A regañadientes, Gulf se va con su madre a vivir a la mansión del novio y futuro marido de la mujer. Una vez allí, estos se encontrarán además de con el empresario, con Mew, su guapo y único hijo, el cual se queda prendado al instante del moreno, au...
Gulf se cansó de estar en la tumbona, ya que lo cierto es que llevaba varias horas allí e iba a anochecer, por lo que finalmente se metió en la piscina para nadar un rato antes de la cena.
Este disfrutaba de su tiempo en el agua, cuando de repente tras el escuchó una tos fingida, así que se giró.
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—Hola, ¿Te diviertes?—le habló un guapo chico que lo miraba fijamente.
El moreno chasqueó la lengua con fastidio.
—Bueno, lo cierto es que lo hacía hasta que me has interrumpido.
—Gulf ¿no es así?—Le habló nuevamente este.
El moreno resopló molesto.
—Si, ¿Y tú eres?
Este sonrió.
—Oh, mi nombre es Mew, Mew Suppasit.
Gulf rió con sorna.
—Ah ya, así que tú eres el hijo del viejo verd...bueno del novio de mi madre.
Mew frunció el ceño.
—Oye, mi padre no es ningún viejo y menos verde, él es color carne como yo.
El moreno lo miró con furia y entonces soltó una risa sarcástica.
—Ja...ja...ja, veo que además eres el gracioso de tu familia.
Mew asintió sonriendo.
—Y veo que tú eres la alegría de la huerta.
Gulf cerró los puños y acto seguido salió del agua dirigiéndose hasta este.
—Oye, maldito idiota...a mi me hace tanta gracia estar aquí como un grano en el culo pero no tengo más remedio, así que te agradecería que ni te molestes en ponerte en mi camino porque desde ya te digo que no voy a verte como un jodido hermanito, ¿Ok?
El mayor lo miró de arriba abajo, reparando en el esbelto cuerpo de este, en su bronceada piel y su hermosa cara.
—Es una pena pero lo cierto es que suelo ser un hermano mayor de primera—le susurró acercándose al oído.
El moreno resopló aún más furioso y acto seguido lo empujó.
—¡Alejate de mi!, ¡ni creas que me quedaré mucho tiempo en este maldito lugar!.
Dicho esto, este cogió su toalla en la tumbona y se fue en dirección a la casa, mientras que el mayor lo miraba relamiendose.
—Hermoso, realmente muy hermoso.
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Una hora después, una de las doncellas tocó a la puerta del moreno, el cual estaba tumbado en la cama escuchando música.
...—Señorito Gulf, la cena está lista.
—Ok, ya voy, maldita sea— gruñó levantándose—…y ahora tendré que compartir mesa con ese viejo y el idiota de su hijo.
Tras salir al pasillo, este se encontró cara a cara con Mew quién salía de la habitación de enfrente.
—Hola, nos volvemos a encontrar hermanito.
Gulf lo miró con furia pero no dijo nada, simplemente pasó de largo.
El mayor rió y actuó seguido siguió sus pasos detrás de este, mientras repasaba una y otra vez, el suave contoneo de su cuerpo al caminar.
—Hermoso, realmente hermoso.
Lukkade y Pen estaban en el salón mostrándose su amor mutuo.
—Oh que bien que ya estamos todos—Hablo el empresario—...un gusto conocerte en persona al fin Gulf...tu madre no ha dejado de alavarte desde que la conozco.
El moreno chasqueó la lengua con fastidio.
—Que raro, de ti no dijo ni una sola palabra, será que no eres tan importante— Habló este sentándose en una de las sillas a la mesa.
Su madre lo miró molesta.
—Gulf, sé más respetuoso.
Pen rió.
—Oh cariño, déjalo...lo cierto es que es tal como me lo describiste.
—Lo siento—Dijo esta avergonzada—…lo siento mucho.
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La pareja y el mayor de los chicos siguieron al obstinado moreno y se sentaron también.
—Oye emm ...¿y tú estudias algo?—preguntó Mew dirigiéndose a este.
Gulf giró su rostro e hizo una mueca de desagrado.
—¿Acaso te importa?.
—Hijo, por Dios, comportate—le regañó su madre.
—Yo estudio en la Universidad.
Lukkade sonrió.
—Él aún terminará el Instituto pero pronto irá a la Universidad también, ¿Verdad hijo?
—Si, si, lo que tu digas— Respondió este sin mucho afán.
El resto de la velada transcurrió sin mucho más pues a parte de las múltiples carantoñas de la pareja que tuvieron al moreno muy molesto, Mew, se la pasó contemplando a este detenidamente.
Tras subir a las habitaciones, Gulf se encaminó hacia su puerta y cuando iba a entrar a esta, sintió como una mano lo sujetaba por la espalda.
—Hey, ¿Qué coñ...
Tras girarse, este se encontró con que el joven Suppasit lo miraba fijamente a escasos centímetros.
—Mas vale que te acostumbres a vivir aquí, precioso...mi padre y tu madre se merecen ser felices y no voy a permitir que arruines su felicidad, ¿Has entendido?
El moreno rió con burla.
—Nunca me ha gustado que me den órdenes idiota, así que entérate tú...yo haré lo que me dé la real gana y cuando cumpla los malditos dieciocho, me iré de esta lujosa y odiosa pocilga.
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Dicho esto, el moreno abrió la puerta y la cerró con furia, dejando a Mew bastante aturdido.
