el futuro, pero no voy a dar marcha atrás.

MilfsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora